Prostituci¨®n
Numerosas asociaciones feministas han celebrado, en el ?rea Provincial de la Mujer de Sevilla, unas jornadas sobre la prostituci¨®n y han dado a firmar un manifiesto pol¨ªtico en el que se declaran "abolicionistas" y rechazan la prostituci¨®n por considerarla una forma de ejercer la dominaci¨®n sexual y la violencia de g¨¦nero. Tambi¨¦n denuncian la inhibici¨®n de los poderes p¨²blicos frente a quienes la organizan y frente a quienes obtienen beneficios econ¨®micos. Declaran que el cliente o "prostituidor" es responsable, por su demanda, de lo que ahora llaman "industria del sexo" y reivindican la penalizaci¨®n de todas las modalidades de proxenetismos y el desarrollo de pol¨ªticas de prevenci¨®n.
La opini¨®n del manifiesto y de las ponentes en las jornadas es que la prostituci¨®n no es un fen¨®meno social legalizable porque el informe sobre el Estado de la Poblaci¨®n 2000 del Fondo de Poblaci¨®n de Naciones Unidas dice que cuatro millones de ni?as y mujeres -de las cuales 500.000 vienen a Europa Occidental- son v¨ªctimas cada a?o de esta trata en la que se explota el sexo, la pobreza y la ignorancia; porque la prostituci¨®n tiene efectos f¨ªsicos y ps¨ªquicos de gran importancia; y porque las nuevas sentencias y el nuevo tipo penal destapa una actitud tolerante y divergente de la surgida y firmada en las Conferencias Mundiales sobre la Mujer de los a?os 75, 80, 85 y 95, en donde se ha tratado de proteger de verdad a la mujer de todas las formas de sexo comercializado.
Se calcula que la "industria del sexo" mueve unos doce mil millones de d¨®lares al a?o y que la Uni¨®n Europea designa como la tercera rama del crimen organizado. Su objetivo parece ser la legalizaci¨®n de una prostituci¨®n que garantice la higiene y la salud de aquellas mujeres que la ejerzan por propia voluntad, sin ser obligadas a ello. Hace poco se ha podido ver en televisi¨®n a un individuo que reivindicaba el derecho a legitimar esa industria o negocio. Lo consideraba un modo de dignificar y proteger a las mujeres prostitutas; pero ?con qu¨¦ criterio, qui¨¦n y c¨®mo se acredita la libertad o esclavitud de la mercanc¨ªa femenina? Otra lectura podr¨ªa ser la oferta de unos cuerpos limpios y dispuestos a someterse para satisfacer el deseo de los clientes a cambio de un precio y sin peligro sanitarios. Creo que no hay por donde cogerlo.
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