El Bar?a corre el riesgo de pudrirse
Por la misma raz¨®n que nadie se imaginaba que Gaspart pod¨ªa llegar a ser un d¨ªa presidente del Bar?a, ahora resulta imposible visualizar como puede dejar de serlo. A la invitaci¨®n de dimitir, ha respondido con una actuaci¨®n que en la misma medida que desmerece al cargo que ocupa agranda el personaje que representa, muy alejado del que se le supone al m¨¢ximo representante de la instituci¨®n azulgrana, m¨¢s cercano si cabe a la de un comediante.
Hombre desmesurado, de grandes excesos, se recrea ahora en el dolor, v¨ªctima de sus propias mentiras, muy a gusto en el drama, capaz de acabar con todos una vez que los dem¨¢s no pueden con ¨¦l, superviviente de todas las cuitas. Populista por excelencia, ha radicalizado su discurso diciendo que el marco de expresi¨®n de los socios no es el estadio sino la asamblea, que es donde a la junta le es m¨¢s f¨¢cil identificar a la gente y separar a los buenos de los malos.
La figura del compromisario, as¨ª como la del pe?ista o la del socio, se han desvirtuado en el Barcelona tanto como los cargos y sus funciones, al punto que el control social que se ejerce en un club que no es una sociedad an¨®nima ha desaparecido por completo. La gente del club se ha ido cambiando la gorra como si tal cosa. Un d¨ªa ejercen de director deportivo y al otro de asesor; en un partido son entrenadores y al otro secretario t¨¦cnico; y, cuando es menester, se traspasan las sillas, como si ser directivo y s¨ªndic del socio fuera lo mismo.
No es extra?o que ante tanta confusi¨®n de vez en cuando convenga levantar la voz y aclarar los entuertos, como cuando se oy¨®: "Chusin, el precio lo pongo yo". Han enredado tanto a la gente que la distancia entre la verdad y la mentira es un dedo me?ique, como dir¨ªa Alfreo Di St¨¦fano.
Gaspart ha hecho ver y se dejado hacer y tratar tanto, que pocas veces se le ha reconocido como presidente. El transformismo de Gaspart ha llegado al punto que nadie ha sido capaz de descifrar todav¨ªa al actor que representaba en el ¨²ltimo acto de la obra del domingo. Presidente en el Camp Nou, Gaspart ejerce de directivo en el palco del Palau Blaugrana, donde las secciones agradecen su distanciamiento.
Puesto que son los equipos los que aguantan al club, el presidente entiende que m¨¢s que una crisis institucional el problema del Bar?a es que la plantilla de f¨²tbol ha dejado de ganar y de ah¨ª que no sepa adivinar donde est¨¢ el problema. Gaspart deber¨ªa saber que hoy no se discute la manera de jugar, siempre sometida al azar, sino sobre una forma de mandar.
Falto de mando y contenido, devaluado y endeudado, el club corre ahora el riesgo de pudrirse, incapaz de asumir el reto que le dio vida: "Puede que a menudo no seamos los primeros, pero siempre procuraremos ser los mejores".
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