Una maniobra desventurada
Era cuesti¨®n de esperar a que el follet¨®n pol¨ªtico-period¨ªstico Aguas de Valencia (AVSA) que nos viene amenizando alcanzase su climax. Todos los indicios apuntaban a que un d¨ªa u otro "las fuentes habitualmente bien informadas", pero escaqueadas en las entretelas del asunto, echasen mano de los dossieres y convirtiesen en noticia documentada lo que no dejaba de ser un juicio de parte o acaso un desahogo vindicativo. Ahora ya est¨¢ claro y puesto en negro sobre blanco que el ex presidente de la Generalitat y ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, quiso ahormar un grupo medi¨¢tico af¨ªn con los dineros de la mentada compa?¨ªa en un momento crucial para ¨¦sta por la inminente firma del ventajoso "contrato del siglo" que le adjudicaba el suministro de agua al cap i casal.
Podr¨¢ negarlo, como le cumple, o disfrazarse de lagarterana para distraer la atenci¨®n del respetable, pero el rastro de sus andanzas no dejan la menor duda acerca de sus injerencias y prop¨®sitos. Piedad tengo por la portavoz del Consell, Alicia de Miguel, si ha de pechar, como parece, con la misi¨®n imposible de diluir las evidencias. Piedad, digo, y tambi¨¦n asombro por la poca finezza con la que el ex molt honorable ha desplegado esta operaci¨®n de notable riesgo. De un lado, su eventual culminaci¨®n comportaba el sacrificio de dos ejecutivos -el consejero delegado y el director general- ind¨®ciles al mandato y abocados a se?alar con el dedo al causante de su desventura, tal cual ha sido; y, de otro, el estupor o esc¨¢ndalo que producir¨ªa la proyecci¨®n de la citada firma h¨ªdrica en esta pretendida trama medi¨¢tica regional. ?C¨®mo disimular su obsecuencia a una imposici¨®n pol¨ªtica, comprensible si se quiere, pero disparatada por gravosa en t¨¦rminos econ¨®micos?
No viene al caso glosar -tanto por sabidas como por falta de espacio- las siempre complicadas relaciones entre el poder y la prensa. Desde su origen, uno y otra han querido gobernar a su contrario mediante una pugna inacabable que ha sembrado de cad¨¢veres el campo de batalla, cad¨¢veres de pol¨ªticos y de medios de comunicaci¨®n. Una constataci¨®n que Eduardo Zaplana no debi¨® soslayar cuando emprendi¨® esta maniobra, innecesaria a nuestro entender. ?Acaso no anda bien equipado de antenas y cabeceras informativas d¨®ciles a su persona y a su partido, aqu¨ª en el Pa¨ªs Valenciano, y acull¨¢? Cuesta realmente creer que la codicia le haya roto el saco de la prudencia, pero en el pecado puede que vaya la penitencia.
Y un aviso para c¨ªnicos y navegantes. El PSPV-PSOE tiene su derecho a exprimir pol¨ªticamente este episodio, y hasta rasgarse las vestiduras. Pero muchos de los individuos que lo nutren y dirigen todav¨ªa har¨ªan bien en callarse a poco que ejercitasen la memoria y evocasen sus propios comportamientos en lo atinente a los medios de comunicaci¨®n. Callarse ahora como callaron, por c¨®mplices o taimados, cuando metieron mano en el ahorro p¨²blico para financiar a beneficio privado peri¨®dicos del extinto Movimiento nacional-sindicalista, con grave detrimento de la prensa alternativa y democr¨¢tica que emerg¨ªa en Valencia. El embrollo que comentamos en esta columna apenas es una travesura comparada con la devastaci¨®n medi¨¢tica que los socialistas acometieron cuando se sintieron impunes.
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