Todo el planeta bajo sospecha
El proyecto de espionaje mundial de EE UU arranca entre dudas sobre su capacidad operativa y sus l¨ªmites legales
El Pent¨¢gono desarrolla una vasta red de espionaje indiscriminado y global, un Gran Hermano planetario, para combatir la amenaza asim¨¦trica del terrorismo. El plan, Total Information Awareness (TIA), hasta ahora secreto y sin precedentes en la historia, rastrear¨¢ diariamente miles de millones de transacciones bancarias, comunicaciones, compras, viajes, documentos de identidad o historiales m¨¦dicos y laborales de ciudadanos del mundo, a los que tendr¨¢n "acceso instant¨¢neo" los servicios secretos de Estados Unidos. Ir¨¢ acompa?ado adem¨¢s de c¨¢maras capaces de ver a gran distancia. Washington asegura que, aunque el plan es ambicioso, protege los derechos de los "inocentes"; los grupos de derechos civiles creen que lo ¨²nico que asegura es el fin del derecho a la privacidad.
"Nos encaminamos a una Am¨¦rica de George Orwell", dice una senadora
Washington asegura que, aunque el plan es ambicioso, protege a los "inocentes"
El proyecto es tan controvertido como su arquitecto, el vicealmirante John Poindexter, uno de los responsables de la trama Ir¨¢n-Contra de la era Reagan, que vend¨ªa ilegalmente armas a Ir¨¢n y desviaba los fondos a la Contra nicarag¨¹ense. Condenado y perdonado despu¨¦s durante el mandato del primer presidente Bush, sus enemigos le califican como un hombre sumamente inteligente y sin escr¨²pulos. Su jefe en el Pent¨¢gono, Peter Aldridge, subsecretario de Defensa para Log¨ªstica y Tecnolog¨ªa, dijo esta semana, al ser presionado para que explicara c¨®mo hab¨ªan encargado un proyecto semejante a un hombre con un pasado turbio que "John s¨®lo se encargar¨¢ de construirlo, no de implantarlo". Esto lo har¨¢n los esp¨ªas profesionales, aunque, seg¨²n Aldridge, todav¨ªa no han determinado si ser¨¢ la CIA, la DIA, la Agencia Nacional de Seguridad o el FBI, o todos a la vez.
Poindexter no habla con la prensa, pero en un reciente testimonio ante el Congreso describi¨® as¨ª la red TIA: "Las tecnolog¨ªas que estamos creando revolucionar¨¢n nuestra capacidad de detectar, clasificar e identificar a los terroristas y descifrar sus planes, y con ello nos permitir¨¢n actuar a tiempo para prevenir un ataque antes de que lo ejecuten".
El prototipo lo ide¨® el propio Poindexter a ra¨ªz de los atentados del 11-S y lo est¨¢n construyendo en un departamento del Pent¨¢gono denominado Defense Advanced Research Project Agency, DARPA (cuyo precursor, ARPA, fue el inventor de Internet). El grado de avance de TIA es desconocido. Seg¨²n Aldridge, por ahora s¨®lo trabajan con simuladores de transacciones y comunicaciones. Este a?o cuentan con un presupuesto de 10 millones de d¨®lares, aunque fuentes de inteligencia hablan de 200 millones.
Cualquiera que sea la cifra "es dinero tirado a la basura", opina el ex senador dem¨®crata y ex aspirante a la presidencia Gary Hart, que se opone a TIA por razones ¨¦ticas y t¨¦cnicas, convencido de que la propia magnitud de las bases de datos que pretende vigilar impide una criba eficaz de la informaci¨®n. Otros pol¨ªticos, como la senadora Dianne Feinstein, se oponen exclusivamente por las implicaciones para los derechos de los norteamericanos, hasta ahora protegidos del espionaje dom¨¦stico. "Nos encaminamos a una Am¨¦rica de George Orwell", subraya. Feinstein est¨¢ preparando un proyecto de ley para evitar ese futuro.
El minado de bases de datos es el componente m¨¢s pol¨¦mico de TIA, un sistema modular que incluye reconocimiento biom¨¦trico a larga distancia del enemigo; miniaparatos port¨¢tiles de traducci¨®n simult¨¢nea -de doble v¨ªa y en decenas de lenguas-, que permiten a soldados o esp¨ªas comunicarse con los oriundos en lugares remotos, procesar documentos, etc¨¦tera, o minirobots que "piensan, analizan y debaten con su portador" para resolver en el acto conflictos log¨ªsticos en el terreno de batalla militar o en una situaci¨®n de espionaje convencional; otros detectan en cuesti¨®n de segundos sustancias biol¨®gicas y qu¨ªmicas, ante la eventualidad de un atentado.
