"Haber ganado el Premio Adonais es para m¨ª algo absolutamente sorprendente"
Adri¨¢n Gonz¨¢lez da Costa, de 24 a?os, natural de Lepe (Huelva), se confiesa como el primer sorprendido por haber ganado el m¨ªtico Premio Adonais de Poes¨ªa, que se fall¨® el pasado jueves en Madrid, con el libro Rua dos Douradores. Creado en 1943, el Adonais es un premio para poetas j¨®venes cuya n¨®mina de ganadores incluye algunas de las voces fundamentales de la l¨ªrica espa?ola contempor¨¢nea. Entre los poetas que obtuvieron el Adonais destacan Jos¨¦ Hierro (1947), Ricardo Molina (1949), Claudio Rodr¨ªguez (1953), Jos¨¦ ?ngel Valente (1954), Francisco Brines (1959), F¨¦lix Grande (1963) y Luis Garc¨ªa Montero (1982). Los ¨¦xitos literarios de Gonz¨¢lez da Costa se hab¨ªan resumido hasta ahora en alguna felicitaci¨®n del profesor en las clases de redacci¨®n. Adri¨¢n Gonz¨¢lez, de madre angole?a y padre andaluz, licenciado en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica, ha tenido una formaci¨®n literaria an¨¢rquica y autodidacta. Escribe versos como "ganas de vomitar la vida entera / por una mala digesti¨®n del alma", pero asegura que empez¨® a escribir cuando estudiaba COU: "Mi amor a la lectura y a escribir lleg¨® en COU, y todo fue a ra¨ªz de que mi madre se suscribiera al C¨ªrculo de Lectores", dice y se queda tan tranquilo.
Pregunta. Usted sabr¨¢ que el Premio Adonais lo han ganado escritores como Jos¨¦ Hierro y Claudio Rodr¨ªguez. ?Qu¨¦ ha significado para usted obtener ese galard¨®n?
Respuesta. Pues no lo sab¨ªa, pero en todo caso ambos son poetas que me gustan mucho. Yo no me creo todav¨ªa que haya ganado el Adonais, no lo abarco. Estoy despertando a base de abrazos.
P. Usted pasa la mayor parte de su vida en Lepe, ?ha sentido en alguna ocasi¨®n que su afici¨®n literaria no es correspondida por el entorno?
R. Yo soy una persona girada hacia dentro. Mis amigos me lo critican. En l¨ªneas generales no me siento solo, porque tengo unos cinco amigos que forman el n¨²cleo de mi vida, la base de mi existencia. Siempre estoy con ellos, de tal manera que veo gente a mi lado. Otra cosa es la cultura. Recientemente regal¨¦ a un conocido m¨ªo un poemario de Fernando Pessoa, y al cabo del tiempo me coment¨®: "No me gust¨® nada aquel libro que me diste de ese tal Fernando Pesao".
P. ?No ha tenido nunca relaci¨®n personal con poetas de cierto nivel?
R. No, no, ya le digo que soy una persona vuelta hacia dentro. Haber ganado este premio es para m¨ª algo absolutamente sorprendente. Yo me dedicaba a escribir por necesidad. Nunca me he relacionado con poetas ni he asistido a tertulias literarias que me pudieran enriquecer culturalmente. He pensado, tal vez equivocadamente, que ir a tertulias no val¨ªa para nada, que lo que realmente vale la pena es estar en casa y leer, leer y leer. Ahora me aconsejan que no me quede descolgado, que me relacione. Pero, ?c¨®mo no quedarme descolgado, si lo he estado siempre? Al lado de los poetas famosos, siempre he sentido que no era nada.
P. Se dice que es usted un admirador de la literatura portuguesa.
R. Conoc¨ª esa literatura a trav¨¦s de una antolog¨ªa de Eugenio de Andrade que compr¨¦ hace dos a?os. A partir de ah¨ª le¨ª a los autores portugueses que me parecieron interesantes. Leo en portugu¨¦s.
P. Usted se ha definido como un pesimista radical.
R. No me gusta nada ser pesimista, pero es como el que tiene v¨¦rtigo: inevitable. Me he planteado much¨ªsimas veces por qu¨¦ soy tan pesimista, a fin de buscarle alguna soluci¨®n, porque no es grato estar pensando siempre en lo peor. Pero no puedo sacudirme el pesimismo de encima por m¨¢s que lo intento.
P. ?Cu¨¢les son sus constantes po¨¦ticas?.
R. Cuando se publique mi libro, en febrero, seguro que lo calificar¨¢n de poes¨ªa de la experiencia. Tambi¨¦n dir¨¢n que es una poes¨ªa muy actual. Al escribir, parto de lo cotidiano. Voy al mercado a comprar melocotones y de ah¨ª sale una idea que es universal.
P. ?Qui¨¦nes considera sus maestros?:
R. La lista es amplia. Busco siempre a Blas de Otero, al que incluso tuve que dejar de leer durante una ¨¦poca porque me estaba influyendo demasiado. Y tambi¨¦n leo a Kavafis, a C¨¦sar Vallejo, a Garcilaso, a Pedro Salinas y a Juan Ram¨®n. Al leer a Blas de Otero en un principio pensaba: es menester ver que este hombre me hace sentir las cosas como ¨¦l quiere. Yo estaba pasando una etapa mala de mi vida y a partir de ah¨ª comenc¨¦ a escribir. Busqu¨¦ palabras nuevas, que permitieran al lector interiorizar lo que le transmito. Luego aprend¨ª el ritmo. De m¨ª destaca que tengo un ritmo muy marcado. He escrito mucho durante los ¨²ltimos a?os. Pero soy muy despistado. Como consecuencia de ese despiste borr¨¦ recientemente el disco duro en el que conservaba la mayor¨ªa de mis poemas.
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