"Los que se equivocan y rectifican en Cuba no pueden ser siempre los mismos"
"El primer informe contra mi familia me lo solicitaron a finales de 1978", as¨ª empieza Informe contra m¨ª mismo, el libro que Eliseo Alberto (Arroyo Naranjo, Cuba, 1951) public¨® en 1997 y que ahora reedita en Alfaguara incluyendo como novedad un ep¨ªlogo. Es un libro escrito con rabia, con dolor, con mucho coraje. Una recapitulaci¨®n de las cuentas pendientes entre Eliseo Alberto y la revoluci¨®n. El escritor cubano lleg¨® ayer a Guadalajara desde M¨¦xico DF, la ciudad en la que vive desde hace a?os. Lleg¨® en un momento en que la atm¨®sfera de la Feria del Libro se encuentra un tanto agitada por el pisodio de la presentaci¨®n de la revista Letras Libres, en la que un grupo de simpatizantes de Castro intent¨® boicotear el acto.
"Siempre me inspiro en las biograf¨ªas de mis amigos, violo un poco sus memorias"
"Mis desencantos se iniciaron al producirse la sovietizaci¨®n de la revoluci¨®n"
"Esta isla es tremendamente peque?a y la de bulla que arma", coment¨® Eliseo Alberto. Se refiri¨® tambi¨¦n a la capacidad que Cuba ha tenido para producir tantos buenos artistas y escritores por kil¨®metro cuadrado. ?l mismo forma parte de una gran familia de poetas. Es hijo de Eliseo Diego y sobrino de Cintio Vitier y Fina Garc¨ªa Marruz. El Informe contra m¨ª mismo, que arranca contando que las autoridades cubanas le pidieron a Eliseo Alberto que fuera informando sobre lo que ocurr¨ªa en su familia, es un devastador viaje al coraz¨®n del sistema y un dur¨ªsimo ejercicio de introspecci¨®n. Ha pasado ya tiempo desde que triunf¨® la revoluci¨®n, pero sus heridas no cicatrizan. Con Eliseo Alberto hab¨ªa que empezar por el principio, por ese "m¨ª mismo" contra el que tuvo que informar.
Pregunta. ?C¨®mo transcurrieron sus a?os de infancia dentro de una familia tan ilustre?
Respuesta. Los escritores son los m¨¢s conocidos, pero mi familia est¨¢ tambi¨¦n llena de m¨²sicos, pintores, gente de circo. Y, por lo tanto, ha sido siempre una familia muy alegre. La Habana es un lugar muy peque?o y eso crea unos v¨ªnculos de amistad muy fuertes. Como somos tan poquitos, vamos a ser siempre amigos: ¨¦sa es la historia. As¨ª que la casa estuvo llena de gente en todo momento y fue un ambiente muy enriquecedor. A la generaci¨®n de mi padre le toc¨® definir el perfil definitivo de lo que es Cuba, inventarse una naci¨®n.
P. La revoluci¨®n triunfa cuando usted todav¨ªa es un ni?o, ?c¨®mo la recibe?
R. Mi familia era muy cat¨®lica y apoy¨® la revoluci¨®n por su vocaci¨®n de hacer justicia. La salud, la sanidad, la educaci¨®n: todos esos principios son muy hermosos, aunque las palabras se hayan ya desgastado mucho. No es que participaran en la revoluci¨®n, estuvieron con ella. Su procedencia burguesa siempre cre¨® algunos malentendidos con los nuevos gobernantes, pero supieron mantenerse con valent¨ªa. As¨ª que crec¨ª con la revoluci¨®n y estuve muy ilusionado con su proyecto. Las grandes transformaciones, de todas formas, fueron obra de la generaci¨®n anterior. A la m¨ªa no le tocaron desaf¨ªos muy importantes. Nos toc¨® hacer s¨®lo peque?as cosas.
P. ?Cu¨¢ndo se producen sus primeros desencantos?
R. Al producirse la sovietizaci¨®n de la revoluci¨®n en los a?os setenta. La desesperaci¨®n econ¨®mica obliga a Cuba a entregarse a unos modos y una cultura muy lejanos. ?Qu¨¦ pod¨ªamos tener en com¨²n con los b¨²lgaros, los rumanos, los rusos...! Luego est¨¢ el a?o decisivo de 1989. Cuando tiran el muro. Porque no hay que olvidarlo, el muro no se cay¨®, lo tumbaron. Fue entonces, en ese a?o, cuando fueron fusilados Arnaldo Ochoa y otros tres compa?eros suyos. Fidel no quer¨ªa que se le fueran las cosas de las manos.
