Paisaje para la tormenta
Este libro no es lo que parece. Para empezar, se subtitula Historia de la edici¨®n en Espa?a, cosa que no lo es del todo, pues se presenta m¨¢s como un reportaje period¨ªstico, un informe m¨¢s bien esquem¨¢tico, un resumen de otra historia mucho m¨¢s amplia y que exige mayores detenimientos. Una historia, adem¨¢s, que no podr¨ªa empezar peor, desde luego, pues surge hambrienta, calentita y humeante, de las cenizas de nuestra guerra civil, como bien dicen las fechas que enmarcan el citado subt¨ªtulo, "1939-1975", delimitando el curso del mundo editorial espa?ol durante la ominosa ¨¦poca franquista, sin muchos m¨¢s detalles que emborronen todav¨ªa m¨¢s el panorama. Aunque ¨¦ste es el primer dato equ¨ªvoco que lo enturbia todo, pues el franquismo fue un periodo demasiado largo y por tanto menos claro de lo que pensamos sobre todo quienes apresuradamente queremos etiquetarlo y colocarlo como un mal sue?o en el ba¨²l de los recuerdos para as¨ª olvidarlo mejor. No, desde luego, no hubo un franquismo sino varios -desde luego que seguro dos- y quiz¨¢ algunos m¨¢s, depende de la minucia con que se le mire, y con la que deber¨ªa mirarse siempre este crucial tema.
TIEMPO DE EDITORES
Xavier Moret Destino. Barcelona, 2002 400 p¨¢ginas. 21 euros
Precisamente el aluvi¨®n editorial con que en nuestros d¨ªas tratamos el franquismo suele llegar a nuestros escaparates por lo general sin el debido rigor. No suele haber "historias" de verdad de la etapa franquista, sino manuales m¨¢s o menos esquem¨¢ticos o parciales, simples cr¨®nicas, reportajes m¨¢s o menos apresurados, lo que sin duda contrasta con esa afici¨®n que se suele predicar de nuestros lectores, tan fans en apariencia de lo hist¨®rico y temas aleda?os.
Esta historia de la edici¨®n
espa?ola durante el franquismo es algo tan serio que exigir¨ªa una minucia y documentaci¨®n de primera magnitud. Pues los editores bajo el franquismo (no les vamos a llamar franquistas, aunque muchos lo fueran, los "pobrecitos" (?), sobre todo al principio) cometieron toda suerte de fechor¨ªas, a imagen y semejanza del resto de los vencedores, que las comet¨ªan por el mero hecho de respirar (aunque poco); pues no se pod¨ªa ser nada en Espa?a -ni banquero, ni funcionario, ni militar, ni profesor, ni periodista- sin serlo (vencedor), sobre todo si lo que se pretend¨ªa era hacer negocio con la opini¨®n p¨²blica, al principio bastante inexistente, as¨ª aprend¨ªamos, y v¨¦ase c¨®mo al final podemos cosechar los resultados de siempre apetecidos, pues seguimos viniendo de muy lejos. Este reportaje empieza a bote pronto y de manera "positiva", pues sus h¨¦roes nacen en medio de toda suerte de dificultades, sin dinero, sin papel, sin derechos de nada, viviendo de permiso, sin hablar de la tabla rasa anterior, de la aniquilaci¨®n de los de antes, perseguidos, asesinados, expoliados o expulsados, una quema a la que pocos sobrevivieron, pues nuestro mundo, salvo dos o tres excepciones -la vieja Espasa, la antigua Aguilar, Gustavo Gili-, nace al final de la guerra civil: es un mundo nuevo, que ni siquiera ha cumplido un siglo de existencia. Sus nuevos nombres son Lara (Planeta), P¨¦rez Gonz¨¢lez y sus amigos (Santillana, Alfaguara, la nueva Aguilar), mientras las multinacionales (Berstelmann y Hachette) han abducido a los dem¨¢s (Jos¨¦ Jan¨¦s, Luis de Caralt, Verg¨¦s, Bruguera, Plaza, S¨¢nchez Rup¨¦rez, Carlos Barral y compa?eros m¨¢rtires), mientras Carmen Balcells sigue viendo los toros desde la barrera, pues no hay que producir ni vender nada, s¨®lo servicios y otras virtualidades. Tambi¨¦n el editor es un intermediario aunque pese m¨¢s, a diferencia de los cr¨ªticos cual pluma al viento, que son tigres de papel fungibles y biodegradables.
Este libro ha sido escrito por un periodista, colaborador de estas mismas p¨¢ginas y escritor especializado en libros de viajes, g¨¦nero en el que ha sido recientemente premiado por Iberia y Ediciones B: es autobiogr¨¢fico, pues se escribe como quien viaja a Australia, Islandia o el Ca?¨®n del Colorado: viaje al fondo de la noche o a la aldea del crimen, al territorio comanche de nuestros editores que ya est¨¢n dejando de serlo con toda suerte de benepl¨¢citos. Est¨¢ escrito por un catal¨¢n, con lo que la mayor¨ªa de sus h¨¦roes son catalanes, pertenecientes adem¨¢s al mundo de la empresa privada.
La edici¨®n p¨²blica o institucional, que tanto pareci¨® en su d¨ªa haber gravitado sobre el sector privado, que no acab¨® hasta acabar con ¨¦l, al menos en lo que le hac¨ªa la competencia y en colaboraci¨®n con los poderes socialistas y democr¨¢ticos (prensa y la gran Editora Nacional final) apenas existe para Xavier Moret, que la trata de puntillas y para dar color al principio. Su primer h¨¦roe (y lo fue) es Jos¨¦ Jan¨¦s (con sus cuatro puntos cardinales: Catalu?a, comercio, cultura y catolicismo); el segundo, Verg¨¦s (abducido); el tercero y m¨¢s importante, el destruido Carlos Barral, mientras el ojo de Planeta todo lo ve al final. Hasta tiene tiempo para hablar de los exiliados, del Ruedo Ib¨¦rico y de los latinoamericanos, para al final dar paso a los tres finalistas herederos: Lumen (extinguida), Tusquets y Anagrama, y que duren. Aunque para otorgarles su debida importancia, el autor debe prolongar hasta nuestros d¨ªas su existencia, desbordando el marco fijado de antemano y entrando a saco en el presente. Como Franco muri¨® en la cama, no se pod¨ªa hablar de su derrota posterior m¨¢s que a toro pasado para otorgar as¨ª sentido a esta historia y hacerle decir lo contrario de lo que ten¨ªa que haber dicho con una mayor fidelidad hist¨®rica. Sin la derrota del franquismo -no de su mundo editorial o del que bajo ¨¦l surgi¨®, vivi¨® y vive- no podr¨ªamos seguir viviendo tranquilos. As¨ª s¨ª, seguimos creyendo estar de pie aunque estemos cada vez m¨¢s de rodillas.
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