La ley que nunca acaba de llegar

Veinticuatro a?os despu¨¦s de la promulgaci¨®n de la Constituci¨®n y 23 despu¨¦s de la aprobaci¨®n del Estatut, Catalu?a es la ¨²nica comunidad aut¨®noma que no dispone de una ley electoral propia. No existe ning¨²n impedimento legal ni el hecho responde a veto alguno del Gobierno central, pero en Catalu?a se siguen convocando todas las elecciones auton¨®micas a partir de una disposici¨®n transitoria del Estatut pensada para el a?o 1979. En 1999, la aplicaci¨®n de esta norma temporal tuvo consecuencias cruciales: la plataforma encabezada por Pasqual Maragall obtuvo m¨¢s votos que Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), pero la coalici¨®n nacionalista consigui¨® m¨¢s esca?os y, por tanto, conserv¨® el poder.

Con el modelo alem¨¢n, el PSC ganar¨ªa a CiU, aunque seguir¨ªa en la oposici¨®n

El Partit dels Socialistes (PSC), Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) llevan a?os reclamando un sistema electoral propio para Catalu?a. Incluso el Partido Popular (PP) viene exigi¨¦ndolo toda la legislatura: ha convertido la ley electoral en el ejemplo emblem¨¢tico de por qu¨¦, a su juicio, no es necesario incrementar el autogobierno al quedar a¨²n competencias por desarrollar.

En cambio, Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU), que se ve beneficiada por el actual sistema -porque el voto de las circunscripciones menos pobladas, feudos tradicionales del nacionalismo, est¨¢ sobrerrepresentado-, se ha quedado sola en defensa del statu quo esgrimiendo que falta el consenso necesario para elaborar la ley. No obstante, su candidato a la presidencia de la Generalitat, Artur Mas, se ha comprometido a impulsar por fin la ley pendiente en la pr¨®xima legislatura y ha avanzado que defender¨¢ un sistema que asigne un diputado espec¨ªfico a cada comarca.

En esta legislatura, sin embargo, la propia CiU se plante¨® abrir el debate sobre el sistema electoral. A pesar de las reticencias expresadas en m¨²ltiples ocasiones por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en el a?o 2000 el propio Departamento de Presidencia encarg¨® al Centre d'Estudis Sociol¨°gics (CES) un estudio sobre "posibles alternativas a la actual ley electoral".

La existencia del estudio, para uso interno del Gobierno, se ha conocido recientemente, a ra¨ªz del exhaustivo informe elaborado por el diputado de Esquerra Republicana (ERC) Joan Ridao sobre todos los estudios solicitados por el Gobierno catal¨¢n en los ¨²ltimos a?os. La entrega del trabajo de CES -en noviembre de 2000- coincidi¨® con el periodo en que al frente de Gobernaci¨®n se encontraba Josep Antoni Duran, quien enarbol¨® la bandera de la reforma de la organizaci¨®n territorial de Catalu?a, vista como un paso previo a la elaboraci¨®n de una ley electoral propia. Con su salida del Gobierno -febrero de 2001-, estos proyectos quedaron guardados en un caj¨®n.

El trabajo del CES especula con la aplicaci¨®n a la realidad catalana de sistemas electorales que combinan el voto a un candidato concreto -vinculado a un territorio-con el voto a la lista de un partido pol¨ªtico, la opci¨®n que, con matices, defienden la mayor¨ªa de los partidos -incluidos CiU y el PSC-, por lo menos sobre el papel. Los modelos que traslada a la realidad catalana son el escoc¨¦s, el alem¨¢n y uno elaborado por la Fundaci¨®n Jaume Bofill que es, de hecho, una adaptaci¨®n libre del sistema alem¨¢n.

