Cristo se visti¨® en Tur¨ªn
Ya nadie discute que alguien capaz de crear una p¨¢gina web es tan artesano como alguien que confecciona sillas. Los objetos de las llamadas artes aplicadas no se construyen s¨®lo con las manos, sino con la cabeza. Si hace 100 a?os se defend¨ªa lo artesanal en contra de la tecnolog¨ªa, que avanzaba imparable, ahora es la revancha del arte tradicional frente a una industria cada vez m¨¢s deteriorada. Hace ahora 100 a?os, en 1902, Tur¨ªn vivi¨® una manifestaci¨®n art¨ªstica de lujo: la primera exposici¨®n internacional de artes decorativas modernas. All¨ª se dieron cita por primera vez coches y muebles, litograf¨ªas y fotograf¨ªas, objetos ¨²tiles y simb¨®licos. Curiosamente, Espa?a no tuvo representaci¨®n. Rememorando aquella cita, Tur¨ªn acaba de inaugurar una serie de macroexposiciones relacionadas con el dise?o que llenan los m¨¢s importantes palacios de la ciudad piamontesa. La exhibici¨®n lleva el nombre de Esposizione internacionale di arti applicate. Artigiano Metropolitano, est¨¢ dirigida por Enzzo Biffi y puede verse hasta el 23 de febrero.
Tur¨ªn acaba de inaugurar una serie de macroexposiciones relacionadas con el dise?o que llenan sus palacios
Tur¨ªn es una bulliciosa ciudad italiana, pero sin la p¨¦rdida de compostura de N¨¢poles, el caos de Roma o la saturaci¨®n tur¨ªstica de Florencia. Uno se imagina que en invierno deben morirse de fr¨ªo, pero no es verdad, porque es un fr¨ªo seco que se aguanta bien. Las calles recuerdan la cuadratura del Eixample, aunque los edificios no tengan nada que ver: en Tur¨ªn proliferan los palacios barrocos y los edificios de grandes entradas y altos ventanales. A veces, al final de una calle, sorprende ver la magnitud de un pedazo de los Alpes que se recorta entre las casas y que parece m¨¢s un decorado que algo real, asequible a pocos kil¨®metros. Tur¨ªn, cuna del risorgimento italiano, capital compartida del dise?o y tambi¨¦n capital de una Fiat que se desmorona por momentos. Ciudad famosa por sus grisines (o palitos de pan), por sus artes diab¨®licas y esot¨¦ricas y por conservar la santa s¨ªndone (o s¨¢bana santa), supuesta mortaja de Cristo. Tur¨ªn, pa¨ªs de risottos y de buen vino. All¨ª nos reunimos el pasado puente de la Constituci¨®n unos cuantos catalanes a mayor gloria de nuestro paisano Gaud¨ª, que -esta vez s¨ª- ten¨ªa su rinc¨®n en uno de esos espectaculares palacios barrocos.
L'Architetto artista es el nombre de la exposici¨®n cuyo comisario es Joan Abell¨®. Son dos habitaciones, o dos templos: el m¨ªstico, dise?ado por la fot¨®grafa tarraconense Montserrat Casas, y el profano, que presenta una serie de piezas de marqueter¨ªa, forja y cer¨¢mica gaudiniana. Por cierto, que un busto de nuestro insigne arquitecto, obra de Joan Matamala, se camufla vilmente en el que fue despacho del insigne estadista Cavour, conciencia laica del estado italiano, alma del risorgimento junto con Garibaldi. Era la primera inauguraci¨®n a la que asist¨ªamos, lleg¨¢bamos tarde por culpa del avi¨®n y era casi la hora de cenar. Lo primero que vieron mis ojos fue un risotto humeante que los camareros llevaban volando por encima de la gente api?ada por las salas. Todo el mundo com¨ªa y beb¨ªa, pero aquello s¨®lo era el aperitivo. A medio risotto, pues, nos dijeron que ten¨ªamos la cena servida en un restaurante.
El buen gusto por la comida y la generosidad son dos de las muchas cualidades de los italianos que yo venero y que pudimos comprobar de nuevo en Tur¨ªn. La org¨ªa culinaria continu¨® hasta altas horas de la madrugada departiendo con periodistas y comisarios mucho m¨¢s divertidos de lo que aparentan a primer golpe de vista. Quedaba por descubrir la Tur¨ªn diab¨®lica, algo que una de las organizadoras parec¨ªa dominar, pero las fuerzas de los comensales se hab¨ªan agotado por completo y nos retiramos al hotel.
Amaneci¨® nublado, pero a nadie le importaba porque ¨ªbamos de un palacio a otro sin parar. Me sorprendi¨® la cantidad de p¨²blico -de todas las condiciones- que re¨²ne una inauguraci¨®n: alguien podr¨ªa pensar que era por el risotto, pero es falso porque no se sirvi¨® nada y era tanta la muchedumbre que tuvieron que fragmentar la entrada. Una cosa habitual es que en cada inauguraci¨®n el comisario explica toda la exposici¨®n con detalle.
Quedamos rendidos a los pies de Roberto Capucci con sus abiti-scultura, un conjunto de vestidos que podr¨ªan ser esculturas y que recuerdan la est¨¦tica gaudiniana. Capucci ha dise?ado para el teatro y el cine, y sus vestidos escultura est¨¢n en los grandes museos. La exhibici¨®n, que ya se hab¨ªa presentado en la Bienal de Venecia, forma parte de la exposici¨®n L'Eccelenza Italiana: el sector textil a trav¨¦s del arte, la moda y la tecnolog¨ªa. Otra exposici¨®n es Masterpieces-Capolavori, la obra maestra en dise?o, en la que participan artistas espa?oles, entre ellos la leridana Francesca Pi?ol con un tapiz adamascado. En Eccentricity pudimos ver como en la d¨¦cada de 1960 los millonarios caprichosos encargaban un dise?o exclusivo que pod¨ªa ir de un tanga a un coche. La ¨²ltima inauguraci¨®n ser¨ªa en unas antiguas caballerizas. Se trata de Il temp(i)o Metalmeccanico, una serie de m¨¢quinas monstruosas dise?adas con piezas de coches y que gracias a la intervenci¨®n de un grupo tipo Fura del Baus, acabaron movi¨¦ndose. Lo que no vimos, al final, fue la santa s¨ªndone. Naturalmente, no estaba en el programa, pero no deja de ser un trozo de ropa made in Italy.
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