El precio de la primera medalla
Un d¨ªa despu¨¦s de llegar a Madrid con la primera medalla mundial de la gimnasia art¨ªstica femenina espa?ola, Elena G¨®mez estaba de vuelta en el gimnasio. Se hab¨ªa despedido de sus padres y volv¨ªa a la rutina: alrededor de siete horas diarias de entrenamiento y un mundo que se reduce a las fronteras del Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Madrid, donde estudia, entrena y vive en un piso compartido con ocho compa?eras m¨¢s, ni?as gimnastas como ella, bajo estricta vigilancia.
Acaba de cumplir 17 a?os, aunque su 1,46 metros y sus 38 kilos de peso no lo dir¨ªan. Es de las veteranas del equipo, donde s¨®lo la ol¨ªmpica Sara Moro ha cumplido los 18, y no de las m¨¢s bajas. Su vida ha cambiado poco desde los 13, cuando la Federaci¨®n Espa?ola de Gimnasia le propuso dejar su casa en Manacor (Mallorca), a sus padres y cinco hermanos, y venir concentrada a Madrid. "Primero vine a probar un poco, tres semanas, para ver si me gustaba. Y me qued¨¦", asegura sin dudas.
La rutina diaria consiste en unas siete horas de entrenamiento, y su mundo se reduce a las fronteras del Centro de Alto Rendimiento
Cuando rondan los 13 a?os deben decidir si quieren luchar por ser la mejor gimnasta del mundo, lo que exige abandonar a sus familias
?sa es la prueba de fuego para estas ni?as, que suelen empezar en el deporte a edades casi imposibles -Elena lo hizo con seis-, siempre como un juego. Cuando rondan los 13 a?os deben decidir si quieren luchar por ser la mejor gimnasta del mundo, lo que exige abandonar a sus familias y anteponer la gimnasia a todo lo dem¨¢s.
Si deciden probar, como Elena, el programa es brutal: "Nos levantamos a las 7.40; de 8.20 a 11.00 vamos al colegio; luego, entrenamiento hasta las 14.30; a las 15.00, y hasta las 17.15, otra vez a clase, y luego entrenamos de 17.30 a 21.00 o 21.30", recita de carrerilla la campeona del mundo de suelo. El ¨²nico d¨ªa libre es el domingo y tambi¨¦n la tarde del jueves. Un fin de semana al mes vuelven a casa con sus padres. Este verano, Elena tuvo una semana de vacaciones, recuerda su madre, Antonia Servera. Es raro que las ni?as aguanten m¨¢s de tres a?os bajo este r¨¦gimen, reconoce Angelines Garc¨ªa, ex gimnasta con tres mundiales y tres europeos a sus espaldas y secretaria t¨¦cnica de la Federaci¨®n Espa?ola de Gimnasia en la categor¨ªa femenina.
Esta apretada agenda laboral se interrumpe al ritmo de los campeonatos importantes. As¨ª que la mallorquina, por seguir con el ejemplo del ¨¦xito, dej¨® colgado este curso para preparar los Campeonatos del Mundo de Hungr¨ªa, y ha vuelto a Manacor este fin de semana, tras dos meses de ausencia. Visto el calendario para los pr¨®ximos a?os, con mundiales clasificatorios el a?o que viene y Juegos Ol¨ªmpicos en 2004, la propia Elena reconoce que "ahora va a ser m¨¢s dif¨ªcil".
"El sistema es duro y lleva funcionando muchos a?os", reconoce la responsable t¨¦cnica. Exige un periodo de adaptaci¨®n que var¨ªa "en funci¨®n de cada ni?a", y que tiene m¨¢s que ver con sus cabezas que con sus condiciones f¨ªsicas. Lenika de Simone (14 a?os), por ejemplo, ha tardado casi un a?o en acostumbrarse a su nuevo pa¨ªs -se mud¨® con sus padres desde Florida (EE UU)- y a su nueva familia. Otras abandonan a los 15 d¨ªas, como Mar¨ªa Sevilla, que se volvi¨® a Asturias tras dos semanas en Madrid. Las catalanas -entre ellas las ol¨ªmpicas Marta Cusid¨® y Laura Mart¨ªnez- tambi¨¦n se han vuelto a casa, pero con la ventaja de que en Sant Cugat funciona otro centro de alto rendimiento.
?Qu¨¦ padre estar¨ªa dispuesto a enviar a sus hijas a ese infierno a cambio de, como mucho, una medalla? Los de Elena, ama de casa y polic¨ªa local, dudaron, pero al final decidieron dejarla marchar y la ven feliz: "Ten¨ªa claro que si Elena quer¨ªa ir para arriba ten¨ªa que ir a Madrid", explica Antonia, su madre, para quien la explicaci¨®n es que "estas ni?as viven por y para entrenar". La propia gimnasta explica que no se toma su dedicaci¨®n "como un trabajo porque un trabajo es para ganarse la vida" y que "hubiera sido una pena desaprovechar la oportunidad".
Para Angelines Garc¨ªa, en ese momento "mandan las ni?as". A sus 38 a?os, y embarazada de una ni?a, asegura: "Si volviese a nacer, volver¨ªa a ser gimnasta, pero no s¨¦ si me gustar¨ªa que mi hija lo fuera. Eso s¨ª, si ella me lo pidiera, no s¨¦ si ser¨ªa capaz de decirle que no". En el gimnasio, las ni?as funcionan como adultas, y ¨¦se es uno de los rasgos que seg¨²n todos los consultados las definen. Otros repetidos son "responsables", "disciplinadas", "fuertes", "muy centradas" o "diferentes". Van pasando por los aparatos bajo la mirada lejana y atenta de sus entrenadores, con Jes¨²s Carballo, Fillo, el seleccionador desde hace 25 a?os, al frente.
