Navidad solidaria con los voluntarios
Mux¨ªa convierte la cena de Nochebuena en un homenaje a quienes trabajan en la limpieza de las playas
Aprisionado entre dos aguas, bajo un cielo plomizo y a merced de todos los vientos, nadie pensar¨ªa en Mux¨ªa como escenario de un cuento de Navidad. De hecho, si estas edulcoradas historias existieran en la vida real, tampoco hablar¨ªan de mujeres con trajes manchados de fuel ni de pescadores con la piel agrietada. Pero en medio de la rebeli¨®n de puertas adentro que vive Galicia, ya todo es posible en la Costa da Morte. Incluso los cuentos de Navidad.
Si no, que se lo pregunten a los pescadores y voluntarios que se empe?an en la salvaje lucha contra el vertido del Prestige. La noche del martes se dieron una tregua para celebrar juntos la Nochebuena en una cena que se sali¨® de los c¨¢nones para convertirse en un homenaje a cuantos hombres y mujeres han dejado todo para limpiar de fuel y de verg¨¹enza este rinc¨®n de Galicia. Son los queridos voluntarios.
Claudina Bua dice tener centenares de hijos. As¨ª llama esta percebeira de 65 a?os, la m¨¢s veterana de Mux¨ªa, a los j¨®venes que trabajan estos d¨ªas en las playas del pueblo. En Nochebuena, como siempre desde el pasado 20 de noviembre, prepar¨® la cena para todos. "Vengo casi cada d¨ªa; con el ajetreo de los ¨²ltimos meses, la casa se me cae encima, all¨ª me siento in¨²til". Afirma no haber visto nada parecido a esta tragedia en toda su vida y no tiene reparos en decir que trabaja "para ayudar a los que nos est¨¢n salvando" y "para que luego digan que los j¨®venes no valen nada".
Mujeres como ella, con sus hijos, nietos, maridos y vecinos escenificaron en Nochebuena un fen¨®meno nunca visto en estas tierras. "Estamos aqu¨ª porque queremos y porque sentimos que debemos hacerlo, aunque nadie nos lo haya mandado e incluso pueda molestar a m¨¢s de uno", explica Claudina. Algunos ven aqu¨ª el germen de una actitud social que va mucho m¨¢s all¨¢ del modelo de participaci¨®n que ha regido Galicia durante tantos a?os. Deja a un lado a pol¨ªticos y caciques y tiene m¨¢s fuerza que las cofrad¨ªas de pescadores, los tradicionales regentes de la vida de los hombres y mujeres del mar.
A estas amas de casa, que han dejado los fogones de su cocina para encender los del pabell¨®n de los voluntarios, ya les preocupa poco lo que diga el alcalde o el resto de pol¨ªticos. "Aunque algunos han intentado ponerse medallas por nuestro trabajo", asegura una de ellas. La cr¨ªtica tampoco llega a mayores. "Mire, aqu¨ª somos cuatro y todos nos conocemos. No me pida que hable mal de nadie del Ayuntamiento, aunque yo ya s¨¦ lo que tengo que hacer", explicaba otra de las amas de casa ante una paella con 15 kilos de langostinos.
El poder de estas mujeres sorprende a todos. Sin dinero p¨²blico ni experiencia previa, han logrado dar un men¨² equilibrado y diferente a centenares de voluntarios cada d¨ªa desde el comienzo de la tragedia. Y en alguna jornada, el n¨²mero total de comensales se elevaba a 1.200 en total. "Nunca ha faltado de nada", asegura Sissi Bua, que s¨®lo echa en falta un responsable que lleve la log¨ªstica. La Nochebuena no fue una excepci¨®n, aunque s¨®lo hubo una treintena de voluntarios, a los que se sumaron un centenar de militares y vecinos desde la hora del turr¨®n hasta entrada la madrugada. Canciones, bebida, gaiteros y buena cena.
Ensalada, langostinos, salm¨®n fresco y sopa de verduras. Los langostinos, congelados. "Es una l¨¢stima, pero no llegamos a m¨¢s", lamentaba una de las cocineras. Sin embargo, repet¨ªa, orgullosa que "las cosas est¨¢n saliendo bien; nadie nos manda y tampoco mandamos las unas sobre las otras". Sorprendentemente, los soldados que trabajan en Mux¨ªa s¨ª se han puesto a sus ¨®rdenes. "Ellas nos dicen lo que van a cocinar y nosotros nos limitamos a prestarles ayuda", explicaba entre turrones y cava el subteniente Genaro D¨ªaz Pern¨¢s.
Y los voluntarios, aunque lejos de casa, encantados, contentos, incluso emocionados. "Esto es el mejor esp¨ªritu navide?o que se puede pedir", dec¨ªa al un¨ªsono un grupo de catalanes que tras una semana de trabajo no quieren ni o¨ªr a hablar de irse a casa.
Los que s¨ª regresaron a casa segu¨ªan de alguna forma all¨ª en Nochebuena. Mandaron felicitaciones y mensajes de apoyo que fueron le¨ªdos en p¨²blico. Con la discreci¨®n que siempre ha caracterizado a las mujeres del mar, las cocineras esperaron a marcharse para que alguien leyera su particular felicitaci¨®n a los limpiadores de las playas. "Voluntarios, os queremos. Nunca os olvidaremos".
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