El futuro de la formaci¨®n continua
Las noticias recientes sobre irregularidades en la formaci¨®n, unido a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el derecho de la Generalitat de Catalu?a, y por tanto todas las comunidades aut¨®nomas, de gestionar la formaci¨®n, son razones m¨¢s que suficientes para reflexionar sobre una materia que tiene un inter¨¦s creciente en las relaciones laborales y en el empleo.
La sentencia del Constitucional obligaba a revisar o adaptar los vigentes III Acuerdos estatales de Formaci¨®n. Las noticias recientes y su sobredimensionamiento period¨ªstico pone en evidencia que hay importantes intereses de fondo en revisar un modelo que ha permitido que se formen millones de trabajadores y donde ha habido una participaci¨®n paritaria entre patronales, sindicatos y administraci¨®n. El sistema ha funcionado bien en lo fundamental. Chapuzas y fraudes -de CC OO, ninguno- ha habido como hay siempre en toda actividad humana, pero ¨¦stos han tenido un car¨¢cter porcentualmente muy peque?o sobre el volumen total gestionado, apenas un 0,2% en el reciente informe del Tribunal de Cuentas. Ser¨ªa deseable que las haciendas funcionasen con una eficacia contra el fraude fiscal no menor.
Destapado el tarro aparecen claramente los intereses en juego. Las patronales est¨¢n m¨¢s interesadas en recortar sus cotizaciones sociales, ente las que se encuentra la cuota de formaci¨®n profesional, que en mantener un modelo que les obliga a concertar con los sindicatos. Si adem¨¢s se a?aden incentivos fiscales a la rebaja, mejor que mejor. La Administraci¨®n central, que al principio dej¨® la formaci¨®n en manos de patronal y sindicatos, ha ido aumentando su peso a lo largo de los tres acuerdos estatales (en Euskadi la Administraci¨®n ten¨ªa presencia desde el principio), hasta el punto de que hoy es determinante. Parece ser que ambas quieren dar un paso m¨¢s y dejar fuera a los sindicatos. Los empresarios, con las reducciones de cuota y los favores de los gobiernos, tienen escaso inter¨¦s en acordar los planes de formaci¨®n con los representantes de los trabajadores. Saben que los gobiernos, sean del color que sean, se van a poner a su disposici¨®n.
Tenemos el riesgo de retroceder diez a?os en la formaci¨®n; es decir, volver a los tiempos en que el Inem (c¨¢mbiese ahora por las administraciones auton¨®micas), se lo guisaba y se lo com¨ªa con las empresas, especialmente con las de cierto tama?o que tienen departamentos de recursos humanos con capacidad para gestionar los planes de formaci¨®n. ?En manos de quien quedar¨¢ la formaci¨®n en pymes y microempresas? ?Qu¨¦ ser¨¢ del derecho de los trabajadores a la formaci¨®n y a participar en su planificaci¨®n y gesti¨®n? Ante esto, algunos sindicatos de Euskadi, alegres y combativos ellos, se han metido en la refriega con una visi¨®n cortoplacista y restringida de las relaciones laborales que, una vez m¨¢s, les sit¨²a, quieran o no, al lado de las posiciones m¨¢s reaccionarias en toda esta cuesti¨®n.
Falta saber qu¨¦ pasar¨ªa en Euskadi si se transfiere la formaci¨®n continua a las comunidades aut¨®nomas pero de eso hablamos otro d¨ªa, porque mucho nos tememos que va a ir al anexo presupuestario del lehendakari por a?os.
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