25 de noviembre. ?Cu¨¢nta violencia m¨¢s?
Las mujeres espa?olas y andaluzas -no s¨®lo las afganas o las sauditas o las chinas- seguimos padeciendo la violencia sexista en nuestros cuerpos, en nuestras mentes, en nuestras emociones y en nuestras vidas. Socialmente esta violencia se traduce en trabajos precarios -eventuales, a tiempo parcial y peor renumerados-; escasa presencia en puestos de responsabilidad, prestigio y alto nivel retributivo; estructuras sociales masculinas que fuerzan el mimetismo hacia el rol masculino, para obtener reconocimiento y validaci¨®n en esas estructuras; falta de corresponsabilidad en el ¨¢mbito dom¨¦stico que propicia lo que de manera sensacionalista se expresa como "identidad femenina en expansi¨®n", y las feministas siempre hemos llamado "doble jornada" o "doble explotaci¨®n"; redes de prostituci¨®n -en r¨¦gimen de esclavitud- de mujeres inmigrantes, etc¨¦tera.
Afortunadamente, el cuestionamiento de la divisi¨®n entre p¨²blico y privado ha permitido considerar que lo que pasa de puertas adentro en los hogares es tambi¨¦n pol¨ªtico. Y en este terreno la realidad que nos encontramos es: miles de denuncias anuales por malos tratos y decenas de mujeres asesinadas -la lista de peque?as violencias dom¨¦sticas y cotidianas ser¨ªa enorme.
Cada 25 de noviembre las feministas y otros colectivos sociales denunciamos el tema y proponemos medidas sociales, pol¨ªticas, econ¨®micas y educativas.
Las distintas administraciones tambi¨¦n denuncias, se solidarizan o "prometen". Seg¨²n lo que toque en cada momento. Pero lo que toca es acabar con la violencia: mediante la prevenci¨®n y las medidas integrales para actuar cuando se produce.
Pero es que, se?ores y se?oras profesionales de la pol¨ªtica -que d¨ªa a d¨ªa nos demuestran que su objetivo prioritario es mantenerse en el sill¨®n- realmente la violencia contra las mujeres -como tantos otros problemas sociales- no les importa. Me pregunto por qu¨¦ tambi¨¦n en nuestro coraz¨®n se hace eco el clamos popular de las y los argentinos: "Todos fuera".
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