Am¨¦rica Latina: otra media d¨¦cada perdida
A LOS A?OS OCHENTA se les ha denominado en Am¨¦rica Latina (AL) la d¨¦cada perdida. Bajaron los ¨ªndices de bienestar de los ciudadanos y la regi¨®n perdi¨® posiciones comparativas con el resto del mundo. Luego lleg¨® el consenso de Washington y se aplic¨® una cirug¨ªa de hierro a los pa¨ªses de la zona. Resultado: un ajuste macroecon¨®mico significativo y el cambio de algunas tendencias; pero nunca se pusieron en pr¨¢ctica las reformas de segunda generaci¨®n, las que ten¨ªan que ver con la redistribuci¨®n de la renta y la riqueza.
En 2002 -y m¨¢s extensivamente en el ¨²ltimo lustro- se ha registrado de nuevo el paso del cangrejo: hacia atr¨¢s. Todos los a?os, los ¨²ltimos d¨ªas de diciembre, la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL), organismo de las Naciones Unidas que tiene su sede central en Santiago de Chile, publica su balance preliminar de la econom¨ªa latinoamericana. Los n¨²meros no pueden ser m¨¢s demoledores: se estima que la actividad productiva bajar¨¢ en el a?o que ahora termina un 0,5%; por segundo a?o consecutivo, el producto interior bruto (PIB) por habitante se reducir¨¢ un 1,9% como media; empeoraron las condiciones de vida de los latinoamericanos y la pobreza sum¨® otros siete millones de habitantes de la zona; el paro creci¨® desde un 8,4% a un 9,1% de la fuerza de trabajo; las remuneraciones reales cayeron, en promedio, un 1,5%, y se increment¨® de modo significativo la econom¨ªa sumergida. Todos estos rasgos indican una tendencia contraria a lo que se conoce como progreso, y a ellos habr¨ªa que a?adir los factores sociopol¨ªticos que desestabilizan muchos pa¨ªses del ¨¢rea.
Latinoam¨¦rica ha perdido libertad para manejar la coyuntura econ¨®mica. Los ciudadanos han visto crecer la pobreza, el paro y la econom¨ªa sumergida, y por segundo a?o consecutivo cayeron las remuneraciones reales
Hay otras caracter¨ªsticas m¨¢s profundas que las meramente coyunturales, que tambi¨¦n pueden calificarse como desastrosas: la regi¨®n fue exportadora neta de capitales por valor de 39.000 millones de d¨®lares, por primera vez desde finales de la malhadada d¨¦cada perdida; los t¨¦rminos reales del intercambio siguieron deterior¨¢ndose (con la excepci¨®n de las exportaciones de petr¨®leo), y la inflaci¨®n subi¨® un 12%, el doble que en 2001, tras ocho a?os de declinar. Con una peculiaridad: que la mayor inflaci¨®n no corresponde a las presiones salariales por encima de los aumentos de productividad, un rasgo a la espa?ola.
La CEPAL es muy cr¨ªtica en el an¨¢lisis de la pol¨ªtica econ¨®mica de la regi¨®n: las pol¨ªticas monetarias y fiscales aplicadas en la mayor¨ªa de los pa¨ªses aumentan los impactos del escenario externo adverso, con un claro contenido proc¨ªclico, lo que "confirma la p¨¦rdida de grados de libertad de las autoridades para manejar la coyuntura econ¨®mica". ?sta es la paradoja: con un mensaje a favor de la liberalizaci¨®n econ¨®mica y de la desregulaci¨®n econ¨®mica se profundiza en las tendencias m¨¢s negativas de la econom¨ªa; la falta de reglas del juego no combate los excesos de la rigidez econ¨®mica, sino que, en primer t¨¦rmino, conduce a un deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos.
La Comisi¨®n pone una nota coyuntural de optimismo en medio de tanto derrotismo: a partir del segundo trimestre de este a?o se manifiesta una recuperaci¨®n econ¨®mica incipiente, que se ha concretado en el ¨²ltimo trimestre de 2002, en el que Am¨¦rica Latina crecer¨¢ en promedio un 1,6% m¨¢s que en el ¨²ltimo trimestre de 2001. Incluso en Argentina (cuyo PIB per c¨¢pita caer¨¢ este ejercicio un 12%, lo que significa una reducci¨®n acumulada de casi la cuarta parte de la riqueza nacional en cuatro a?os), la depresi¨®n se ha detenido.
No toda la regi¨®n es uniforme. Las naciones que m¨¢s han sufrido han sido Argentina, Uruguay y Venezuela. Las posibilidades de recuperaci¨®n o retroceso no dependen s¨®lo de las pol¨ªticas que apliquen los Gobiernos, sino de un entorno general en el que, por motivos no estrictamente econ¨®micos, Am¨¦rica Latina ha perdido presencia. La atenci¨®n dominante se fija m¨¢s sobre otras zonas del planeta.
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