Dulce Chac¨®n traslada al teatro su novela 'Alg¨²n amor que no mate'
La obra se estrena en Las Palmas con Isabel Ordaz y Charo Amador
Cree que nos hemos alarmado demasiado tarde, que todo el problema de la violencia dom¨¦stica ha dejado de ser natural con un retraso hist¨®rico demasiado traum¨¢tico. Por eso, para acelerar las conciencias, Dulce Chac¨®n (Zafra, Badajoz, 1954) ha trasvasado al teatro su primera novela, Alg¨²n amor que no mate. "La sociedad parece ya m¨¢s concienciada, pero el maltrato es un mal end¨¦mico y no puede ser as¨ª", dice la escritora.
Chac¨®n vive un momento intenso. Lleva cinco ediciones de su ¨²ltima novela, La voz dormida (Alfaguara), un testimonio hondo sobre las mujeres protagonistas de la Rep¨²blica y la guerra, hero¨ªnas an¨®nimas a las que nadie ha reivindicado. Y el viernes se estrena en el teatro Cuy¨¢s, de Las Palmas de Gran Canaria, Alg¨²n amor que no mate, protagonizada por Isabel Ordaz y Charo Amador, con direcci¨®n de Eduardo Vasco. Estar¨¢ el fin de semana en la isla y luego de gira por 12 ciudades espa?olas.
Dos mujeres hablan sobre el escenario acerca de sus golpes de vida tristes, amargos, callados. Prudencia es la protagonista. Todo empieza con un guantazo y una excusa. Pero si se da ese paso, hay que romper, dice la autora. "Hay que ser conscientes de que existe un problema cuando nos encontramos ante la primera reacci¨®n violenta, aunque sea un empuj¨®n".
Las vejaciones no entienden de clases sociales: "No creamos que el problema de la violencia dom¨¦stica es algo de clases bajas, no es un problema econ¨®mico", afirma. Y tampoco de g¨¦neros: "No, y lo mejor de este asunto es que los mismos hombres sean claros al respecto, por eso es maravilloso que existan grupos como uno que hay en Fuenlabrada, la Asociaci¨®n de Hombres contra la Violencia Dom¨¦stica, y otro que hay en Sevilla".
Alg¨²n amor que no mate, publicada en 1996, surgi¨® de los problemas m¨¢s comunes de las mujeres, pero la violencia se convirti¨® en algo esencial. "Primero pens¨¦ en algo sobre la relaci¨®n de pareja y habl¨¦ con muchas mujeres cercanas a m¨ª". De ah¨ª apareci¨® una verdad que pervive: el sentimiento de dominaci¨®n. "Es algo que muchas sienten. La dominaci¨®n en todos los sentidos, desde que te obliguen a lavar y planchar hasta ir a una cena que no te apetece". Luego hab¨ªa otras cosas: "La sensaci¨®n de contrato, que una vez casados no merece la pena luchar por el amor", dice. Y lo m¨¢s hiriente, seg¨²n la mayor¨ªa: "Que todos se quedan dormidos despu¨¦s de hacer el amor".
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