Un programa muy duro
No hay risas y s¨ª mucho trabajo. Elena tiene tregua y no volver¨¢ a entrenar a un ritmo normal hasta ma?ana. A pesar de ello, aguanta las cuatro horas del entrenamiento de la tarde. Patricia Moreno, un pispajo de 14 a?os y apenas 1,30 metros, lucha con la barra de equilibrios bajo la supervisi¨®n de Almudena San Jos¨¦; Lenika de Simone, de la misma edad, en las paralelas, con la ayuda de Eva Rueda, ex gimnasta ol¨ªmpica; Sara Moro, tras superar una operaci¨®n de espalda y una lesi¨®n en el codo, tienta tambi¨¦n las paralelas; tres ni?as ensayan series con Luc¨ªa Guisado, y una m¨¢s, la r¨ªtmica de su ejercicio de suelo ante Fuensanta Ros, ex miembro del Ballet Nacional y madre de la coreograf¨ªa que dio la victoria a Elena hace una semana. Dos de las chicas andan con muletas.
La ¨²nica interrupci¨®n son unos aplausos: Cayetana Medina (16 a?os) acaba de realizar un elemento en paralelas que no hace ninguna gimnasta espa?ola, explica orgulloso Carballo (57 a?os), y sus compa?eras se lo reconocen.
Elena ha logrado evitar trabas que truncan la carrera de muchas gimnastas: nunca ha sufrido una lesi¨®n grave, le gusta competir, se crece ante las presiones y sobre todo "tiene la cabeza muy bien amueblada", asegura la secretaria t¨¦cnica de la federaci¨®n, y "los objetivos muy claros", seg¨²n su madre. Adem¨¢s siempre ha contado con el apoyo de su familia, primero econ¨®mico, cuando acudir al Campeonato de Espa?a corr¨ªa de su bolsillo o hac¨ªa visitas rel¨¢mpago a Madrid con su preparadora, Juana Mar¨ªa Rig¨®, para entrenarse unos d¨ªas con Fillo; ahora sus padres la siguen a todas las competiciones que pueden, y su madre viaja cada 15 d¨ªas a Madrid y habla a diario con ella por tel¨¦fono.
"Si no le gustara, no trabajar¨ªa tanto", subraya Antonia, para quien, aunque Elena sea hoy autosuficiente gracias a un sueldo de la Asociaci¨®n de Deportes Ol¨ªmpicos, "sigue siendo una ni?a".
Esto se nota cuando abandona el gimnasio, con sus compa?eras, ya de noche cerrada. Se encaminan por parejas, cada una a su ritmo, hasta el piso que comparten a cinco minutos de paseo desde el gimnasio. La vivienda tiene capacidad para 14 gimnastas, pero ahora s¨®lo viven nueve. Elena comparte habitaci¨®n con la otra veterana, Sara Moro. A simple vista podr¨ªa ser la de cualquier estudiante universitario: una litera -la de la campeona es la de arriba-, fotos de la familia, una estanter¨ªa no muy grande y un peque?o televisor. Todo muy ordenado.
Es en ese piso, bajo la supervisi¨®n de una tutora, donde la seriedad del gimnasio desaparece y las gimnastas se relajan un poco. Cenan, ven la tele -el ¨²nico programa que siguen rigurosamente es la serie Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨® todos los jueves por la noche- y se arremolinan curiosas en torno al m¨®vil que le regalaron a la campeona en el mundial. Entonces se vuelven ni?as, incluso algo infantiles para su edad. La luz se apaga a las 23.30. Y as¨ª hasta los Juegos Ol¨ªmpicos.
Por amor al deporte
S?LO LOS MEJORES gimnastas espa?oles pueden vivir de su deporte. En estos momentos, los 26 de las tres disciplinas -masculina, femenina y r¨ªtmica- becados por la Asociaci¨®n de Deportes Ol¨ªmpicos (ADO), que cobran entre 9.000 y 48.081 euros. Esta ¨²ltima cantidad estaba reservada hasta ahora para el campe¨®n ol¨ªmpico Gervasio Deferr y es la misma que cobrar¨¢ Elena G¨®mez a partir de enero. Estas becas dependen directamente de los resultados de los deportistas en las grandes competiciones, son revisadas cada a?o salvo para los medallistas ol¨ªmpicos -la tregua es bianual- y s¨®lo duran mientras el gimnasta est¨¢ en activo. Para las chicas, esa jubilaci¨®n suele llegar en torno a los 20 a?os y son excepci¨®n las que aguantan de unos Juegos Ol¨ªmpicos a otros. Los entrenadores lo tienen a¨²n m¨¢s dif¨ªcil. "En este pa¨ªs s¨®lo vive de la gimnasia Jes¨²s Carballo [seleccionador nacional femenino], coinciden varios de los consultados. La lista de deserciones en este campo durante los ¨²ltimos a?os ha sido larga, incluida la de Juana Mar¨ªa Rig¨®, la primera entrenadora de la campeona del mundo de suelo, que ha cambiado el gimnasio Manacor, donde empez¨® Elena G¨®mez, por una tienda de deportes.
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