Todas son t¨¦cnicas que hasta ahora parec¨ªan de ciencia ficci¨®n, pero ?son viables? Depedender¨¢ de una conjunci¨®n de factores, el primero y principal es la colaboraci¨®n internacional de estamentos gubernamentales y del sector privado. Es decir, si un banco, agencia de viajes, o un ministerio del interior de otra pa¨ªs se niega a facilitar acceso a la informaci¨®n, Washington no tiene un mecanismo legal para forzarles.
Y dentro de EE UU la legitimidad es tambi¨¦n el caballo de batalla. Aunque por el momento muy pocos estadounidenses conocen el proyecto de espionaje, lo cierto es que est¨¢n desamparados al no existir un marco jur¨ªdico que los proteja de potenciales abusos. La ley que proh¨ªbe espiar a norteamericanos data de 1974 y sus preceptos se han quedado obsoletos con respecto a la tecnolog¨ªa actual y, m¨¢s a¨²n, con la que desarrolla el Pent¨¢gono. El dilema no se hab¨ªa producido antes porque la ¨²nica red de espionaje global, la supersecreta Echelon, capaz de monitorear las comunicaciones por Internet, fax y tel¨¦fono, es s¨®lo de ¨¢mbito internacional. (TIA desplaza tecnol¨®gicamente a Echelon, seg¨²n los expertos, pero no est¨¢ claro si ¨¦sta seguira operativa o no).
A los obst¨¢culos diplom¨¢ticos y legales se a?aden las limitaciones t¨¦cnicas de TIA, a juicio de los expertos. Cabe la posibilidad, afirman, de que las ambiciosas dimensiones de la red la conviertan en un sistema entr¨®pico, en el que una informaci¨®n crucial se quede enterrada en una galaxia de datos. Lee Tien, abogado de Electronic Frontier Foundation, teme "un sistema que mezcle lo peor de los dos mundos, incapaz de predecir atentados por la masiva e irrelevante informaci¨®n que tiene que sortear, pero perfectamente capaz de espiar a ciudadanos corrientes".
Su an¨¢lisis lo secunda Paul Werbos, especialista de inteligencia artificial de National Science Foundation, y a?ade que los terroristas se las ingeniar¨¢n para evitar el sistema: "?Cu¨¢ntos terroristas se van a escabullir y cu¨¢nta gente inocente va a ser injustamente fichada?".
Padre del Ir¨¢n-Contra
John Poindexter ha resurgido de las cenizas del esc¨¢ndalo Ir¨¢n-Contra, que se destap¨® en 1986 para convertirse, de nuevo, en uno de los tres o cuatro hombres m¨¢s poderosos de EE UU. La sangre fr¨ªa que le atribuyen sus cr¨ªticos es s¨®lo equiparable a su sentido de lealtad a los intereses de su pa¨ªs. Lo demostr¨® con Ronald Reagan, autoinmol¨¢ndose pol¨ªticamente como chivo expiatorio en el juicio Ir¨¢n-Contra para escudar al presidente.Era entonces asesor nacional de Seguridad e ide¨® un canje de armas por rehenes con Ir¨¢n que generaba grandes ganancias destinadas luego a financiar la oposici¨®n armada al sandinismo en Nicaragua. Por esa trama secreta e ilegal, realizada con la complicidad de otros altos funcionarios y -siempre qued¨® la duda- con la posible autorizaci¨®n de Reagan y del entonces vicepresidente, George Bush padre, fue condenado a s¨®lo seis meses de c¨¢rcel despu¨¦s de que las pruebas incriminatorias desaparecieran.Jug¨® tambi¨¦n un papel estelar en la invasi¨®n de la isla de Granada y el bombardeo de Libia. Tras caer en desgracia por la Operaci¨®n Ir¨¢n-Contra, pas¨® al sector privado. En los ¨²ltimos siete a?os ha sido vicepresidente de Syntek Technologies, una empresa contratada por el Pent¨¢gono que ha desarrollado el embri¨®n del actual proyecto de espionaje TIA. Poindexter fue el responsable directo del Proyecto Genoa, dise?ado para minar clandestinamente grandes bases de datos.La esfera de acci¨®n que ahora planea es mucho m¨¢s amplia y est¨¢ simbolizada en el logo de DARPA, la agencia del Pent¨¢gono que dirige: un ojo en la parte superior de una pir¨¢mide observa el globo terr¨¢queo bajo el lema: Scientia est Potentia (Ciencia es Potencia).
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