Musulmanes en la costa, cristianos en el interior

Hasta que los brit¨¢nicos se adentraron hacia las sabanas y las monta?as del interior a mediados del siglo XIX, la costa era la ¨²nica parte de la actual Kenia que estaba abierta al mundo. Esta gran diferencia en la evoluci¨®n hist¨®rica se puede ejemplificar con el contraste entre las dos grandes ciudades de Kenia. Cuando Nairobi apenas era un villorrio rodeado de granjas, a finales del XIX o comienzos del XX (la ¨¦poca en que la escritora danesa Isaak Dinesen escribi¨® sus Memorias de ?frica en 1937), Mombasa era uno de los mayores puertos del ?ndico africano. Las tornas cambiaron en apenas unas d¨¦cadas y hoy Nairobi roza los dos millones y medio de habitantes, frente a los poco m¨¢s de 800.000 de Mombasa.

Estrat¨¦gico punto de escala en las circunnavegaciones de los portugueses por ?frica en el XVI o de las incursiones de mercaderes o guerreros de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga desde mucho antes, Mombasa se convirti¨® con el paso de los siglos en una urbe multicultural, pero con predominio musulm¨¢n. Este factor religioso sigue pesando en el abismo social, cultural y geogr¨¢fico que separa Mombasa y todo el litoral del ?ndico del resto de Kenia. Es m¨¢s, esta circunstancia ha convertido a los kenianos de la costa, donde se concentra la mayor¨ªa del 7% de musulmanes de este pa¨ªs poblado por unos 30 millones de habitantes, en una minor¨ªa que ha denunciado constantemente su marginaci¨®n hasta el punto de protagonizar peri¨®dicas revueltas sociales, la ¨²ltima en 1997.

De hecho, la relaci¨®n de los musulmanes con la mayor¨ªa cristiana -casi el 80% de kenianos- ha sido una permanente fuente de conflictos para el r¨¦gimen del presidente Daniel Arap Moi, que dejar¨¢ el poder tras las elecciones del pr¨®ximo mes de diciembre tras gobernar el pa¨ªs desde 1978.

No resulta extra?o, pues, que la abigarrada Mombasa se haya convertido en una plaza fuerte del integrismo isl¨¢mico en ?frica y en escenario de atentados terroristas como el de ayer.