Naufragio
Una historia inaudita: mientras el oc¨¦ano escup¨ªa fuel sobre la costa gallega, los pol¨ªticos responsables, Manuel Fraga y Francisco ?lvarez Cascos, estaban de cacer¨ªa. Otros, empezando por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y acabando por Jaume Matas, se dedicaron a escurrir el bulto. El naufragio del Prestige, con toda su secuela de torpezas gubernamentales, traza una elocuente met¨¢fora sobre la cat¨¢strofe y el poder. Hace unos meses el socialdem¨®crata Schr?der logr¨® ganar en Alemania unas elecciones que ten¨ªa casi perdidas porque reaccion¨® con energ¨ªa ante las inundaciones que afectaron a media Europa. Ahora mismo, en Espa?a, el partido en el gobierno revela la magnitud de su desgaste cuando, tal como ocurri¨® con el casco del petrolero hundido, expone las grietas de su pol¨ªtica al embate del oleaje. Apenas sellada la v¨ªa de agua abierta por la huelga general contra el decretazo, el Ejecutivo se debate en otro temporal que trata de combatir con barreras de rutinaria ch¨¢chara partidista en los medios de comunicaci¨®n. El estilo es conocido, no s¨®lo en el Atl¨¢ntico, sino tambi¨¦n en el Mediterr¨¢neo. La pol¨ªtica del Consell tiene, al fin y al cabo, unas cuantas roturas que no puede cerrar la ret¨®rica de los populares valencianos porque llega un momento en que la propaganda deja de camuflar los desperfectos. Terra M¨ªtica, el proyecto emblem¨¢tico, ha perdido al menos 95 millones de euros que endosar¨¢ a las cajas de ahorros. La Generalitat debe ya m¨¢s de 6.600 millones cuyo pago se difiere sistem¨¢ticamente. La legionela hace estragos en Alcoi como si fuese una maldici¨®n b¨ªblica. Las listas de espera quir¨²rgica, pese a todos los planes de choque, son abrumadoras. Los ¨ªndices de delincuencia suben sin remedio. La depredaci¨®n urban¨ªstica llega a tal extremo que adquiere tintes de conflicto diplom¨¢tico con los brit¨¢nicos que residen en el litoral... No son problemas nuevos. De hecho, podr¨ªan parecer end¨¦micos porque nadie quiere rectificar el rumbo (he aqu¨ª el error b¨¢sico del candidato, Francisco Camps) para reparar la nave. En esas condiciones, s¨®lo es cuesti¨®n de tiempo que se vaya a pique. Y da cosa pensar en la marea negra.
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