El estratega de Bush
Karl Rove, el ide¨®logo en la sombra de la Casa Blanca, es el hombre que dice al presidente lo que tiene que hacer
Karl Rove es uno de los hombres m¨¢s influyentes de Estados Unidos. El guru pol¨ªtico del presidente George W. Bush ha adquirido tal poder, que el mism¨ªsimo Colin Powell, secretario de Estado y supuesto n¨²mero tres del Gobierno, por detr¨¢s del presidente y del vicepresidente, Dick Cheney, ha tenido que advertir a la Casa Blanca que no est¨¢ dispuesto a aceptar ¨®rdenes de Rove. Dirige la pol¨ªtica econ¨®mica, hasta el punto de que el diario econ¨®mico The Wall Street Journal ha acu?ado el t¨¦rmino rovenomics; dirige el aparato electoral republicano, e incluso se le atribuye gran parte de la estrategia respecto a Irak. Sin embargo, el ciudadano estadounidense apenas conoce al art¨ªfice de la popularidad de Bush, un hombre de aspecto gris que frecuenta el car¨ªsimo comedor del hotel Four Seasons, que apenas duerme y que trabaja en la oficina contigua al Despacho Oval.
Orden¨® a todos los candidatos basar la campa?a electoral en Irak y en el terrorismo
"Es el Bobby Fischer de la pol¨ªtica. Ve el tablero de ajedrez y las siguientes 20 jugadas"
Mark McKinnon, que trabaj¨® como consultor de sondeos en la campa?a presidencial de Bush, define a Rove como "el Bobby Fischer de la pol¨ªtica", refiri¨¦ndose al genial y paranoide campe¨®n mundial de ajedrez. "Rove no s¨®lo ve el tablero, ve tambi¨¦n las siguientes 20 jugadas", se?ala McKinnon.
En enero pasado, s¨®lo cinco meses despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Rove pronostic¨® que el terrorismo favorecer¨ªa a los republicanos en las elecciones de noviembre, en las que se renovaba un tercio del Senado y la totalidad de la C¨¢mara de Representantes.
"Los estadounidenses conf¨ªan m¨¢s en los republicanos que en los dem¨®cratas cuando se trata de fortalecer al Ej¨¦rcito y, por tanto, confiar¨¢n en los republicanos para obtener m¨¢s seguridad", indic¨® en una conferencia. En junio orden¨® a todos los candidatos de su partido que basaran su campa?a en Irak y el terrorismo, y que acusaran de antipatriotas a los dem¨®cratas cuando intentaran hacer notar lo mal que marchaba la econom¨ªa.
Karl Rove, nacido el d¨ªa de Navidad de 1950 en Denver (Colorado), lleva el republicanismo en la m¨¦dula. Su padre era ge¨®logo y el peque?o Karl pas¨® la infancia de excavaci¨®n en excavaci¨®n, saltando de una escuela a otra en peque?as poblaciones de Colorado, Utah y Nevada. A los nueve a?os exhibi¨® por primera vez sus colores, participando en la campa?a de Richard Nixon contra John Kennedy. M¨¢s tarde pas¨® por cinco universidades sin licenciarse en nada, lo cual no le impidi¨® presidir la Asociaci¨®n de Universitarios de Tejas en 1973. Durante el esc¨¢ndalo del Watergate, atribuy¨® los problemas de Nixon a una "conspiraci¨®n de liberales y comunistas".
En 1973, como l¨ªder de los universitarios conservadores, conoci¨® a George Bush padre, por entonces presidente del partido en Tejas. Cuando Bush decidi¨® competir con Ronald Reagan para obtener la nominaci¨®n republicana en 1980, la primera persona a la que integr¨® en su campa?a fue Karl Rove, empleado por entonces en una firma de consultores pol¨ªticos. La derrota de su jefe no le perjudic¨®, porque obtuvo de los Bush dinero suficiente para crear su propia empresa, Karl Rove & Co., que en 1981 dirigi¨® la campa?a de Bill Clements, el primer republicano que alcanz¨® el puesto de gobernador de Tejas en m¨¢s de un siglo.
Rove fue el cerebro de la conversi¨®n de los electores tejanos, tradicionalmente dem¨®cratas, en republicanos. Era inevitable, por tanto, que George W. Bush le contratara en 1993, cuando se lanz¨® a la carrera electoral para lograr el cargo de gobernador. Desde entonces, Bush y Rove son inseparables.
La influencia de Rove sobre el presidente es comparable a la que ejerce Condoleezza Rice, la asesora de seguridad nacional. Seguramente es mayor, porque Rove, de temperamento volc¨¢nico, carece de la discreci¨®n de Rice e impone sus puntos de vista. Fue ¨¦l quien dise?¨® el fin de campa?a de Bush para las elecciones del 5 de noviembre, con una agotadora gira por 15 Estados en cinco d¨ªas. El presidente, que odia viajar, se resisti¨®. El partido desaconsej¨® la gira, porque supon¨ªa da?ar la popularidad presidencial en caso de derrota. Pero Rove se impuso.
Karl Rove, que lleg¨® a la Casa Blanca con 250.000 d¨®lares en acciones de Enron y las vendi¨® poco antes de la quiebra, trabaj¨® con Dick Cheney en la elaboraci¨®n del pol¨¦mico plan energ¨¦tico nacional, que favorec¨ªa a las grandes compa?¨ªas del sector. Tambi¨¦n fue Rove, con ¨®rdenes directas a los parlamentarios, quien forz¨® la aprobaci¨®n de medidas proteccionistas para la industria del acero, ya que supondr¨ªan votos en 2004 en Estados del Medio Oeste, que Bush necesitaba para la reelecci¨®n. Y fue ¨¦l quien hace unos meses, cuando la mayor¨ªa de los republicanos empezaban a pensar en suavizar el cerco a Cuba, cort¨® en seco la iniciativa: los votos cubanos de Florida segu¨ªan haciendo falta.
"?Qui¨¦n dirige la econom¨ªa de Estados Unidos? Karl Rove, el poderoso zar pol¨ªtico de la Casa Blanca, cuando le dejan un momento sus ocupaciones b¨¦licas", escribi¨® recientemente Albert Hunt, delegado en Washington del diario conservador The Wall Street Journal. En noviembre, cuando Nueva York anunci¨® su candidatura a acoger la convenci¨®n republicana de 2004, Rove la descart¨® de un plumazo alegando que el alcalde de la ciudad, el multimillonario ex dem¨®crata Michael Bloomberg, no era lo bastante fiel al partido. El propio Bush tuvo que organizar un almuerzo entre Rove y Bloomberg para que el alcalde de la primera ciudad de Estados Unidos tuviera ocasi¨®n de congraciarse con el general Rove, como le llaman los dem¨®cratas por su protagonismo en la estrategia de enfrentamiento con Irak.
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