Cajas contaminadas

Al margen de las distancias relativas en tama?o y rentabilidad, la diferencia principal entre los bancos espa?oles y las cajas de ahorro es el riesgo elevado de contaminaci¨®n pol¨ªtica en la gesti¨®n de las cajas. Los recientes alborotos suscitados en La Caixa y Cajasur son al mismo tiempo la consecuencia y el ejemplo perfecto de esta contaminaci¨®n. Se trata, en el primero de los casos, de las rocambolescas maniobras de CiU para sustituir al presidente de la entidad, Josep Vilarasau, antes de que una hipot¨¦tica victoria electoral de los socialistas catalanes hurtara a los nacionalistas la oportunidad de decidir qui¨¦n controlar¨¢ la caja en los pr¨®ximos a?os. Y en el segundo, del juego espurio de alianzas con el PP del cura Miguel Castillejo, presidente de la entidad, sorprendido por el Gobierno andaluz en la sustanciosa tarea de autoconcederse una indemnizaci¨®n de 2,5 millones de euros como consuelo nada evang¨¦lico a su jubilaci¨®n.

Nada bueno puede desprenderse de la manipulaci¨®n abusiva -una vez m¨¢s- de la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos, en esta ocasi¨®n de los de Catalu?a, para teledirigir la sustituci¨®n de Vilarasau en principio por un consejero af¨ªn a CiU. El PP ha jugado en esta ocasi¨®n el papel de c¨®mplice necesario en el juego de definir un procedimiento m¨¢s o menos razonable, en este caso la limitaci¨®n a 70 a?os para ocupar el puesto de consejero, para despedir al presidente anterior. La arbitrariedad del argumento de la limitaci¨®n de edad queda m¨¢s que patente si se recuerda que el PP se opuso a este tope cuando el Gobierno andaluz la incluy¨® en su Ley Financiera. No menos arbitraria es la reciente legislaci¨®n catalana, que entrar¨¢ en vigor en enero, que establece como l¨ªmite m¨¢ximo los ocho a?os para permanecer en el consejo de una caja. Cambios sobre cambios, sin motivos profesionales suficientes, socavan la estabilidad de las cajas y contradicen el objetivo declarado en la Ley Financiera de profesionalizar su gesti¨®n.

En el caso de Cajasur, la posici¨®n de su presidente, enfrentado al Gobierno socialista de la comunidad aut¨®noma, parece ya insostenible despu¨¦s de que su superior eclesi¨¢stico, el obispo de C¨®rdoba, Javier Mart¨ªnez, haya denunciado p¨²blicamente la "intoxicaci¨®n" pol¨ªtica de Miguel Castillejo con sus alianzas poco santas con el PP y tildado de escandalosa la p¨®liza indemnizatoria mencionada. Miguel Castillejo no deber¨ªa haber apelado a la ayuda del PP para resolver un problema planteado en t¨¦rminos auton¨®micos, y tambi¨¦n es un error grave considerar que la gesti¨®n de Cajasur puede sustraerse a las decisiones leg¨ªtimas de la Junta de Andaluc¨ªa. Tales desprop¨®sitos s¨®lo pod¨ªan desembocar en la desairada posici¨®n actual. A Castillejo s¨®lo le queda la senda honorable de renunciar a su jugosa p¨®liza jubilatoria y considerar su salida del consejo.