Mito-Kondrias
Ya sab¨ªa yo que las mitocondrias de nuestras abuelas traer¨ªan cola. Unos cient¨ªficos se han puesto a analizar esa parte de la herencia gen¨¦tica que transmiten las mujeres a sus hijas. Y han descubierto que el 75% de los europeos y parte de los norteafricanos tienen algo de vascos.
La noticia de que los humanos estamos en un 90% emparentados con las moscas, s¨®lo caus¨® cierto revuelo entre las moscas. Pero esto es m¨¢s serio. Debemos apresurarnos a extraer las consecuencias pol¨ªticas. Hasta ahora sab¨ªamos que los vascos somos vascos, aunque algunos se empe?en en querer ser, adem¨¢s, otras cosas, como espa?ol o alba?il. A partir de ahora, sabemos que los otros, los de fuera, tambi¨¦n son vascos. ?Qu¨¦ significa esto realmente?
Y ahora, toda europa va a reconocernos como madre de todas las patrias
Cuando Sabino Arana descubri¨® su raza vasca, sac¨® la conclusi¨®n de que Bizkaia le pertenec¨ªa. Luego fue a?adiendo territorios a su patrimonio gen¨¦tico. Qu¨¦ contento, si ahora levantase la cabeza y descubriera que la "Euzkadi" de sus sue?os se extiende desde Finlandia hasta el Sahara.
Y yo que me re¨ªa de los que comparan la "cultura milenaria" de los vascos con la china. Ni a la suela de la abarka nos llega ya Confucio. Qu¨¦ son dos mil a?os, o como mucho, tres mil de tao¨ªsmo. Hace diez mil a?os, por lo menos, que nuestras abuelas preparaban tortillas de mitocondrias en los batzokis. Y mientras los abuelos andaban de mamuts, ellas se dedicaban a repartir la simiente por varios continentes. Eso si que es extender cultura. Y no s¨®lo de sangre, sino literaria y en euskara. Que han descubierto los cient¨ªficos que llegaban las etxekoandres a un r¨ªo y dec¨ªan: -A este le pondremos de nombre "Ibar" como Ibarretxe; y a este otro "Iz" como Iztueta.
Y gracias a eso los r¨ªos de Europa tienen nombres como Dios manda. Incluso el Ebro, que no sab¨ªa que su nombre viene de "ibar" y por eso guardaba silencio.
Me quedo contemplando un hacha de silex y no puedo dejar de exclamar maravillada: ?Cu¨¢nta cultura aqu¨ª dentro! Cu¨¢ntas ra¨ªces; y cu¨¢nto esp¨ªritu vasco entre estas melladuras primorosas. Que el esp¨ªritu si s¨®lo es humano, no pasa de ser una vulgaridad. Hay que volver a lo nuestro, en toda su simplicidad mitocondrial. Disolvernos en el caldo primordial. O fetal, que viene a ser algo parecido.
Vayamos a lo pr¨¢ctico. ?C¨®mo queda "lo nuestro" tras los ¨²ltimos descubrimientos cient¨ªficos? Una primera opci¨®n, que podr¨ªamos llamar hitleriana: La tierra vasca nos pertenece y ahora esta tierra llega hasta donde lleguen nuestros genes y nuestros prefijos. Los r¨ªos cuyo nombre contenga "iz" o "ibar" nos pertenecen. Y sus valles y monta?as. Los ciudadanos que tengan alg¨²n mitocondrias vasco, depender¨¢ de si sienten o no el Pa¨ªs. Si lo sienten, podr¨¢n participar en nuestro refer¨¦ndum de soberan¨ªa. Si no lo sienten, podr¨¢n vivir como alemanes en Mallorca, siempre que paguen el impuesto por utilizar nuestro mitocondrias.
Es la confirmaci¨®n gloriosa del Plan Ibarretexe. El ahora m¨¢s que nunca Lehendakari de todos y de todas, pondr¨¢ proa a Estocolmo y Helsinki. Desde lo alto de la escalerilla de su zeppel¨ªn saludar¨¢ emocionado: -Vengo a traeros una gran nueva. Se acab¨® la disputa sobre qui¨¦n descubri¨® Am¨¦rica, si fueron los vikingos o los vascos. ?Todos somos vascos! Acercaos, hijos m¨ªos, que os d¨¦ mi bendici¨®n.
Y as¨ª se acaba el conflicto, porque toda Europa va a reconocer a Euskalherria como madre de todas las patrias. Y se va a dirigir muy seriamente a Madrid exigi¨¦ndole: -Ojo, respeta a nuestra madre.
Pero tambi¨¦n hay otra opci¨®n. ?Por qu¨¦ siempre tendr¨¢ que haber otra opci¨®n? A ¨¦sta podr¨ªamos denominarla palestino-israel¨ª. Consiste en que varios millones de africanos reclamen que el Gughenheim les pertenece por herencia gen¨¦tica; y Ajurianea y los puestos de trabajo de alba?il y los chipirones en su tinta. Y se vendr¨¢n todos en pateras a reclamar lo que es suyo.
Algunos incluso puede que vengan por las buenas. Uno de ellos, un se?or muy correcto, lehendakari de un territorio isl¨¢mico junto al Atlas, de nombre Ibar-Al-Saib (emparentado quiz¨¢s con nuestro lehendakari) nos propondr¨¢ el pacto para la convivencia con los nuevos vascos, un estatus de libre asociaci¨®n basado en el di¨¢logo y el consenso. Convocar¨¢ a consulta popular a sus paisanos, esos millones de anfitriones de mitocondrias euskaldunas. Y en aplicaci¨®n del plan se repartir¨¢n los impuestos, el trabajo y lo incentivos para nuevas empresas. Todo en base al justo planteamiento asim¨¦trico de que los nuevos vascos han estado discriminados todo el tiempo en que han venido siendo considerados no-vascos. Desde luego, no aceptar¨¢n ning¨²n veto; porque est¨¢ en juego, naturalmente, la voluntad de un pueblo en marcha.
Y si los nacionalistas tradicionales no aceptaran esta actitud dialogante y pac¨ªfica, que no olviden que hay otros, m¨¢s j¨®venes e impacientes, dispuestos a ense?arles lo que vale un conflicto.
?Qu¨¦ har¨¢ Ibarretxe en ese trance? No s¨¦ si me atrever¨¦ a decirlo: Creo que llamar¨¢ a la Guardia Civil.
Para pedir el cumplimiento del t¨ªtulo octavo de la Constituci¨®n. Por favor...
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