- Resultados. Calcular los votos reales de las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas en funci¨®n de los distintos sistemas electorales sugeridos no deja de ser una especulaci¨®n porque el comportamiento de los electores podr¨ªa variar en funci¨®n de los candidatos presentados eventualmente por los partidos en las circunscripciones de elecci¨®n directa. Pero pese a estas limitaciones metodol¨®gicas, reconocidas por los autores del estudio, el informe se atreve a sugerir c¨®mo hubiera quedado el Parlament aplicando cada una de las leyes electorales sugeridas.

Los cambios no son cuantitativamente espectaculares, pero ante resultados tan ajustados como los de los ¨²ltimos comicios podr¨ªan llegar a ser decisivos: con el modelo escoc¨¦s, CiU habr¨ªa mejorado incluso sus resultados y se hubiera asegurado la investidura de Jordi Pujol pudiendo elegir como socio entre ERC y el PP. Con la aplicaci¨®n mec¨¢nica del sistema alem¨¢n, el PSC hubiera superado a CiU no s¨®lo en votos, sino tambi¨¦n en esca?os, aunque seguir¨ªa en la oposici¨®n porque Iniciativa per Catalunya Verds estar¨ªa fuera del Parlament. Pero en este caso, el PP ser¨ªa el ¨²nico partido con el que CiU llegar¨ªa a los 68 esca?os necesarios para lograr mayor¨ªa absoluta.

En cambio, la aplicaci¨®n del sistema dise?ado por la Fundaci¨® Jaume Bofill, al menos en su fase transitoria, hubiera permitido a las izquierdas alcanzar los 68 esca?os que se requieren para gobernar. Adem¨¢s, la posibilidad de un eventual frente nacionalista -CiU y ERC- quedar¨ªa descartada. No obstante, esta composici¨®n s¨®lo ser¨ªa posible en la fase provisional que prev¨¦ el sistema, que sit¨²a el umbral para obtener representaci¨®n parlamentaria en el 3% provincial.

En una fase posterior este umbral se sit¨²a en el 4%, lo que hubiera dejado a Iniciativa fuera del Parlament. Tradicionalmente, ICV ha superado este porcentaje, pero en 1999 logr¨® s¨®lo el 3,3% en la provincia de Barcelona, la circunscripci¨®n en la que obtiene siempre sus mejores resultados. La traslaci¨®n mec¨¢nica del modelo alem¨¢n a Catalu?a tambi¨¦n hubiera convertido en extraparlamentaria a ERC en 1984 y 1988.

- Doble voto. Los tres sistemas sugeridos pretenden combinar dos aspectos: mejorar la identificaci¨®n de los diputados con un territorio -ganar proximidad con los ciudadanos- y garantizar al mismo tiempo la proporcionalidad. Ello exigir¨ªa que en cada elecci¨®n los electores votaran en dos urnas: en una, a un diputado personalizado, adscrito a su territorio, que se elegir¨ªa por mayor¨ªa simple; en la otra, a un partido, que presentar¨ªa sus listas cerradas y bloqueadas, como las de ahora. La asignaci¨®n de diputados entre los partidos por esta v¨ªa se realizar¨ªa a trav¨¦s de f¨®rmulas que asegurasen la representaci¨®n de las formaciones minoritarias.

- Comarcas. Las circunscripciones uninominales toman como base las comarcas existentes, aunque aplicando criterios correctores para crear unidades de poblaci¨®n similar. En 1999, CiU fue el primer partido en 35 comarcas y 4 distritos de Barcelona, y el PSC fue la opci¨®n m¨¢s votada en seis comarcas y en seis distritos. No obstante, ante unas elecciones reales los resultados podr¨ªan alterarse con la formaci¨®n de eventuales alianzas de apoyo a un determinado pol¨ªtico en cada circunscripci¨®n, que elige un ¨²nico candidato. En cualquier caso, los sistemas electorales sugeridos a partir de los tres modelos analizados toman como base para decidir el total de esca?os en el Parlament el resultado global que obtienen los partidos. Las elecciones de base comarcal sirven, por tanto, b¨¢sicamente para decidir la identidad de algunos de los diputados de cada grupo parlamentario y no alteran el reparto de esca?os en la C¨¢mara.