Jos¨¦ Mar¨ªa Zabala resume en una exposici¨®n en San Sebasti¨¢n su trayectoria en el mundo de la imagen
Jos¨¦ Mar¨ªa Zabala (Ir¨²n, 1949), guitarrista del cantautor Mikel Laboa en los a?os del grupo Ez dok Amairu, tiene un extenso curr¨ªculum como fot¨®grafo, cineasta y grafista. Pero parte importante de su trabajo en el mundo de la imagen apenas se conoce, ya que Zabala, autor de v¨ªdeos como El crimen de Hernani, no se ha prodigado en exposiciones. Ahora, se desnuda art¨ªsticamente ante el p¨²blico en el Koldo Mitxelena de San Sebasti¨¢n, a trav¨¦s de fotograf¨ªas y fragmentos de sus v¨ªdeos y filmes.
La exposici¨®n, titulada Los ojos son grandes cazadores, resume cuatro d¨¦cadas de trayectoria de este artista que ha dedicado los ¨²ltimos siete meses a bucear en sus archivos. "En ocasiones me he encontrado como haciendo arqueolog¨ªa sobre mi mismo", confes¨® ayer. "He sentido sensaciones muy especiales y muy fuertes". Zabala ha seleccionado 16 fotograf¨ªas, las ha ampliado y las ha tratado con tecnolog¨ªa digital, para evidenciar sus inquietudes est¨¦ticas y vitales. Abarcan desde instant¨¢neas de objetos cotidianos, como la mesa de una cocina, hasta mujeres desnudas, ni?os jugando en el r¨ªo o la vista de una playa de Hawai, atestada de personas en pleno campeonato de surf. Las fotograf¨ªas no cuelgan de la pared. S¨®lo se apoyan sobre ella, como si la exposici¨®n se encontrara a¨²n en pleno montaje.
Soportes "sin prestigio"
Es la escenificaci¨®n de la filosof¨ªa del propio artista. A Zabala no le interesa el arte como est¨¦tica, sino por su capacidad de transmitir sensaciones, sentimientos o ideas. "Lo fundamental para m¨ª, es la comunicaci¨®n. No encuentro el valor del arte en la cosa en s¨ª misma sino en lo que puede comunicar", dijo durante la presentaci¨®n de la muestra. Precisamente por eso, siente una especial predilecci¨®n "por los soportes sin prestigio, los que pueden abaratar los costes, multiplicarse" y llegar te¨®ricamente a m¨¢s personas.
Zabala ha querido que Los ojos son grandes cazadores sea una experiencia sensorial. Apoyadas sobre la paded s¨®lo est¨¢n esas 16 fotograf¨ªas, pero en las pantallas de v¨ªdeo y ordenador pueden verse m¨¢s de 300, entre ellas, retratos de los escultores Eduardo Chillida y Jorge Oteiza, el cineasta Montxo Armend¨¢riz o el periodista Mariano Ferrer.
Las im¨¢genes se suceden en grupos tem¨¢ticos, que representan una constante en la obra de Zabala: Eros, Retratos, Objetos, Tribus, Cuentos M¨¢gicos. Todo, tambi¨¦n los fragmentos de sus filmes o v¨ªdeos, se presenta en una especie de desv¨¢n, una sala llena de m¨¢quinas de escribir, impresoras, cables, herramientas, zapatos o muebles construidos por el propio artista. "Las ideas que siempre me vienen son cosas muy vividas o muy sentidas", asegur¨® Zabala mientras explicaba el proceso de realizaci¨®n de una mesa de estudio. Su padre era un gran aficionado a la fotograf¨ªa. "Otros heredan el deseo de tener una escopeta para ir de caza. Y esto es lo que yo hered¨¦", dice.
En todo caso, no ha sido ¨¦ste su ¨²nico motor art¨ªstico. Zabala apost¨® primero por la experimentaci¨®n musical durante los a?os del surgimiento de la nueva canci¨®n vasca. Pero de forma paralela desarroll¨® una carrera ligada a la imagen que le llev¨® al cine. En 1976 estren¨® el largometraje Axut. Cuatro a?os m¨¢s tarde, expuso su trabajo fotogr¨¢fico Figurines y en 1982 abri¨® un estudio de fotograf¨ªa en San Sebasti¨¢n que cerr¨® a principios de los 90. Entonces se fue a Paris y comenz¨® a trabajar con el ordenador. Su planteamiento vital y laboral gir¨®. Zabala se recluy¨® en Berastegui y, desde ah¨ª, contin¨²a con su trabajo como dise?ador gr¨¢fico, con la fotograf¨ªa y el cine.
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