Un lugar en el mundo
Ser joven es una cosa rara. Los mayores les tratan con condescendencia, reclamando siempre un poco de paciencia, y los ni?atos les hablan de usted cuando preguntan: "?Tiene hora, se?ora?". Ese estadio en que no se es ni chicha ni limon¨¢ se prolonga muchos a?os. Lo malo es que son esos a?os en que todo empieza a ir tan r¨¢pido que va y se acaban de repente. La cuesti¨®n, para muchos, es que ese punto final -por ejemplo, la fatal frontera que separa la fecha de admisi¨®n a una beca o un premio determinado- les pille en lugar seguro. Un lugar en el mundo, que dice el t¨®pico de los tiempos, siempre ser¨¢ provisional.
En el caso del Premio Miquel Casablancas de artes visuales ser joven terminaba, en la edici¨®n de este a?o, el 1 de enero de 1967, es decir, a los 35 a?os. El resultado de esa convocatoria, las 22 obras que han sido seleccionadas y las tres premiadas, se exponen en el centro c¨ªvico Sant Andreu hasta el 21 de diciembre. Las ganadoras viajar¨¢n a la Bienal Europea de J¨®venes Creadores de Europa y el Mediterr¨¢neo que se celebrar¨¢ en Atenas en el verano de 2003. Como en toda exposici¨®n que parte de un concurso abierto -se presentaron 218 artistas-, hay de todo. Pero hay dos l¨ªneas que sobresalen y que, en cierto modo, se complementan. Por un lado, la obra cr¨ªtica y con posibles lecturas sociales y pol¨ªticas. Por otro, una concentraci¨®n en la esfera de lo ¨ªntimo. Son las dos caras de una misma moneda. Los dos polos entre los que se mueve la vida de los muchos que todav¨ªa no saben c¨®mo combinar -en lo moral y lo pr¨¢ctico- la necesidad de abonar las mensualidades de la hipoteca o el alquiler con la de ir a eliminar fuel en las costas gallegas.
Los mayores les reclaman paciencia y los ni?atos les hablan de usted cuando preguntan: "?Tiene hora, se?ora?"
Francesc Ruiz, artista y miembro del equipo gestor del centro c¨ªvico Sant Andreu, dice que una de las ense?anzas de la exposici¨®n est¨¢ en esa contradicci¨®n, que ¨¦l cree m¨¢s aparente que real. "La cuesti¨®n est¨¢ en que uno tenga claros sus principios y los aplique en su vida diaria", afirma, sin predicar. Ruiz apunta otro de los aspectos de la exhibici¨®n, que es aplicable al arte contempor¨¢neo en general. Aunque parezca de perogrullo, una exposici¨®n que refleja en qu¨¦ est¨¢n trabajando y qu¨¦ preocupa a los artistas j¨®venes sirve para darse cuenta de que ¨¦stos siguen dando vueltas a la pregunta sobre su papel dentro de la sociedad.
Es as¨ª como llegamos a la obra que ha ganado el premio en la categor¨ªa de proyecto (2.400 euros). Es una propuesta de documental de Juan Jos¨¦ Ponce (C¨¢diz, 1973) sobre los ni?os de la calle de T¨¢nger y Tetu¨¢n a partir de la mirada del escritor maldito Mohamed Chukri. El trabajo lleva por t¨ªtulo Maldita calle y se est¨¢ rodando ahora. Es un ejemplo m¨¢s de la difuminaci¨®n total de fronteras dentro del arte. Carles Guerra, uno de los miembros del jurado junto con Gl¨°ria Pou y Elena Gen¨ªs, recuerda que este proyecto y la obra Delta del Llobregat, de Jorge Mestre e Iv¨¢n Bercedo, introducen "una manera de entender el trabajo m¨¢s actual que producir una obra para entrar en el circuito de galer¨ªas".
Delta del Llobregat es obra de dos arquitectos. Es un trabajo fotogr¨¢fico que Guerra califica de "ensayo". Y cabr¨ªa a?adir que po¨¦tico, puente entre la cara social y la intimista de la exposici¨®n. Es una serie de im¨¢genes de un "territorio a la espera" de desaparecer por las obras de desviaci¨®n del tramo final del r¨ªo. En definitiva, la obra no es m¨¢s que una "naturaleza muerta", como escriben los artistas en el texto que la acompa?a. Pariente de ¨¦sta es el v¨ªdeo de Jordi Ribes Primera parte. Sobre todo porque Ribes ha colocado la c¨¢mara -una especie de esp¨ªa- en lugares extra?os, como los parterres que quedan entre la circulaci¨®n rodada de una gran ciudad. Si se ha visto que familias enteras celebran pic-nics en las esquinas de las calles de la Zona Franca profunda, se cree que estos no lugares se llenen de la vida que muestra Ribes: un grupo de personas adiestrando perros, un hombre que practica el tiro de la petanca...
Esa sucesi¨®n de gentes atrapadas en su cotidianidad tiene algo que ver con la obra que ha ganado el segundo premio (1.200 euros), de Emilia Latorre (Zaragoza, 1979). Es un trabajo m¨ªnimo y una reedici¨®n del objet trouv¨¦. Latorre recorre facultades de ciencias para recolectar apuntes de los estudiantes y luego exponerlos. Es una manera de aproximarse a los estados de ¨¢nimo de personas an¨®nimas, de mostrar unos instantes de m¨¢xima concentraci¨®n o de m¨¢ximo tedio. Igual en algunas clases como cuando se viaja en el asiento trasero de un coche y los pensamientos se desparraman de un lugar a otro, como se ve y oye en el v¨ªdeo de Mireia Sallar¨¨s By the way. La obra introduce un elemento de ficci¨®n, la construcci¨®n de una historia, como en el v¨ªdeo que ha ganado el primer premio (2.400 euros), Imagine, de Luis Bezeta (Santander, 1974), donde un personaje recorre el camino del metro a casa: mientras ¨¦l parece avanzar, la gente con quien se cruza marcha para atr¨¢s y la canci¨®n de Lennon, un himno para determinada generaci¨®n ya no can¨®nicamente joven, se oye del rev¨¦s.
Escribe Guerra en el texto que acompa?a la exposici¨®n que una manera de aproximarse a esos trabajos j¨®venes es dejar que ellos nos interpreten a nosotros, m¨¢s que tratar de darles una interpretaci¨®n. La diferencia es sutil y acaso sea una invitaci¨®n al espectador para que cambie su mirada. En este caso, el elemento generacional puede ser un anzuelo, peque?o pero efectivo.
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