"Propongo un museo que mire al accidente cara a cara"
La Fundaci¨®n Cartier le ha encargado al urbanista y fil¨®sofo Paul Virilio (Par¨ªs, 1932) una gran exposici¨®n sobre el accidente, que titula Ce qui arrive (lo que llega), continuaci¨®n l¨®gica de la que organizara, hace diez a?os y para la misma instituci¨®n, sobre la velocidad (La Vitesse). Hasta el 30 de marzo de 2003 podr¨¢ visitarse en Par¨ªs.
PREGUNTA. ?Por qu¨¦ el accidente?
RESPUESTA. Si algo caracteriza a la sociedad contempor¨¢nea es la importancia que ha cobrado la velocidad, la aceleraci¨®n. Su ideal hoy lo o¨ªmos repetido constantemente: flujo tendido, cero almacenamiento. Y esa l¨®gica de la respuesta inmediata, autom¨¢tica, se aplica a todos los terrenos. Por ejemplo, el de la guerra. Los misiles antimisiles o el sistema de defensa que quiere instalar Bush gracias a los sat¨¦lites hace que las armas disparen sin necesidad, no ya de consulta previa de la opini¨®n p¨²blica y de la representaci¨®n popular, sino independientemente de la decisi¨®n de cualquier responsable. Es el contestador autom¨¢tico de la guerra. La consecuencia l¨®gica de esa aceleraci¨®n es el accidente. El d¨ªa en que se inventa el barco se inventa tambi¨¦n el naufragio, el tren lleva aparejado el descarrilamiento y el avi¨®n el estrellarse. Arendt dice que "el progreso y la cat¨¢strofe son la cara y la cruz de una misma moneda". Yo propongo crear un museo del accidente. Si existe un museo de la guerra, no veo por qu¨¦ no debemos poner en marcha uno del accidente. Se trata de arrebatar de las manos de la televisi¨®n esa casi exclusiva. La peque?a pantalla utiliza el accidente, vive de ¨¦l, pero para crear miedo, y el museo que propongo es para poder mirar el accidente a los ojos, cara a cara, aprender a leerlo.
"Antes, las cat¨¢strofes se produc¨ªan en un sitio preciso y sus consecuencias eran cuantificables. Chern¨®bil es la cantidad desconocida"
P. En la exposici¨®n, usted privilegia dos accidentes: el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York y la explosi¨®n nuclear de Chern¨®bil. ?Por qu¨¦? ?Es admisible equiparar accidente y atentado?
R. El 11 de septiembre en Nueva York se utilizan como armas dos veh¨ªculos, se instala una confusi¨®n fatal entre atentado y accidente y un acto de guerra hace total abstracci¨®n del n¨²mero de v¨ªctimas inocentes. Los nihilistas rusos pod¨ªan intentar matar al zar, no reparar en los da?os que causaba su gesto, pero nunca hubieran matado s¨®lo a inocentes, a miles de personas inocentes. Y esos miles hubieran podido ser muchos m¨¢s, basta con cambiar los aviones utilizados como misiles y sustituirlos por el futuro Airbus de 800 plazas. Los rascacielos no habr¨ªan ca¨ªdo sobre s¨ª mismos sino sobre otros rascacielos, multiplicando la masacre. Y Chern¨®bil es importante porque es un accidente en el tiempo. Hasta ahora, las cat¨¢strofes se produc¨ªan en un sitio preciso y su efecto, sus consecuencias, eran cuantificables. Chern¨®bil es la cantidad desconocida. No sabemos cu¨¢nta gente muri¨® ni los que morir¨¢n, pero, sobre todo, no sabemos si la radiaci¨®n se prolongar¨¢ 100 a?os o 2.000. Si la Torres Gemelas son un atentado camuflado de accidente, Chern¨®bil es un accidente que fue tratado como una guerra. Se enviaron soldados a luchar contra un enemigo invisible.
P. ?La mundializaci¨®n cambia el sentido del accidente?
R. Ya hemos tenido accidentes globales, como el crash burs¨¢til, en buena parte debido a la aceleraci¨®n aparejada a la inform¨¢tica. Lo que me interesa es que la mundializaci¨®n no significa una obertura sino un cierre o, dicho con mayor exactitud, la conciencia del fin, de los l¨ªmites. De pronto, sabemos que el planeta es peque?o para nuestras capacidades, entre ellas la de destrucci¨®n. El partido ecologista es el partido de esa conciencia, pero para ello debe evitar el peligro escatol¨®gico, la tentaci¨®n apocal¨ªptica. El nazismo fue ese partido escatol¨®gico, pero a escala nacional o europea. El interrogante sobre los l¨ªmites, que antes planteaba la metaf¨ªsica o la religi¨®n, es ahora el que plantean los ecologistas, pero lo hacen de manera equivocada. Einstein dec¨ªa que la imaginaci¨®n es m¨¢s importante que el conocimiento. Hoy necesitamos imaginar los l¨ªmites antes de que ¨¦stos nos sean impuestos por una l¨®gica de seguridad, inevitablemente escatol¨®gica. Los terroristas lo han entendido desde hace tiempo. En los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich, el secuestro estaba planteado en funci¨®n de la televisi¨®n. Utilizan la circulaci¨®n de las im¨¢genes, la retransmisi¨®n en tiempo real, la desterritorializaci¨®n. Han conquistado antes la peque?a pantalla que Palestina. Hollywood tambi¨¦n va de la mano del Pent¨¢gono, las cintas de cat¨¢strofes se convirtieron en las producciones de referencia en el mismo momento en que surgi¨® ese terrorismo que ahora amenaza con una primera guerra civil mundial, sin himnos ni banderas, sin declaraciones ni armas, pero con explosiones en todas partes.
P. En la Fundaci¨®n Cartier, su aproximaci¨®n al museo del accidente se hace desde una perspectiva art¨ªstica.
R. S¨ª, pero no exclusivamente. Lebbeus Woods presenta una instalaci¨®n sobre la ca¨ªda, el hundimiento. La base de la arquitectura es la est¨¢tica y la resistencia de los materiales, es decir, no se construye si no es desafiando y oponi¨¦ndose a la ca¨ªda. Nancy Rubins, con sus esculturas hechas con fragmentos de avi¨®n, evoca la ca¨ªda aeron¨¢utica o aerodin¨¢mica. Stephen Vitiello ha compuesto un ambiente sonoro para esas dos obras. En la cripta est¨¢ lo que yo llamo la cantidad desconocida, un laberinto en cuyo centro hallamos Chern¨®bil y al que accedemos a trav¨¦s de obras de diversos artistas -Jonas Mekas, Artavazd Pelechian, Bruce Conner, Tony Oursler, etc¨¦tera-, pero tambi¨¦n del material facilitado por el Instituto Nacional del Audiovisual (INA) y la agencia France Presse. Es una prefiguraci¨®n del museo. Albert Camus dec¨ªa que si el siglo XVII fue el de las matem¨¢ticas, el XVIII el de la f¨ªsica y el XIX el de la biolog¨ªa, el siglo XX era el del miedo, que sin ser una ciencia s¨ª es fruto de una t¨¦cnica y de esas ciencias que hoy tienen capacidad para destruir el mundo. El museo del accidente que propongo ser¨¢ pues el de las ciencias y t¨¦cnicas de producci¨®n del miedo.
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