Ra¨²l es el Bal¨®n de Diamantes
El delantero dirige la remontada del Madrid, que concedi¨® dos goles al Recre en los primeros diez minutos
Corren ahora unas votaciones sobre los mejores futbolistas del a?o y nadie concede a Ra¨²l la menor oportunidad. Hay algo en ¨¦l que, por lo visto, no convoca a los que deciden estos premios. La raz¨®n de esta injusticia es inexplicable. Casi desde que comenz¨® su carrera, Ra¨²l ha tenido que vencer toda clase de prejuicios. Tras su primer partido, un conocido profeta le consider¨® carne de Segunda B. Desde entonces, en la periferia del f¨²tbol se instal¨® la idea del jugador sobrevalorado, pues a simple vista nada le hac¨ªa merecedor de la fama que le sigue. A simple vista, Ra¨²l es un flaquito zambo, m¨¢s lento que r¨¢pido seg¨²n los c¨¢nones del atletismo, con una cierta habilidad disminuida por su falta de potencia para sacarla rendimiento, con una pegada discreta, un tipo de jugador, en fin, bastante com¨²n, lo que le inhabilitar¨ªa para lo que no es com¨²n: la excelencia. Pero con Ra¨²l no conviene dejarse llevar por la primera mirada, ni por la segunda. A Ra¨²l le desentra?an mejor que nadie los profesionales de la cosa, los que sufren las consecuencias de su asombroso talento y los que se benefician de su impagable categor¨ªa. De un lado, por ejemplo, los jugadores del Recreativo, que llegaron a pensar en un milagro que Ra¨²l se encarg¨® de desbaratar. De otro, los futbolistas del Madrid, tantas veces rescatados del barro por el jugador m¨¢s importante que ha dado el f¨²tbol espa?ol.
REAL MADRID 4 - RECREATIVO 2
Real Madrid: Casillas; Salgado (Mi?ambres, m. 56), Helguera, Pav¨®n, Bravo; Flavio, Cambiasso (Solari, m. 46); Figo, Ra¨²l, Zidane; y Guti. Recreativo: Luque; Javi Garc¨ªa, ?lex, Loren, Esp¨ªnola; Cubillo (Bermejo, m. 76), Camacho, Kaiku (Gal¨¢n, m. 72), Viqueira, Arp¨®n (Benitez, m. 68); y Ra¨²l Molina. Goles: 0-1. M. 3 Cubillo, tras un despeje de Casillas a los pies de Molina. 0-2. M. 15: Esp¨ªnola, a pase de Molina. 1-2. M. 29. Ra¨²l Bravo, de estupenda vaselina. 2-2. M. 65. Helguera, de cabeza, a la salida de un c¨®rner. 3-2. M. 71. Ra¨²l, en jugada personal. 4-2. M. 90. Figo, con el defensa Esp¨ªnola de portero, de penalti. ?rbitro. P¨¦rez Lasa. Expuls¨® a Luque (m. 89), por derribar a Guti en el penalti del 4-2. Amonest¨® a Flavio, Ra¨²l, Camacho, Cubillo, Loren y Lucas Alcaraz, entrenador del Recreativo. 66.302 espectadores en el Bernab¨¦u.
Cuando se sinceran los jugadores de gran prestigio, son mayor¨ªa los que apuntan a Ra¨²l como el futbolista que elegir¨ªan en primer lugar para ir a la guerra. Para jugar un partido, vamos. Ellos no eligen, ni votan, as¨ª que la comidilla se queda entre ellos. Esta gente no le ve como un flaco desgalichado, sino como la m¨¢xima garant¨ªa de seguridad, eficacia, car¨¢cter y recursos que se puede ver en un campo de f¨²tbol. Van para nueve los a?os que Ra¨²l lleva en el gran f¨²tbol, y al menos tiene de su lado a la estad¨ªstica, que siempre conviene estudiar en caso de duda. Es el m¨¢ximo goleador en activo de la Liga -con s¨®lo 25 a?os- y va camino de romper algunos r¨¦cords notables. Pero los n¨²meros s¨®lo dicen una parte peque?a de su trascendencia. Ra¨²l gana partidos, y si son complicados o muy exigentes, mucho mejor. Los gana con sus goles, por supuesto, pero sobre todo los gana porque casi siempre encuentra los recursos adecuados para marcar la diferencia. En unos casos, ser¨¢ el mejor centrocampista; en otros, ser¨¢ el delantero que encuentra en el ¨¢rea lo que a otros se les escapa; tambi¨¦n ser¨¢ el m¨¢s generoso de los futbolistas; y en ocasiones se reir¨¢ de los esc¨¦pticos con un poderoso remate, con un gol lleno de habilidad, con un cabezazo implacable, con todo aquello que se sospecha que no tiene, pero que Ra¨²l saca cuando llega el momento de ganar los partidos. Ning¨²n futbolista del mundo aplica mejor el conocimiento al f¨²tbol, ni nadie le saca m¨¢s r¨¦dito, que este delantero excepcional.
A Ra¨²l habr¨ªa que darle el bal¨®n de diamantes y acabar con el cuento. Por si acaso, frente al Recreativo ofreci¨® la clase de despliegue que invierte un partido casi letal para el Madrid. En s¨®lo diez minutos, el Recre se coloc¨® con dos goles de ventaja. Y no hab¨ªa en el horizonte nada que impidiese pensar en una proeza del equipo andaluz. Jugaba razonablemente bien, sacaba ventaja de la incompetencia de los centrocampistas del Madrid -Flavio y ?ambiasso fracasaron en el primer tiempo- y ten¨ªa el aspecto saludable que procura el optimismo. Ah¨ª es nada, dos goles en el Bernab¨¦u. Si el Recreativo sufr¨ªa carencias, no se ve¨ªa entonces. Se ve¨ªa a un Madrid sufriente, perplejo, sin capacidad para alimentar el juego en el medio campo, tenso por lo que se ven¨ªa encima. Le ayud¨® el golazo de Ra¨²l Bravo, una vaselina escandalosa que aliger¨® al equipo. Pero el hombre que cambi¨® el curso del partido fue Ra¨²l. Cogi¨® el partido por el pecho y lo gan¨®, as¨ª de simple.
Su inmensa contribuci¨®n se observ¨® en el dinamismo de su juego, en su capacidad para buscar soluciones en todos los sectores del campo, en la certeza del da?o que causaba en las filas del Recreativo, en el efecto contagioso sobre un equipo que comenz¨® a crecer alrededor de Ra¨²l. Y s¨ª, tambi¨¦n contribuy¨® el cambio de Cambiasso por Solari, porque eso signific¨® el traslado de Guti a posiciones m¨¢s retrasadas. Y Guti es otro jugadorazo nunca suficientemente comprendido, uno que ayer cambi¨® el traj¨ªn monocorde de la primera parte por un pu?ado de precisos y r¨¢pidos pases verticales. Pero al fondo de todo estaba Ra¨²l, y a ¨¦l correspondi¨® desequilibrar definitivamente el resultado con un gol formidable: amag¨® ante Loren, regate¨® sin piedad a Esp¨ªnola y ultim¨® al portero con un remate violento, inapelable, el remate de un hombre que est¨¢ por encima de los premios.
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