Razonable flexibilidad
La Comisi¨®n Europea ha reaccionado en la buena direcci¨®n ante una de las inconsistencias m¨¢s expl¨ªcitas de la pol¨ªtica econ¨®mica del ¨¢rea euro: la que obligaba a satisfacer simult¨¢neamente el cumplimiento estricto del denominado Pacto de Estabilidad y Crecimiento y la m¨¢s perentoria de superar los riesgos asociados a la actual desaceleraci¨®n econ¨®mica que, sin excepci¨®n, viven todos los pa¨ªses europeos. Es muy razonable la decisi¨®n de la Comisar¨ªa de Econom¨ªa y Asuntos Monetarios que revisa los t¨¦rminos de ese compromiso, incorpora criterios adicionales al del d¨¦ficit p¨²blico y particulariza su cumplimento en funci¨®n del crecimiento.
El Pacto fue ampliamente cuestionado en su versi¨®n original, impuesta en 1997 por las autoridades alemanas. T¨¦cnicos y pol¨ªticos conven¨ªan en la inadecuaci¨®n de esta f¨®rmula para satisfacer un prop¨®sito de todo punto necesario: garantizar un grado de coordinaci¨®n suficiente de las pol¨ªticas presupuestarias para asegurar la estabilidad econ¨®mica y financiera en el ¨¢rea monetaria. La formulaci¨®n de ese pacto, tomando como exclusivo criterio un d¨¦ficit p¨²blico que no excediera el 3% del PIB, so pena de entrar en un complicado expediente que podr¨ªa derivar en importantes sanciones, no s¨®lo no garantizaba una m¨¢s eficaz coordinaci¨®n de las pol¨ªticas presupuestarias, sino que profundizaba en el riesgo de hacer m¨¢s intensas las recesiones en el caso de los pa¨ªses situados al l¨ªmite.
Sobre Portugal, Alemania y en menor medida Francia, pesaban esas amenazas de forma inmediata. Si Alemania tuviera que reconducir con urgencia su actual desequilibrio presupuestario, el resto de la regi¨®n sufrir¨ªa en t¨¦rminos de crecimiento econ¨®mico. La mayor flexibilidad en la aplicaci¨®n de ese acuerdo, as¨ª como la utilizaci¨®n de criterios adicionales en la medici¨®n de la estabilidad presupuestaria, como el nivel de deuda p¨²blica, no s¨®lo favorece, como pretende el comisario Solbes, la recuperaci¨®n del crecimiento en Europa, sino que orienta la pol¨ªtica presupuestaria sobre bases m¨¢s completas y racionales; en definitiva, m¨¢s susceptibles de singularizar en funci¨®n de la situaci¨®n particular de cada pa¨ªs.
Los nuevos criterios permiten tambi¨¦n a los pa¨ªses con unas finanzas p¨²blicas sanas orientar el gasto hacia decisiones que propicien no s¨®lo el crecimiento y el empleo, sino el fortalecimiento de la base de capital necesaria para garantizar crecimientos de la productividad. Un criterio aplicable a la econom¨ªa espa?ola, en la que el saneamiento de las finanzas p¨²blicas parece conseguirse a costa de la inversi¨®n en capital f¨ªsico, tecnol¨®gico y humano, muy por debajo de los correspondientes promedios del ¨¢rea euro.
Si queremos recuperar los ritmos de crecimiento del pasado y que sean compatibles con un aumento de la competitividad de nuestras empresas, deber¨ªa procurarse una mayor inversi¨®n en capital tecnol¨®gico, en particular del sector p¨²blico. ?nicamente unas condiciones financieras adversas podr¨ªan disuadir de ese necesario esfuerzo inversor que la econom¨ªa espa?ola necesita. Los tipos de inter¨¦s a los que puede endeudarse el Tesoro espa?ol son los m¨¢s bajos de la historia y propician ese esfuerzo inversor al que invita la flexibilizaci¨®n actual del pacto de estabilidad. De lo contrario se podr¨ªan mantener las cuentas formalmente equilibradas, pero a costa de una prosperidad futura ya amenazada por las nuevas incorporaciones a la Uni¨®n Europea con ventajas competitivas similares a las que actualmente tiene la econom¨ªa espa?ola.
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