Entre el espionaje y los millones
Las regatas de las semifinales para decidir el aspirante a la Copa del Am¨¦rica comienzan marcadas por las acusaciones al 'OneWorld'
La batalla de los millones y el espionaje entra en su fase decisiva en aguas de la bah¨ªa Hauraki de Auckland (Nueva Zelanda). La Copa Louis Vuitton, que desde octubre busca decidir el barco retador del Team New Zealand, poseedor de la Copa del Am¨¦rica, comienza hoy las semifinales.
Al mejor de siete regatas, se deben enfrentar, sin que haya habido sorpresas en al agua, los sindicatos m¨¢s potentes. Entre los cuatro han invertido 350 millones de euros, el 70% de los nueve proyectos aspirantes. El Alinghi suizo, el gran favorito como acreditan sus 17 victorias parciales y s¨®lo tres derrotas en las eliminatorias anteriores, luchar¨¢ con el Oracle estadounidense, que cuenta con 16 triunfos y cuatro regatas perdidas. A la mayor velocidad de ¨¦ste, con el neozeland¨¦s Chris Dixon a la ca?a, se opondr¨¢ la mejor t¨¢ctica del Alinghi, patroneado por su compatriota Russell Coutts, fichado al campe¨®n vigente como gran parte de su equipo por el multimillonario Ernesto Bertarelli, due?o del grupo farmac¨¦utico Serono, 31? fortuna mundial. El proyecto helv¨¦tico deber¨¢ superar, no obstante, la rotura del m¨¢stil sufrida ayer mismo en el ensayo final por uno de sus dos barcos cuando navegaba con vientos de 23 nudos.
Pero han sido los dos mejores aspirantes y el vencedor pasar¨¢ directamente a la final. Para la otra plaza, el perdedor a¨²n tendr¨¢ una repesca, pues podr¨¢ afrontar al ganador de la semifinal de barcos con peores resultados previos, que dirimir¨¢n el Prada italiano (15 victorias y 9 derrotas) y el centro de todas las pol¨¦micas, el OneWorld (17 y 7).
El segundo gran barco estadounidense incluso podr¨ªa ser descalificado hoy por espionaje. Parece lo menos probable, pero el embrollo jur¨ªdico es tan complejo, que la decisi¨®n se ha pospuesto hasta hoy mismo tras dos d¨ªas de deliberaciones de los cinco miembros del jurado de arbitraje.
El OneWorld fue en junio de 2000 el primer sindicato retador para la actual edici¨®n, de la mano de Paul Allen, cofundador de Microsoft con Bill Gates, cuarto hombre m¨¢s rico del mundo para la revista Forbes, y de Craig McCaw, el 116?, pionero de la telefon¨ªa m¨®vil. ?ste, al estilo de Bertarelli, encarg¨® a Sean St. Leger Reeves, antiguo abogado del Team New Zealand, ganador en 1995 y 2000, que fichara lo mejor para la apuesta. Y Reeves, aut¨¦ntico eje demon¨ªaco de la historia, tras contratar al arquitecto Laurie Davidson y a seis miembros m¨¢s del equipo neozeland¨¦s, fue el ¨²nico de los 85 integrantes del proyecto que lo dej¨® poco despu¨¦s al no aceptar una rebaja en los salarios. Fue indemnizado con 650.000 d¨®lares, pero desde entonces empezaron a aparecer manchas en el camino. No s¨®lo propuso secretos t¨¦cnicos al enemigo local, el Oracle, sino que hab¨ªa dejado datos t¨¦cnicos de los protagonistas de la ¨²ltima Copa del Am¨¦rica, el Team New Zealand y el Prada. El jurado de la competici¨®n los encontr¨® en un registro en la sede del One World, en Seattle y por ello, el proyecto ya empez¨® las regatas en Auckland con un punto de sanci¨®n. El espionaje est¨¢ prohibido por el reglamento, pero es dif¨ªcil de evitar y siempre existe.
Reeves, denunciado por su antiguo equipo por revelar secretos del proyecto, fue condenado en la Corte de Seattle a devolver 1,5 millones de euros, la indemnizaci¨®n, m¨¢s 350.000 de multa y 500.000 de gastos del proceso. Pero el que estaba definitivamente en el ojo acusador del hurac¨¢n era el OneWorld. El pasado 24 de noviembre, poco antes de comenzar las repescas de cuartos de final, fue denunciado por el Prada, afectado, pero tambi¨¦n por su ¨²ltimo rival, el Team Dennis Conner, para "preservar el esp¨ªritu de la Copa". El m¨ªtico patr¨®n, con un proyecto m¨¢s limitado, perdi¨® por un rotundo 4-0. Sab¨ªa que era inferior, pero si descalifican al One World ser¨ªa el sustituto frente al Prada. ?Esp¨ªritu o inter¨¦s?.
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