El Bar?a se encomienda a sus jugadores
Un equipo indefinido en la pizarra apela a los mejores ante el delicado choque de Vallecas
El Barcelona se la juega hoy en Vallecas frente al Rayo. El rival, el campo y el contexto no conceden margen de error al Bar?a, que necesita un triunfo por lo civil o por lo criminal, como se dice en casos de apuro. Tras una semana de ch¨¢chara y acoso presidencial, el club se ha puesto en manos de un equipo que, por lo dem¨¢s, no ofrece fiabilidad alguna, de acuerdo con los n¨²meros de la clasificaci¨®n: es d¨¦cimo, a diez puntos del primero y a ocho del ¨²ltimo; ha ganado tantos partidos como los que ha perdido y empatado (cuatro); su promedio goleador (1,5) es el peor de los ¨²ltimos quince a?os, y su capit¨¢n, Luis Enrique, ausente por lesi¨®n en los ¨²ltimos ocho encuentros, se mantiene el segundo en la tabla del pichichi particular con siete tantos, uno menos que Kluivert.
Los jugadores est¨¢n en el punto de mira incluso de Louis van Gaal, que se remite a los errores individuales para justificar cada mal resultado. Las limitaciones del plantel han llevado al t¨¦cnico a variar el dibujo en funci¨®n del rival, de manera que el Bar?a carece a d¨ªa de hoy no s¨®lo de un estilo, sino tambi¨¦n de un plan de juego estable. En cualquier caso, para suerte de Van Gaal y del presidente, Joan Gaspart, los futbolistas se han arremangado ante la cita decisiva de hoy y no hay bajas, salvo las inevitables: Overmars y Motta est¨¢n sancionados y Andersson y Luis Enrique lesionados.
Imitando a Puyol, quien no se plantea parar porque equipara el descanso al asueto incluso despu¨¦s de una semana de inactividad por el porrazo que sufri¨® en Anoeta, De Boer ha dado un paso al frente y ha acelerado su recuperaci¨®n para ponerse a disposici¨®n de Van Gaal. Tambi¨¦n Christanval ha dicho: "Aqu¨ª estoy para lo que disponga". Reclutados todos, el capit¨¢n, Cocu, proclam¨® antes de emprender viaje a Madrid: "Hay que ganar como sea. Con buen o mal f¨²tbol, tanto da". Una frase que evoca a la que pronunci¨® Pellegrino, en Valladolid, despu¨¦s de que un gol de Xavi salvara la cabeza de Van Gaal en su primera etapa como azulgrana y que dec¨ªa as¨ª: "Mam¨¢, ganamos, por 0-1, pero no paramos de achicar agua porque el rancho ard¨ªa por los cuatro costados".
La trayectoria impecable en la Liga de Campeones, la misma competici¨®n que le oblig¨® a renunciar al cargo en 2000, le sirve ahora de paraguas a Van Gaal, que ya ha tocado todas las teclas y sigue sin encontrar la alineaci¨®n aun cuando s¨®lo 15 de los 24 jugadores en n¨®mina se alternan como titulares. Las variaciones de dibujo y de posici¨®n -diez han cambiado una o m¨¢s veces de demarcaci¨®n- expresan la inestabilidad de un equipo en el que el jugador franquicia, Mendieta, ha pasado de indiscutible a suplente, en la pasado jornada, y los tres porteros se han alternado como un jugador de campo.
Pese a los retoques, los problemas contin¨²an siendo los mismos de siempre. El Bar?a no sabe defenderse cuando no tiene la pelota y carece de un plan de ataque. El punto de uni¨®n en ambos casos es su deficiente juego por las bandas. Le falta sobre todo profundidad y no acierta a cerrar su porter¨ªa ni a abrir la contraria. A cada fallo de la zaga, le sucede una ocasi¨®n de gol para el rival, de la misma manera que le cuesta Dios y ayuda armar el ¨²timo pase, por no referirse ya a los centros desde los flancos: los centrocampistas s¨®lo han marcado 11 de los 39 goles que suma el equipo en las competiciones oficiales de la temporada.
Al Bar?a le falta contundencia y talento e ideolog¨ªa futbol¨ªstica y al entrenador se le demanda m¨¢s imaginaci¨®n. Puyol es exhibido como s¨ªmbolo de compromiso con el club, pero ni Saviola ni Riquelme, por ejemplo, tienen complicidad con un sistema de juego que atiende m¨¢s a combatir las caracter¨ªsticas del contrario que a explotar las virtudes propias.
Las diferencias futbol¨ªsticas, en cualquier caso, no han sido obst¨¢culo para que, en un gesto muy saludable, todos los jugadores se hayan alineado junto al entrenador para el partido de hoy, como diciendo al club: "Confiad en nosotros". La escenograf¨ªa barcelonista no ayuda al Rayo. Su entrenador, Fernando V¨¢zquez, sancionado por dos partidos, y el equipo est¨¢n sometidos a una presi¨®n desmesurada si se atiende a sus recursos. A su favor juega, sin embargo, un campo en el que el Bar?a se encuentra muy a disgusto por su estrechez, pero que, a fin de cuentas, ilustra perfectamente el dramatismo del choque: unos y otros deben ir directamente a por la victoria.
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