Inflaci¨®n de fondo
Es dif¨ªcil encontrar elementos favorables en el registro de los precios al consumo del pasado noviembre. Tal vez, el m¨¢s positivo sea que pese al incremento mensual del 0,2%, la tasa interanual ha cedido una d¨¦cima, al igual que la inflaci¨®n subyacente. El buen comportamiento relativo de los carburantes -algo que ser¨¢ dif¨ªcil garantizar en el futuro con la incertidumbre que se cierne sobre Irak y la crisis pol¨ªtica de Venezuela- y el de los precios de los servicios, que han compensado el nuevo repunte en los precios del calzado y vestido, han contribuido a detener la continuidad de la subida de precios.
Con todo, la evoluci¨®n del diferencial de inflaci¨®n frente al promedio de la eurozona sigue manteni¨¦ndose en niveles hist¨®ricamente altos. El resto de los pa¨ªses de la UE, particularmente Francia y Alemania, con los que nuestro comercio es m¨¢s intenso, mantienen tasas de inflaci¨®n muy inferiores, con el consiguiente da?o para la competitividad de nuestra econom¨ªa. Por el momento, la imposibilidad de llevar la tasa de variaci¨®n de precios a los objetivos definidos por el Gobierno ya ha supuesto la revisi¨®n al alza de los pagos por pensiones durante 2003 por un total de 2.090 millones de euros.
La persistencia de ese problema desde hace a?os, al menos ahora reconocido como importante por las autoridades, no se ha traducido hasta el momento en acciones concretas. El Gobierno ha tomado nota durante las ¨²ltimas semanas de las ineficiencias existentes en la distribuci¨®n de algunos alimentos, expresivas de una importante asimetr¨ªa entre los precios pagados en origen y los que rigen finalmente ante el consumidor. ?Qu¨¦ acciones concretas se han tomado? De momento, ninguna que se sepa.
La coexistencia de esa persistencia de la inflaci¨®n con un horizonte de crecimiento ciertamente menos favorable que el existente hasta hace apenas unos meses plantea serios interrogantes sobre el futuro pr¨®ximo de la econom¨ªa espa?ola. La revisi¨®n a la baja de las previsiones de crecimiento, que acaba de hacer p¨²blica el BCE para el conjunto de la eurozona, obliga a cuestionar si las actuaciones de la actual pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno son suficientes para neutralizar los vientos desaceleradores. En este sentido, no puede darse por descontado el efecto expansivo que sobre el consumo y las decisiones de gasto pueda tener la liberaci¨®n parcial de renta originada por la reducci¨®n en el IRPF a partir del a?o pr¨®ximo.
Pero es que al mal dato de los precios se a?ade el debilitamiento de la creaci¨®n de empleo o un aumento del paro, lo que limita la acci¨®n reanimadora de esa reforma fiscal. Un resultado seguro ser¨¢, en cambio, una menor recaudaci¨®n en un momento en que la econom¨ªa espa?ola necesita m¨¢s inversi¨®n en capital y en investigaci¨®n y desarrollo, determinantes para mejorar la productividad, y m¨¢s incentivos fiscales a la dormida inversi¨®n empresarial. Con el a?o pr¨®ximo, la econom¨ªa espa?ola no s¨®lo puede dar por finalizado su particular milagro, sino resucitar viejos problemas, que las autoridades han preferido ignorar.
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