Cient¨ªficas de pura cepa
Un libro recopila el resumen de la biograf¨ªa de 240 investigadoras espa?olas, como parte de un programa de apoyo a su trabajo
Mar¨ªa A. Blasco Marhuenda, 37 a?os, doctora en biolog¨ªa molecular; Marta Izquierdo Rojo, 52 a?os y dos hijos, investigadora en terapia gen¨¦tica, Ana Crespo de las Casas, 56 a?os y un hijo, investigadora en filogenia molecular y antiguo cargo pol¨ªtico con los gobiernos del PSOE; Ana Isabel Camacho P¨¦rez, 42 a?os, bioespele¨®loga... As¨ª hasta completar un panel de 240 bi¨®logas celulares y moleculares, genetistas, bioqu¨ªmicas, ec¨®logas, zo¨®logas, ocean¨®grafas... cuya biograf¨ªa cient¨ªfica ha sido recopilada por la acad¨¦mica, presidenta del Instituto de Espa?a, Margarita Salas y reflejada en el libro Nosotras, biocient¨ªficas espa?olas, presentado ayer en Madrid, patrocinado por los laboratorios L'?r¨¦al y la Unesco.
Se trata s¨®lo de una selecci¨®n porque las puertas de los laboratorios de las instituciones p¨²blicas se van abriendo cada vez m¨¢s a las mujeres en los ¨²ltimos a?os. Pero, aunque el panorama va cambiando, la carrera cient¨ªfica sigue cargada de obst¨¢culos por razones de g¨¦nero, y no solamente en Espa?a, que ocupa el cuarto lugar de la UE en proporci¨®n de catedr¨¢ticas, con el 13,2% (pese a representar m¨¢s de la mitad de los licenciados en este campo).
El punto en el que las puertas se resisten se encuentra una vez subidos los primeros pelda?os, cuando se trata de acceder a las c¨¢tedras o a los puestos de responsabilidad. Estos obst¨¢culos son atribuidos a la historia y a la educaci¨®n. "Hace 20 o 30 a?os, se nos miraba como a bichos raros, yo lo pasaba mal", recuerda Margarita Salas, "pero tuve problemas s¨®lo al principio, una vez que el mundo cient¨ªfico me acept¨®, he tenido m¨¢s realce, precisamente porque el cient¨ªfico no es noticia y nosotras, desgraciadamente, s¨ª".
Las seleccionadas, sin embargo, demuestran haber sabido romper con el cors¨¦ de la tradici¨®n. Han encontrado c¨®mo compaginar su vida familiar con su trabajo. Entre las 240 ofrecen una media de 1,39 hijos, mientras la nacional publicada por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, es del 1,24. Salvo en dos aspectos, Margarita Salas no aprecia grandes diferencias entre hombres y mujeres doctorandos. Dos rasgos que, a su juicio, "son muy importantes para la investigaci¨®n": la paciencia y la constancia, que Salas percibe como m¨¢s dominantes en las mujeres.
Los optimistas opinan que en dos generaciones, y sin necesidad de que se aplique una discriminaci¨®n positiva, el n¨²mero de cient¨ªficas crecer¨¢ espectacularmente, sobre todo en el campo de la biolog¨ªa y la medicina, sectores de mayor presencia femenina. Limitados a las cifras, estas previsiones atienden a la realidad: A finales de 2001, m¨¢s de la mitad de los licenciados espa?oles en ciencias eran mujeres. Otra cosa es dar el salto a la investigaci¨®n si se mantiene que las mujeres siguen participando muy poco en niveles m¨¢s altos como en la elecci¨®n de tribunales, la direcci¨®n de los grupos de investigaci¨®n o la decisi¨®n en la selecci¨®n de cient¨ªficos para proyectos exteriores. El famoso techo de cristal: "La discriminaci¨®n funciona de una manera muy sutil", afirma Blasco Marhuenda. "Se produce m¨¢s a la hora de contar con nosotras que en las pruebas oficiales. No veo en ello mala intenci¨®n, pero s¨ª desconocimiento o negligencia. Deber¨ªan darse cuenta de que contar con cient¨ªficas es importante".
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