'El Oceanotr¨¢gico'
Pasado ma?ana se inaugura en Valencia el Parque Oceanogr¨¢fico, una multimillonaria inversi¨®n de recursos p¨²blicos, cuya apertura coincide en el tiempo con la tragedia del Prestige. En estas circunstancias, la apertura del acuario se convierte en una triste y di¨¢fana met¨¢fora de una forma de hacer pol¨ªtica: millones de euros gastados en la reproducci¨®n de un oc¨¦ano en miniatura, mientras se carece de los medios necesarios para evitar que las costas del Atl¨¢ntico y del Cant¨¢brico sucumban ante la marea negra. Se inaugura un oc¨¦ano de juguete en el viejo cauce del Turia y nada sabemos de planes preventivos en el Mediterr¨¢neo, de inspecciones fiables de los buques que atracan en sus puertos y de los recursos disponibles ante un posible accidente frente a nuestras costas.
La inauguraci¨®n del Parque Oceanogr¨¢fico completa la insensatez contable en que se est¨¢ convirtiendo la llamada "Ciudad de las artes y las ciencias". Un desprop¨®sito financiero que ha disparado a largo plazo la deuda p¨²blica de los valencianos sin que se atisbe un final ante la lentitud con la que avanza el desmesurado palacio de la ¨®pera. Mientras, el Museo de las Ciencias multiplica su d¨¦ficit de gasto corriente, sin que ni siquiera cumpla sus objetivos pedag¨®gicos, seg¨²n el mism¨ªsimo Consejo Valenciano de Cultura.
En el Museo de las Ciencias se ha celebrado la conferencia del convenio Ramsar, sobre protecci¨®n de humedales. A sus puertas los ecologistas protestan porque el Gobierno valenciano permite a los especuladores la destrucci¨®n con m¨¢s apartamentos de los humedales de la costa mediterr¨¢nea, vitales para la avifauna. Unos metros m¨¢s all¨¢, los obreros ultiman las obras del Oceanogr¨¢fico, que, curiosamente, contar¨¢ con una inmensa pajarera, en la cual se podr¨¢n contemplar algunos ejemplares de esas especies, cada vez m¨¢s, en peligro de extinci¨®n. Para cerrar el c¨ªrculo, el gobierno y el lobby de la construcci¨®n repiten, como si fueran papagayos del aviario, que esos parques y museos son necesarios para atraer a nuevos turistas. Y sin embargo, todas estas propuestas de ocio no dejan de ser aut¨¦nticas antiguallas, porque lo que pronto va a convertirse en materia muse¨ªstica de vanguardia es el accidente en si mismo. El arquitecto y fil¨®sofo franc¨¦s Paul Virilio ha preparado una exposici¨®n sobre el accidente con el t¨ªtulo de Ce qui arrive (lo que llega), que estar¨¢ abierta en Par¨ªs, con el patrocinio de la Fundaci¨®n Cartier, hasta finales de marzo. Virilio propone arrebatar a la televisi¨®n la exclusiva del accidente (del que vive para crear miedo) y hacer un museo "para poder mirar el accidente a los ojos, cara a cara, para aprender a leerlo". Unas cuantas semanas despu¨¦s del hundimiento del petrolero, el ministro Francisco Alv¨¢rez Cascos ha cambiado su discurso, que primero trataba de negar la tragedia, para afirmar que el Prestige es nuestro Chern¨®bil. Para Virilio, la importancia de Chern¨®bil radica en que es un accidente en el tiempo.
Hasta ahora -explicaba en una entrevista con Octavi Mart¨ª- las cat¨¢strofes se produc¨ªan en un sitio preciso y sus consecuencias eran cuantificables, sin embargo, "Chern¨®bil es la cantidad desconocida" en cuanto a muertos, enfermos y a?os durante los que se prolongar¨¢ la radiaci¨®n. En su obra Est¨¦tica de la desaparici¨®n, Virilio citaba a San Pablo para advertirnos de que "este mundo, tal como lo vemos, est¨¢ sucediendo".
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