Paradoja de la satisfacci¨®n
En contra de lo que pueda parecer -y dado que ni los peri¨®dicos ni nuestra inefable televisi¨®n p¨²blica suelen informar de estas cosas-, a los intelectuales andaluces no s¨®lo les da por ponerse a reflexionar cuando Manuel Chaves los invita a uno de sus inagotables foros. Los hay, muy viciosos, que no paran de hacerlo.
He estado leyendo estos d¨ªas un texto que me ha ayudado a entender mucho mejor lo que aqu¨ª ocurre. Se trata de lo que el soci¨®logo Manuel P¨¦rez Yruela ha dado en llamar la "paradoja de la satisfacci¨®n". Es decir, el peligro de que la satisfacci¨®n de la sociedad andaluza con los cambios que le han conducido en veinte a?os del subdesarrollo hacia la sociedad del bienestar bloqueen la reflexi¨®n cr¨ªtica sobre los problemas pendientes de resolver.
El propio proceso de la llamada segunda modernizaci¨®n no es sino un reflejo m¨¢s de esta paradoja: la mezcla de una serie de profundas aportaciones cr¨ªticas y el m¨¢s casposo y derroch¨®n chunta-chunta propagand¨ªstico.
El azar ha querido que, mientras acababa de leer a P¨¦rez Yruela, me llegara por correo una cuidada edici¨®n -de irregular contenido- del Documento de trabajo para el debate sobre la segunda modernizaci¨®n de Andaluc¨ªa. En su aportaci¨®n, el catedr¨¢tico de Econom¨ªa Francisco Ferraro nos recuerda, oportunamente, que buena parte de los logros alcanzados en nuestra regi¨®n se deben a transferencias financieras del resto de Espa?a y de la UE, as¨ª como a una larga serie de causas ex¨®genas favorables. Ferraro destaca que si, en los ¨²ltimos veinte a?os, Andaluc¨ªa ha mejorado su posici¨®n relativa frente a la UE en 3 puntos; el Algarve ha avanzado 20 puntos, 28 el Alentejo o 7 Castilla-La Mancha. Quiz¨¢ lo nuestro no sea para tanto.
Nuestro futuro depende, en buena parte, de la asunci¨®n de nuestras aut¨¦nticas dificultades, m¨¢s que de la explotaci¨®n autosatisfecha, propagand¨ªstica y electoral que es pan para hoy y hambre para ma?ana. En esa tensi¨®n se mueve, precisamente, la llamada segunda modernizaci¨®n. La pregunta que habr¨ªa que hacerse es si es ¨¦sta una espiral insuperable.
Precisamente, en el documento de trabajo citado hay una aportaci¨®n esclarecedora del catedr¨¢tico de Derecho Constitucional Antonio Porras Nadales. Existe, afirma Porras Nadales, una conciencia err¨®nea entre los gobernantes (particularmente en Andaluc¨ªa), que creen que todo mito program¨¢tico debe de traducirse en claves de optimismo.
"Se olvida", a?ade, "que, a veces, los desaf¨ªos hist¨®ricos se enfrentan mejor cuando son percibidos precisamente como problemas colectivos compartidos por todos; y que, en la historia contempor¨¢nea, el m¨¢s vibrante y movilizador de los mitos pol¨ªticos fue precisamente la oferta de sangre, sudor y l¨¢grimas que hizo Churchill a la poblaci¨®n inglesa a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, provocando una espectacular respuesta de resistencia y movilizaci¨®n colectiva".
Demasiada generosidad para estos tiempos. No olvidemos que Churchill fue derrotado en las urnas en cuanto acab¨® la guerra. Entonces lo importante era hacer Historia. Qu¨¦ cosas ten¨ªa aquella gente.
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