Racismo y delincuencia
El alcalde de Crevillent, C¨¢sar Asencio, es un hombre de car¨¢cter en¨¦rgico, poco dado a las medias tintas. Para afrontar la delincuencia que soporta la ciudad, Asencio ha exigido la intervenci¨®n inmediata de la Guardia Civil. De no ser as¨ª, ha amenazado con fletar autobuses, repletos de crevillentinos, y plantarse all¨¢ donde haga falta, para que las autoridades atiendan sus demandas. Tal y como las ha publicado la prensa, las demandas de C¨¦sar Asencio parecen algo radicales y no resultar¨¢ sencillo llevarlas a la pr¨¢ctica. Quiere el alcalde de Crevillent que se controle la entrada y salida de los emigrantes magreb¨ªes de la poblaci¨®n, que se realicen continuas inspecciones, registros, identificaciones, detenciones... A falta del toque de queda, uno dir¨ªa que este hombre pretende imponer el estado de sitio en la ciudad.
Es innegable que existe un grave problema de seguridad p¨²blica en Crevillent. Los diarios informan con frecuencia de los incidentes que all¨ª ocurren y en los que, a menudo, se ven implicados marroqu¨ªes y argelinos. Algunas veces, son los propios emigrantes quienes sufren las acciones de sus compatriotas. Menudean los robos, los asaltos, las agresiones. Se han producido ataques contra la polic¨ªa municipal, en los que alguno de sus miembros ha resultado herido. Asencio est¨¢, pues, en lo cierto cuando asegura que la situaci¨®n de Crevillent es explosiva.
?Tendr¨¢n alg¨²n efecto, de llevarse a cabo, las medidas que pretende imponer en la poblaci¨®n? Los primeros resultados ser¨¢n, sin duda, espectaculares y la delincuencia desaparecer¨¢, en poco tiempo, de las calles de Crevillent. Ahora bien, despu¨¦s de alegrarnos por esos ¨¦xitos, deber¨ªamos preguntarnos qu¨¦ suceder¨¢ al d¨ªa siguiente de abandonar la ciudad la Guardia Civil. Y quien dice al d¨ªa siguiente, dice a la semana siguiente, o al mes siguiente, o al a?o siguiente. Porque lo que no va a lograr ninguna medida es detener la emigraci¨®n. Y no creo que Asencio pretenda mantener Crevillent en un perpetuo estado de alarma.
C¨¦sar Asencio tiene raz¨®n cuando reclama la presencia de la polic¨ªa para atajar la delincuencia que padece su ciudad. Se equivoca, sin embargo, al fiarlo todo a estas disposiciones. All¨¢ donde se ha aplicado la receta que ¨¦l propone, se ha saldado con un fracaso total, estrepitoso. Las personas de car¨¢cter autoritario suelen tener una opini¨®n simple de los conflictos que, piensan, pueden resolverse con la fuerza. Pero la experiencia nos ha ense?ado que la fuerza s¨®lo consigue ocultarlos, durante un tiempo, debajo de la alfombra. Aparte de pedir m¨¢s polic¨ªa, ?qu¨¦ otras acciones ha abordado el alcalde de Crevillent para resolver los problemas de la emigraci¨®n?
Admite C¨¦sar Asencio que puede ser acusado de racista por esta petici¨®n y asegura que no se sentir¨¢ afectado por ello. Efectivamente, Asencio puede ser acusado de racista, pero no por exigir la presencia de la Guardia Civil en Crevillent, sino por sostener -y son sus propias palabras- "que es imposible la integraci¨®n entre los emigrantes magreb¨ªes y la poblaci¨®n crevillentina". Esta afirmaci¨®n es impropia de una autoridad democr¨¢tica y, sobre todo, es falsa. Esto lo sabe Asencio, pero no vacila en utilizarla para ocultar su inercia ante el problema durante tanto tiempo.
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