Oposici¨®n productiva
Sin la oposici¨®n del Partido Popular, quiz¨¢ Alcoy no hubiera dispuesto de un espacio cultural tan oportuno como el Centre Ovidi Montllor. Ha sido la preocupaci¨®n de la derecha por sofocar la memoria del cantante la que impuls¨® a diversas personas e instituciones a participar en la construcci¨®n de este local. El Centre Ovidi Montllor es el resultado, por as¨ª decirlo, de una resistencia colectiva ante el maltrato a la memoria de Montllor. Un maltrato cuya raz¨®n, salvo sus enemigos, nadie ha logrado entender.
Cuando hace un par de a?os los partidos de izquierda propusieron a las Cortes valencianas homenajear al cantante, se produjo un suceso muy desagradable. Se ped¨ªa que las Cortes contribuyesen a la edici¨®n de un libro que compilar¨ªa las canciones de Montllor y que habr¨ªa de distribuirse por los colegios de la Comunidad. La propuesta encontr¨® un rechazo tajante por parte del Partido Popular. En aquel momento, se dijeron muchas barbaridades, todas sin fundamento, sobre Ovidi Montllor. Su memoria se denost¨® de una manera incomprensible.
Si aquel rechazo no se hubiera producido de un modo tan extremado, las cosas ser¨ªan hoy diferentes, a buen seguro. Todos hubi¨¦ramos ganado con ello. El libro con las canciones de Ovidi Montllor se habr¨ªa publicado y distribuido por las escuelas; los escolares le hubieran prestado una mayor o menor atenci¨®n -me inclino a pensar esto ¨²ltimo- y, a estas alturas, apenas se hablar¨ªa del asunto. Es lo que habr¨ªa sucedido en un pa¨ªs normal, donde no se hiciera pol¨ªtica con estas cosas. En cambio, el comportamiento del Partido Popular produjo, por su desproporci¨®n, una reacci¨®n contraria a la pretendida: el nombre de Ovidi Montllor se hizo m¨¢s vivo desde entonces.
Uno entiende que se combata al nacionalismo de izquierdas por razones pol¨ªticas y que todo simpatizante de este movimiento sea considerado un enemigo a desacreditar. As¨ª son las reglas del juego que han impuesto. Ahora, que, como consecuencia de ello, deba atacarse la memoria del cantante y negarle el pan y la sal, me parece un error de apreciaci¨®n. Incluso, dir¨ªa que un error considerable. Nadie que recuerde la entra?able y desamparada figura de Ovidi Montllor podr¨¢ ver en ella a un enemigo. Para desgracia del Partido Popular, Montllor carec¨ªa de los atributos del enemigo. Era, como ha dicho Joan Manuel Serrat, un hombre bueno, en el sentido machadiano del t¨¦rmino. Como actor y cantante, fue un personaje muy querido por el p¨²blico y especialmente apreciado por sus paisanos, los alcoyanos, que siempre se mostraron orgullosos de ¨¦l.
Este centro cultural que lleva su nombre es el mejor desagravio que se pod¨ªa hacer a su memoria. Su inauguraci¨®n se produce, adem¨¢s, en un momento muy oportuno para la poblaci¨®n. Desde la llegada de Miguel Peralta a la alcald¨ªa, el clima cultural de Alcoy ha descendido unos cuantos grados. La ciudad se ha vuelto m¨¢s provinciana en los asuntos de la cultura, y las ayudas oficiales, cuando se producen, se destinan a espect¨¢culos de gusto popular. Esta situaci¨®n ha provocado que algunas asociaciones c¨ªvicas que viv¨ªan en un estado de letargo, se hayan avivado en los ¨²ltimos meses. El Centre Cultural Ovidi Montllor podr¨¢ contribuir, con seguridad, a esta reanimaci¨®n.
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