Toque de queda
En mi comunidad, Asturias, se va poner en pr¨¢ctica una medida pedag¨®gica que supone la intervenci¨®n de la fuerza p¨²blica para solucionar el viejo problema de los novillos, actual "darse el pire".
La polic¨ªa llevar¨¢ a aquellos chicos y chicas que est¨¦n en la calle durante las horas lectivas a sus correspondientes centros educativos. Tal parece que el t¨¦rmino "escolarizaci¨®n obligatoria" se est¨¢ ampliando hasta abarcar tambi¨¦n el significado de reclusi¨®n obligatoria.
Esta concepci¨®n novedosa de la libertad podr¨ªa saltarse la barrera de los diecis¨¦is a?os y hacerse extensiva a toda la poblaci¨®n adulta: todo aquel que no est¨¦ en el lugar que le corresponde socialmente deber¨¢ ser llevado inmediatamente a su puesto de trabajo, oficina, despacho, campo de labor, cocina, hogar, esquina, arroyo, fango...
?Ah!, pero es que ¨¦stos son mayores de edad y est¨¢n ejerciendo su derecho a no estar donde debieran estar.
Tomar decisiones es arriesgado y siempre conlleva consecuencias. Impedir que un ni?o camine porque podr¨ªa caerse al correr parece un disparate.
Esta medida represiva y otras similares est¨¢n respaldadas por eso que llaman "alarma social" que esconde, en realidad, "calambre social". Quiz¨¢ yo no haya entendido bien el objetivo final de esta medida de protecci¨®n a la infancia y sea una versi¨®n actualizada del viejo juego de polic¨ªas y ladrones.
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