El nacionalismo de ETA
POCAS HORAS DESPU?S de la publicaci¨®n del ¨²ltimo comunicado de ETA, que rechaza de malos modos el pacto pol¨ªtico propuesto en septiembre por Ibarretxe, el lehendakari convocaba para el pr¨®ximo d¨ªa 22 una manifestaci¨®n unitaria contra la banda terrorista. Pese a los desmentidos oficiosos sobre la existencia de un nexo entre ambas noticias, la inferencia causal resulta veros¨ªmil. Salvo el breve par¨¦ntesis posterior al pacto secreto que PNV y EA firmaron en 1998 con ETA, los insultos del nacionalismo radical a los partidos nacionalistas moderados han sido moneda corriente en sus textos; pocas veces, sin embargo, esa agresividad hab¨ªa alcanzado el nivel del comunicado fechado el 1 de diciembre.
La manifestaci¨®n unitaria contra ETA convocada el 22 de diciembre es la respuesta del 'lehendakari' al injurioso rechazo por la organizaci¨®n terrorista de su proyecto para enterrar el Estatuto
El "traidor Ibarretxe" y sus consejeros son tachados de "lazarillos del poder central"; si el Estatuto de Gernika fue "una trampa y una red mortal para Euskal Herria", el pacto pol¨ªtico ideado por el lehendakari para enterrarlo ofrece "las mismas deficiencias" y contin¨²a siendo "demasiado peque?o": al Pueblo Vasco todav¨ªa vivo " no lo queda bien esta morataja hecha por los costureros de Ibarretxe". Bajo un disfraz nacionalista y con los votos "secuestrados" a Batasuna en el a?o 2001, el PNV "vuelve a apostar por la prolongaci¨®n de la guerra": su objetivo es "mantener las poltronas" de sus dirigentes, "proteger su dinero y negocios, asegurarles su c¨®moda forma de vida". El comunicado reprocha al nacionalismo gobernante el incumplimiento de su pacto secreto con ETA de hace cuatro a?os: "Entonces no tuvo ni responsabilidad ni valent¨ªa para llevar adelante el proceso iniciado", esto es, el camino hacia la independencia de la Euskal Herria formada por el Pa¨ªs Vasco, Navarra y los territorios franceses.
Pero las interacciones entre el injurioso texto de la banda terrorista y la respuesta dada por Ibarretxe en forma de manifestaci¨®n unitaria contra ETA ofrecen una dimensi¨®n parad¨®jica: el comunicado muestra c¨®mo la banda terrorista comparte con PNV y EA amplios espacios de caracter ideol¨®gico y programatico, aunque su com¨²n proyecto soberanista sea instrumentado complementaria y respectivamente por las malas (la violencia) o por las buenas (las urnas). Algunos diagn¨®sticos de ETA resultan casi indistinguibles de los an¨¢lisis de ciertos portavoces del nacionalismo gobernante: los poderes p¨²blicos espa?oles est¨¢n "recuperando los restos del franquismo" y "el estado de excepci¨®n se ha agravado" tras las acciones judiciales contra Batasuna. Tambi¨¦n hay resonancias del PNV en la descalificaci¨®n de la Constituci¨®n de 1978 ("Euskal Herria rechaz¨® esa Constituci¨®n extranjera") y el desprecio hacia el "jacobino Estado franc¨¦s" del comunicado de la banda terrorista: "Los derechos civiles y pol¨ªticos que durante siglos se nos han negado a los ciudadanos vascos" son reprimidos en ambos lados de los Pirineos. Las insostenibles leyendas de ETA sobre el pasado esencialista del "pueblo m¨¢s viejo de Europa" ("durante muchos siglos nos han obligado a los ciudadanos vascos a ser espa?oles o franceses, aunque en nuestros corazones no hubiese m¨¢s que sentimientos de vasco") y su futuro irredentista ("lo mantendremos vivo siglo tras siglo luchando contra los opresores para que un d¨ªa pueda elegir su lugar en el mundo libre y pac¨ªficamente") son defendidas igualmente por muchos dirigentes del PNV y de EA.
Aunque la asistencia a cualquier manifestaci¨®n unitaria contra el terrorismo sea un deber democr¨¢tico (as¨ª lo han entendido los movimientos c¨ªvicos y los partidos vascos sin adscripci¨®n nacionalista), esos lazos de parentesco entre las variantes moderada y radical del nacionalismo explican los iniciales recelos ante la convocatoria. En cualquier caso, el recuerdo del pacto secreto de PNV y EA con ETA en 1998, sus desmovilizadoras exhortaciones al di¨¢logo y a la salida negociada con los terroristas, la defensa de Batasuna por el Gobierno de Vitoria y la deriva soberanista del proyecto de Ibarretxe enterrador dcl Estatuto no deber¨ªan servir de excusa para faltar a la manifestaci¨®n del d¨ªa 22.
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