Regiones en Europa

Las regiones merecen un mayor reconocimiento y participaci¨®n en la UE. En este sentido se ha pronunciado la Comisi¨®n de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo con una propuesta que, si la aprueba el pleno este mes, se convertir¨¢ en una destacada aportaci¨®n a la Convenci¨®n sobre el Futuro de Europa. Ahora, con 211 regiones y 266 tras la pr¨®xima ampliaci¨®n, la UE no puede ignorar el hecho regional. Ser¨ªa una deformaci¨®n de la construcci¨®n europea que los Gobiernos centrales recuperasen por la v¨ªa de Bruselas la capacidad de decisi¨®n en materias que han transferido o delegado a las regiones, Estados federados o comunidades aut¨®nomas. Tambi¨¦n lo contrario, pues nadie puede imaginar una UE gobernada desde m¨¢s de dos centenares de gobiernos regionales. La UE es ante todo una uni¨®n de Estados, y ¨¦stos son los que hacen Europa, pero este hecho no es incompatible con el reconocimiento del papel de los poderes locales y regionales, en estricta aplicaci¨®n del principio de subsidiariedad.

El informe aprobado en comisi¨®n y preparado por el europarlamentario italiano Giorgio Napolitano es cauto, pues se limita a proponer que el nuevo texto constitucional europeo reconozca las "entidades regionales y locales", les permita acceder al Tribunal de Justicia de la UE para defender sus intereses y las capacite para adaptar la legislaci¨®n decidida en Bruselas y que se ha de transponer al ordenamiento nacional.

Los populares espa?oles han entrado en el debate a la defensiva, con escasa lealtad al esp¨ªritu e incluso a la letra del Estado de las autonom¨ªas que es Espa?a. Cualquier paso, por moderado que sea, que d¨¦ m¨¢s aire a las comunidades aut¨®nomas en Bruselas es observado con suspicacia por el Gobierno y el PP, que han logrado evitar la creaci¨®n en la Convenci¨®n de un grupo de trabajo sobre las regiones. El informe de Napolitano ha recibido en cambio el apoyo del PSOE y de algunos nacionalistas. El resultado es que el debate interno espa?ol ha desbordado fronteras y ha llegado a Europa.

Ser¨ªa consecuente con el sistema auton¨®mico que las comunidades participaran en la elaboraci¨®n de las posiciones espa?olas y en la aplicaci¨®n de las reglas de la UE en materias en las que tienen competencia. No cabe rechazar de plano que puedan formar parte de la delegaci¨®n espa?ola en asuntos de su competencia, aunque sobre una obligada base rotatoria. Y en la nueva UE, ampliada y regionalizada, se hace perentoria la reforma del Senado para convertirlo en C¨¢mara territorial, al estilo del Bundesrat alem¨¢n, con la premisa b¨¢sica de la lealtad constitucional que debe caracterizar al modelo federal.