P. Y no se le fueron...
R. El problema de las revoluciones es que no son eternas. Son acelerones violentos que se producen en determinados momentos hist¨®ricos en los que, de pronto, se pueden realizar muchas haza?as. Pero eso no puede durar indefinidamente. Van surgiendo errores y luego se rectifican, y surgen nuevos errores que se rectifican tambi¨¦n. Pero los que se equivocan y rectifican no pueden ser siempre los mismos protagonistas. Yo ya me cans¨¦ de eso.
P. ?C¨®mo ve la presencia cubana en la Feria del Libro de Guadalajara?
R. Hay por parte del Gobierno una mayor tolerancia. E incluso la delegaci¨®n que ha venido se plante¨® su participaci¨®n con la voluntad de romper esa idea de que hay dos Cubas. Su proyecto era el de reunir a unos y otros, subrayar que s¨®lo existe una Cuba. La cuesti¨®n es que no s¨®lo sirven las declaraciones de principios. Para que eso sea verdad tiene que cambiar la pol¨ªtica, tienen que cambiar las leyes, las ideas tienen que materializarse.
P. ?C¨®mo vive usted el exilio?
R. Al principio es una experiencia demoledora. Est¨¢s solo y s¨®lo reconoces a otros exiliados por la comida. Por los olores de lo que est¨¢n guisando te das cuenta de que ah¨ª hay otro que est¨¢ como t¨². Luego, con el tiempo, esos lugares que te resultaban tremendamente extra?os se van llenando de memoria, y empiezas a hacerlos tuyos. Es triste decirlo, pero cada vez me acuerdo menos de Cuba. Surgen nuevos amores y esos amores van empujando a los que antes te llenaban. Adem¨¢s, la Cuba tuya, con la que creciste, ya no existe. Vas all¨ª y no encuentras a los tuyos. Todos se han dispersado.
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n tiene ahora con la isla?
R. Debo reconocer que las autoridades han sido bastante corteses con mi caso. No me han tratado como trataron a otros intelectuales. He podido volver de visita a la isla y digo lo que quiero en todo momento. Por lo menos hasta ahora ha sido as¨ª. Espero que por esa tolerancia no vayan luego a exigirme que silencie mis opiniones. De todas formas, yo no tengo un discurso pol¨ªtico muy articulado, no tengo grandes opiniones pol¨ªticas. Supongo que por eso no les importa que diga lo que quiera.
P. ?Qu¨¦ caminos sigue ahora su literatura?
R. Para m¨ª, escribir el Informe contra m¨ª mismo fue una liberaci¨®n. Me vaci¨¦ all¨ª por completo, saque fuera todo lo que ten¨ªa que decir sobre Cuba, la pol¨ªtica, la revoluci¨®n. As¨ª que pude empezar con otras cosas y no me qued¨¦ enredado con las cuestiones pol¨ªticas que tanto da?o terminan por hacer a otros escritores. La obsesi¨®n que tienen muchos de los escritores del exilio, de la di¨¢spora, de la emigraci¨®n (ya ni s¨¦ c¨®mo llamarla) es el af¨¢n de denunciar que las cosas van mal en Cuba. Ocurr¨ªa tambi¨¦n con muchos escritores de la Europa del Este. Lo que les ha ocurrido a muchos es que ahora, cuando ha cambiado el sistema, ya no le interesan a nadie. ?se es un peligro que puede afectar a muchos escritores cubanos cuando las cosas cambien. En mi caso, es curioso que el mundo del que escribo, esa especie de territorio imaginario que est¨¢ a mitad de camino de Miami y La Habana (Caracol Beach), sea un territorio sin ra¨ªces. Una especie de ciudad posmoderna, donde nada permanece, donde todo el mundo est¨¢ de paso, que se desintegra constantemente.
P. ?Y qu¨¦ escribe en este momento?
R. Estoy haciendo una novela habanera. Una novela muy triste que se llama Esther en alguna parte. No s¨¦ de d¨®nde surgen mis temas. Bueno, s¨ª, siempre me inspiro en las biograf¨ªas de mis amigos, violo un poco sus memorias. Digamos que escribo siempre con un pie en la realidad y con una mano en el hombro de un amigo.
Babelia
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