??nimo chavales!
Es verdaderamente saludable y refrescante comprobar el comportamiento tan generoso mostrado por los j¨®venes de hoy d¨ªa que, con su habitual frescura y sin pensar en m¨¢s problemas que los de hacer el bien, muestran su solidaridad y deciden aprovechar este largo puente para emigrar a otras tierras pr¨®ximas al mar con el fin de arrimar el hombro para ayudar a la limpieza de sus playas de ese oro negro que no siempre genera beneficios, como ocurre en este caso. Las costas gallegas han sufrido el embate de olas negras que han dejado sus playas sucias y la pesca en aquella zona esquilmada, sinti¨¦ndose desafortunadas por el desastre, pero tambi¨¦n abandonadas por la desastrosa actuaci¨®n de la Administraci¨®n, lo que suma dos desastres: uno provocado por las circunstancias y el otro sobrevenido por la inutilidad demostrada.
No obstante, Galicia puede sentirse acunada por ese sinf¨ªn de j¨®venes que, con su alegr¨ªa, han ido a mostrar su capacidad solidaria y mano a mano, junto a ellos, claman por sus ganas de vivir, pero un vivir que muestra su concepci¨®n humana del sentimiento y su af¨¢n de colaborar ante el desastre y todo gracias a la insolidaridad del Gobierno que tenemos. Alg¨²n d¨ªa, en un futuro pr¨®ximo, esos j¨®venes ser¨¢n los miembros de otro Gobierno que, por los hechos actuales deber¨¢ ser m¨¢s eficaz, mostr¨¢ndolo en su momento en casos similares y no dejando colgados a sus ciudadanos.
Desde mi trono casero, me siento tan solidario como ellos y si hubiese sido un parado, tambi¨¦n hubiese hecho de mi capa un sayo y li¨¢ndome la manta al cuello hacia Galicia me hubiese ido a sentirme joven. ?Chavales! no desesper¨¦is que el futuro es vuestro, seguid vuestro camino y no mir¨¦is para atr¨¢s que el ejemplo mostrado por quien sab¨¦is ni es aconsejable ni bien recibido por nadie que se precie un poco.??nimo chavales! No os dej¨¦is avasallar por los sinsabores y sed vosotros mismos ?haced el bien y no mir¨¦is a qui¨¦n! Y despu¨¦s, nosotros los mayores, decimos que los j¨®venes no saben pasar sin fumarse su raci¨®n de porro, pero se ha demostrado que eso no es cierto, quedando en una minor¨ªa esa manera de ver la vida. Sin ser el a?o del Ap¨®stol, os merec¨¦is el jubileo y que el botafumeiro vuele por los aires de su Catedral en acto de acci¨®n de gracias por vuestra ayuda. Seguid as¨ª.
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