Karel Reisz, alma del 'free cinema' brit¨¢nico
El movimiento -parte esencial de la evoluci¨®n del cine europeo moderno- llamado el free cinema brit¨¢nico de los a?os sesenta tuvo como motor y alma a un joven checo, un inquieto e imaginativo artista, un agitador y luchador llamado Karel Reisz, nacido el 21 de julio de 1926 en una familia jud¨ªa de Ostrava. Su mujer comunic¨® ayer que, tras seis meses de enfermedad, Karel Reisz muri¨® el pasado lunes, en su casa de Londres, a los 76 a?os.
En 1938, tras la ocupaci¨®n por los ej¨¦rcitos de la Alemania nazi del territorio checo de los Sudetes, Reisz, con doce a?os, huy¨® de Checoslovaquia en un c¨¦lebre tren, fletado por familias perseguidas, lleno de ni?os, que pudieron escapar en el ¨²ltimo minuto de la zarpa de Hitler. Los padres de Reisz se quedaron en su casa y no tardaron en engrosar una de las listas de gentes devoradas por las c¨¢maras de gas de los campos de exterminio nazis, al tiempo que el exilio de su hijo finalizaba en Inglaterra, donde pronto ech¨® Reisz ra¨ªces y, siendo a¨²n muy joven, fue atrapado por el v¨¦rtigo de la guerra y se hizo piloto de combate en la Secci¨®n Checa de RAF, las legendarias fuerzas aereas brit¨¢nicas que borraron a la L¨¹ftwaffe de Goering del cielo de Europa.
Acabada la guerra, Karel Reisz dej¨® los mandos de su avi¨®n Spitzfire y cogi¨® los de una liviana c¨¢mara Arri de cine documental. Y lo hizo para seguir luchando en la misma pelea con otras armas. Nunca dej¨® Reisz de ser un combatiente, porque bien a la caza de im¨¢genes detr¨¢s de una c¨¢mara o bien de ritmos secuenciales detr¨¢s de una moviola -suyo es el libro La t¨¦cnica del montaje, escrito en 1953, que es una obra esencial de la teor¨ªa y la did¨¢ctica de la construcci¨®n del filme moderno, cuya influencia fue y es enorme-, todo cuanto hizo, al menos en su juventud, es obra de una imaginaci¨®n en guerra permanente contra el conservadurismo ideol¨®gico, contra la rutina formal y contra la pereza intelectual que, en l¨ªneas generales, y con eminentes excepciones, se instalaron en el cine europeo, incluido el brit¨¢nico, durante la modorra de la posguerra.
Tras pasar por las aulas de Qu¨ªmica de la Universidad de Cambridge, Reisz decidi¨® dar un vuelco a su vida y salt¨® desde la ense?anza al territorio sin vuelta atr¨¢s de los viveros de cine del National Film Institute y, sobre todo, de las redacciones de las revistas Sequence (que fue una publicaci¨®n crucial, el nido te¨®rico del free cinema, que ¨¦l que lleg¨® a dirigir) y Sight and Sound, desde cuyas p¨¢ginas de teor¨ªa y de cr¨ªtica -y en alternancia con actividades creativas en todos los niveles del oficio cinematogr¨¢fico, pero sobre todo en la producci¨®n y la filmaci¨®n de documentos c¨¢mara en mano y sobre las aceras de las ciudades inglesas- abri¨® paso a paso, mano a mano con Lindsay Anderson y Tony Richardson, los caminos del movimiento del free cinema, al que ¨¦l aport¨® en 1960 la obra fundacional S¨¢bado noche, domingo ma?ana, en la que salt¨® al mundo el gran Albert Finney, que se escap¨® del teatro para producir e interpretar esta pel¨ªcula, que lleva dentro el germen de un giro en la historoia del cine brit¨¢nico. Y aport¨® tambi¨¦n dos filmes con calidades program¨¢ticas dentro de ese giro: el fallido Night Must Fall (1964) y el muy interesante, y premonitorio del cine posterior, Morgan, un caso cl¨ªnico (1966).
En S¨¢bado noche, domingo ma?ana y Morgan, un caso cl¨ªnico, Karel Reis aplic¨®, con gesto innovador y aires de punto sin retorno, a la ficci¨®n cinematogr¨¢fica lo fundamental de su aprendizaje en media docena de vivaces y vibrantes trabajos de cine de documental hecho a vuela c¨¢mara, de esquina en esquina. Fue, en efecto, productor del cortometraje Todos los d¨ªas excepto Navidad, donde debut¨® en 1955 Lindsay Anderson; produjo, escribi¨®, dirigi¨® y mont¨® al alim¨®n con Tony Richardson Momma Dont Allow, en 1955, e hizo a solas We are the Lambeth Boys.
Este equipaje b¨¢sico de c¨¢mara realista y esta agilidad de documentalista puro, a?adido a su notabil¨ªsimo esfuerzo cr¨ªtico y te¨®rico, dieron a la mirada de Reisz, junto a solvencia y hondura, el don de la agilidad y la prontitud, esa alada capacidad para hacer entrar la l¨®gica de lo vivo en la de lo representado, que le permiti¨®, desde puntos de partida, sensibilidades y experiencias vitales distintas, confluir con la oleada vitalista e iconoclasta de los llamados j¨®venes airados del teatro brit¨¢nico, sobre todo con Alan Sillitoe, que escribi¨® para ¨¦l la ya citada S¨¢bado noche, domingo ma?ana.
Y la escasa, pero vigorosa y de gran alcance, obra brit¨¢nica de Reisz se cerr¨® con la gran producci¨®n Isadora (1968) -cuya finalizaci¨®n le fue arrebatada por los productores, que arrancaron 40 minutos de metraje-, cuyo ¨¦xito le abri¨® las puertas de Hollywood, que ¨¦l atraves¨® con cautela, y s¨®lo a medias, para dirigir El jugador en 1974, Nieve que quema en 1978 y, a medio camino entre EE UU e Inglaterra, el c¨¦lebre melodrama La mujer del teniente franc¨¦s en 1981, que cerr¨® su carrera con un filme de audiencia mundial.-
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