Sigue soplando el siroco
Nadie -ni los colonialistas espa?oles ni los anexionistas marroqu¨ªes ni los independentistas polisarios- sale bien parado en La historia prohibida del S¨¢hara espa?ol, lo cual es una prueba de la independencia de su autor, Tom¨¢s B¨¢rbulo, y de la honestidad con la que ha abordado este espinoso conflicto. B¨¢rbulo, un periodista de EL PA?S, centra este trabajo, bien documentado y escrito con una claridad y sobriedad no exentas de garra y estilo, en el turbulento periodo 1970-1976, el del nacimiento del nacionalismo saharaui, el final del franquismo, la Marcha Verde y los Acuerdos de Madrid. El resultado apenas deja t¨ªtere con cabeza.
Para empezar, el colonialismo espa?ol en el S¨¢hara occidental no fue tan benigno como cuenta la leyenda. El trato a los nativos, seg¨²n B¨¢rbulo, se correspond¨ªa al "de los se?ores con los vasallos" y los militares espa?oles, al menos antes de convertirse a ¨²ltima hora a la causa del Frente Polisario, comet¨ªan bastantes tropel¨ªas y hasta ejecutaron sumariamente a Basiri, el primer l¨ªder independentista. En cuanto al Polisario, estaba dominado por gente nacida fuera del territorio, m¨¢s franc¨®fonos que hispan¨®fonos, pertenecientes a la tribu erguibat, autoritarios en sus m¨¦todos de reclutamiento y capaces de crueldades como cortarle la nariz y una oreja a un supuesto delator.
LA HISTORIA PROHIBIDA DEL S?HARA ESPA?OL
Tom¨¢s B¨¢rbulo Destino. Barcelona, 2002 343 p¨¢ginas. 16 euros
Tampoco era trigo limpio el
apoyo que los independentistas recib¨ªan de pa¨ªses magreb¨ªes. Si la Libia de Gadafi, la Argelia de Bumedian y la Mauritania de Uld Dad¨¢ sosten¨ªan al Polisario era para fastidiar a Marruecos y por descaradas razones de inter¨¦s propio. Por supuesto, Hassan II era tan inteligente como cruel y tramposo; la Marcha Verde constituy¨® una jugarreta de la peor especie y la entrada de las tropas marroqu¨ªes en el S¨¢hara occidental estuvo marcada por una salvaje violencia. Por ¨²ltimo, los pol¨ªticos del franquismo agonizante ten¨ªan una notable empanada mental y optaron por la soluci¨®n m¨¢s c¨®moda y cobarde.
Si B¨¢rbulo muestra en su libro alguna simpat¨ªa personal es por la poblaci¨®n saharaui, en sus sectores m¨¢s humildes, los m¨¢s machacados por unos y por otros. Por lo dem¨¢s, el periodista se adhiere a la tesis mayoritaria en Espa?a, la sostenida tanto por gentes de derechas como de izquierdas, que insiste en la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n que permita disponer de su propio Estado a los saharauis, unas 75.000 personas para un territorio como las tres quintas partes de Espa?a, seg¨²n el censo de hace cinco lustros. Aunque irreprochable desde el punto de vista legal, esa tesis es poco realista y prolonga los sufrimientos de los civiles saharauis, las tensiones entre Espa?a y Marruecos y la conflictividad en el Magreb.
Ya en su introducci¨®n al libro, B¨¢rbulo descarta la "tercera v¨ªa" -autonom¨ªa saharaui en el seno de un Marruecos que forzosamente deber¨ªa ser mucho m¨¢s democr¨¢tico y descentralizado que el actual- y acusa a Estados Unidos y Francia de apoyarla tan s¨®lo por intereses petrol¨ªferos. Probablemente tiene parte de raz¨®n en lo ¨²ltimo, pero quiz¨¢ no ser¨ªa tan malo el que pudiera abrirse en Espa?a un debate sobre esa f¨®rmula sin temor a ser lapidado moralmente y acusado de haber recibido como regalo una villa en Marraquech. ?Por qu¨¦ no una "paz de los bravos", sin vencedores ni vencidos? Al fin y al cabo ¨¦se es el esp¨ªritu que alumbr¨® la democracia espa?ola y sus autonom¨ªas.
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