El Bucarest de los domingos

La calle de F¨¦lix Boix, en Chamart¨ªn, se convierte todos los domingos y festivos en un barrio de Bucarest. Centenares de rumanos acuden desde toda la regi¨®n a este punto de encuentro que naci¨® por un motivo religioso: la presencia en la zona de la ¨²nica iglesia ortodoxa rumana de la capital, en el colegio de Nuestra Se?ora de la Consolaci¨®n.

Pero a las mismas puertas del templo ha surgido un mercadillo -que no tiene nada que ver con la citada iglesia- donde se vende todo tipo de objetos supuestamente robados: desde tel¨¦fonos m¨®viles a videoc¨¢maras.

Adem¨¢s, desde las primeras horas del domingo, numerosos rumanos se acercan a esta calle con paquetes que quieren enviar a sus familiares en Bucarest, Brasov o Sibiu. Hasta hace un mes, todos estos fardos se cargaban en furgonetas pirata, pero las quejas de las l¨ªneas regulares de transporte han provocado una mayor presi¨®n policial y, en consecuencia, una menor presencia de veh¨ªculos. Ahora la mayor¨ªa de estos portes los realiza una empresa rumana con local en la misma calle.

Nicoleta, de 25 a?os, y su marido Darin, de 28, esperaban ayer cargados con tres maletones. "No venimos a enviar ning¨²n paquete, sino a mandarnos a nosotros mismos de vuelta a Rumania", explicaron con una mezcla de humor y desesperaci¨®n. Hab¨ªan quedado a las doce con el conductor de un veh¨ªculo pirata para viajar con ¨¦l hasta Sibiu. Hora y media despu¨¦s no sab¨ªan nada de ¨¦l.

Nicoleta, embarazada de cinco meses, se enfrenta animosa a los tres d¨ªas de viaje que tiene por delante hasta llegar a Rumania. Eso, si se presenta el conductor que acord¨® llevarles. "Hemos recurrido a un transporte pirata porque es m¨¢s barato, nos cuesta 100 euros frente a los 160 de una l¨ªnea regular. En verano era m¨¢s econ¨®mico, cobraban de 40 a 60 euros, pero ahora han subido los precios porque la polic¨ªa no les deja trabajar", explica esta joven que lleva 11 meses en Espa?a.

"Nos vinimos aqu¨ª porque, como los sueldos son m¨¢s altos, esper¨¢bamos ahorrar y montar un peque?o negocio en Rumania. Pero vamos a tener un ni?o y mi familia me ha convencido para regresar; aqu¨ª sin papeles no haces nada y est¨¢ muy dif¨ªcil conseguirlos", asegura esta mujer con estudios de qu¨ªmica industrial que ha trabajado de limpiadora.

A unos metros, en la plaza de la Madre Molas, centenares de rumanos participan con gran fervor en la ceremonia ortodoxa de la iglesia de Nuestra Se?ora de la Consolaci¨®n. Junto a la entrada de este templo, propiedad de unas monjas que ceden su uso a la Iglesia rumana, hay carteles anunciando trabajos y habitaciones en pisos de alquiler. El culto dura tres horas y mientras unos feligreses rezan, otros encienden velitas compradas en la puerta a 10 c¨¦ntimos, para pedir por los vivos y por los difuntos.

Pero nada m¨¢s salir del templo tiene lugar otra ceremonia bien distinta. En ella, grupos de inmigrantes, tambi¨¦n rumanos, ofrecen tel¨¦fonos m¨®viles de dudosa procedencia a "20, 70 y 200 euros", seg¨²n el modelo.

Mercedes Garc¨ªa-Morales, due?a de una farmacia en F¨¦lix Boix, ha contemplado m¨¢s de una vez este trapicheo desde su establecimiento. "Te ofrecen gran variedad de m¨®viles con pinta de ser robados, pero la mayor¨ªa de los rumanos que vienen aqu¨ª son gente educada, buena y trabajadora", explica. "En este barrio de clase media-alta hay vecinos que se quejan de tener estas multitudes en la calle, pero en la farmacia no nos han creado nunca ning¨²n problema", a?ade.

Otro comerciante de la zona, que prefiere no dar su nombre, tiene una opini¨®n mucho m¨¢s negativa. "Desde que se producen estas reuniones masivas, la delincuencia se ha disparado. Aqu¨ª se venden muchos de los m¨®viles robados en la ciudad y, aunque cada vez hay m¨¢s polic¨ªa, los mafiosos tienen a chiquillos en las esquinas para avisarles cuando llegan los agentes", apostilla. Y a?ade que algunos vecinos han empezado a recoger firmas.

Fuentes policiales niegan que en la zona haya m¨¢s delitos y aseguran que la venta de objetos robados est¨¢ "bastante controlada". "Tambi¨¦n se dice que en los paquetes que se env¨ªan a Ruma-nia hay muchos objetos robados, pero cuando los abrimos s¨®lo encontramos cuadernos, garbanzos, caf¨¦ y alg¨²n peque?o electrodom¨¦stico", apostillan. Hace cuatro semanas, en una operaci¨®n contra los veh¨ªculos pirata los agentes inmovilizaron un autob¨²s y dos furgonetas.

Esta Bucarest dominical no es nueva. Existe desde hace casi un lustro. Pero se ha ido haciendo m¨¢s multitudinaria porque la presencia de rumanos ha crecido mucho en la regi¨®n, sobre todo desde que el pasado 1 de enero el Gobierno dejase de exigirles visado para entrar a Espa?a. Con m¨¢s de 30.000 miembros empadronados, son ya la cuarta colonia extranjera m¨¢s numerosa, por detr¨¢s de la ecuatoriana, la colombiana y la marroqu¨ª.

Ahora que son tantos, Gheor-ghe Gainar, presidente de la Asociaci¨®n Cultural de Ayuda e Integraci¨®n al Pueblo Rumano, teme que las actividades ilegales de algunos compatriotas, tanto en F¨¦lix Boix como en Coslada y otros puntos, da?en la imagen de su comunidad: "Que por unos cuantos se juzgue a todo un pueblo".