?Qui¨¦n dijo cansancio?
Los marineros est¨¢n destrozados f¨ªsicamente tras un mes de pelea contra el fuel pero aseguran que a¨²n les queda mucha fuerza
Entrar en la oficina de la cofrad¨ªa de pescadores de Baiona a las cuatro de la tarde y preguntar por el patr¨®n mayor puede ser tan inoportuno como entrar en la de Bueu o en la de Portonovo o en cualquier otra de las R¨ªas Bajas amenazadas por la tercera marea negra. Ayer, a las cuatro de la tarde, Suso L¨®pez M¨¦ndez, de 58 a?os, due?o del barco Zulemita, jefe de 400 marineros y de unos 600 voluntarios, dej¨® por un segundo uno de los tres tel¨¦fonos que manejaba, se levant¨®, se garr¨® al dintel de la puerta y con los dientes apretados dec¨ªa:
-Qu¨¦ ganas tengo de fumar, qu¨¦ ganas tengo de fumar, qu¨¦ ganas tengo de fumar, qu¨¦ ganas tengo de...
La secretaria de la cofrad¨ªa le meti¨® una mandarina en la boca. Suso lleva ocho meses sin fumar, pero las ¨²ltimas semanas apenas ha conciliado el sue?o. "Anoche me acost¨¦ a las doce y a las dos de la madrugada ya me despert¨¦. Como no pod¨ªa estar en la cama, me levant¨¦ y me puse a pensar c¨®mo iba a plantear el d¨ªa de hoy, qu¨¦ cosas ten¨ªa que hacer. Enti¨¦ndame, yo...".
El patr¨®n mayor de Baiona: "Anoche me acost¨¦ a las doce y a las dos ya me despert¨¦"
"Lo que estoy haciendo, con 20 a?os no hubiese sido capaz. Estoy que no me tengo"
-Suso, le interrumpen, que preguntan abajo que qu¨¦ redes cogen, si las chicas o las grandes.
-Las grandes.
"Enti¨¦ndame. Yo llevo el salitre en las venas. Mi mundo, mi vida, mi trabajo est¨¢ en la mar. Y de repente me veo en tierra con un problema que no se hab¨ªa dado nunca aqu¨ª y para lo que yo no estoy preparado. Toma uno decisiones y a veces no sabes si beneficias a uno o perjudicas a otro".
La abuela de Suso se llamaba Zulema. El padre de Suso bautiz¨® su barco con ese nombre. Y Suso le llam¨® al suyo como le llama a su hermana: Zulemita.
-Suso, lo llama otro marinero, que dice Varela que si va a ir amarrado con grilletes o con bolsa mismo.
"Hace dos d¨ªas", contin¨²a Suso L¨®pez, "hemos montado dos puestos de observaci¨®n con unos prism¨¢ticos especiales que alcanzan m¨¢s de las 15 millas. Nosotros nos fiamos de lo que vemos no de lo que nos dicen los helic¨®pteros. As¨ª que le hemos pedidos a los atuneros unos prism¨¢ticos especiales de los que usan ellos para ver las manchas de peces en la mar, y montamos dos torres en lo alto de unas monta?as, con dos hombres que se turnan en cada una de ellas. Yo me par¨¦ a pensar ayer que lo que estoy haciendo ahora, con 20 a?os no hubiese sido capaz. Estoy que no me tengo. Llegu¨¦ a mi casa, me qued¨¦ mirando a mi hijo el peque?o y...
-Suso, otra persona le llama. Un tal Juan Pedro, que dice que si puede subir.
-Dile que en un minuto estoy con ¨¦l.
Suena el tel¨¦fono. Le llaman desde la mar.
"Es que hemos decidido cerrar el puerto hoy con barreras. Porque han visto desde los helic¨®pteros manchas a s¨®lo tres millas de aqu¨ª. Una mancha de diez por cinco y otra un poco m¨¢s peque?a. As¨ª que por lo menos la bah¨ªa de Baiona la vamos a proteger bien. Con las islas Estelas, que son buen¨ªsimas en pesca, y las tenemos aqu¨ª cerquita, no podemos hacer nada porque ah¨ª rompe el mar con mucha fuerza, pero la bah¨ªa de Baiona, s¨ª. Le dec¨ªa que me qued¨¦ mirando a mi hijo peque?o y me dije: 'Joder, c¨®mo ha crecido este t¨ªo'. Se muri¨® ayer un primo m¨ªo y me he enterado hoy. Estamos f¨ªsicamente cansados, pero la tensi¨®n nos mantiene atentos".
En el puerto de A Guardia, el punto fronterizo de Galicia con Portugal, en la desembocadura del Mi?o, los marineros ayer andaban preocupados. "Hasta hoy est¨¢bamos tranquilos", comentaba el patr¨®n mayor Francisco P¨¦rez, "pero hoy nos han llamado de la direcci¨®n de Pesca de Santiago diciendo que hay visto unas manchas a cuatro millas de aqu¨ª. Las autoridades de Portugal dicen que ellos no han visto ninguna. Pero claro, como la mancha aparece y de pronto se mete debajo del agua y vuelve aparecer en otro sitio... El problema es que no podemos coger las embarcaciones peque?as porque hace muy mal tiempo. Y las grandes las tenemos en Baiona. Para llegar aqu¨ª con ellas echamos dos horas y ya ser¨ªa de noche".
Cuando se le pide el n¨²mero del tel¨¦fono m¨®vil, Suso se niega a darlo. "Mire, este aparato me cansa m¨¢s que todo el trabajo que estoy haciendo. Me llaman de una emisora a las doce para entrar en directo. Y de la misma emisora me vuelven a llamar a las siete de la ma?ana. ?Es que no tienen consideraci¨®n? Y despu¨¦s me preguntan que si cu¨¢nto mide la mancha, que c¨®mo es de espesa. ?Usted cree que cuando me llaman avistando una mancha yo voy a preguntar c¨®mo es de espesa? Yo lo ¨²nico que quiero saber es cu¨¢ntos barcos tengo que mandar a por ella".
-Suso, que preguntan por ti ah¨ª abajo.
Finalmente, Suso L¨®pez, que ha recorrido medio mundo en barco, y durante cinco a?os en barcos alemanes, que est¨¢ deseando echarse de nuevo con el Zulemita, que no pudo contener las l¨¢grimas cuando subi¨® en helic¨®ptero y observ¨® c¨®mo hab¨ªan quedado las costas donde ¨¦l faenaba todos los d¨ªas, ofrece el n¨²mero de su m¨®vil.
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