La salvaci¨®n de N¨ªnive
Como todas las grandes obras maestras de la literatura universal -y la Biblia lo es, como el primer gran libro de relatos de la historia, independientemente de su car¨¢cter religioso-, sus libros, que son varios, tambi¨¦n tiemblan, se mueven, cambian de significado como de ropas y nos van revelando sus nuevos sentidos a medida que lo exigen los nuestros (sentidos) mientras as¨ª se van desgranando nuestras propias vidas. Gran -y peque?o- paseante por sus senderos, Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano parece haber celebrado la obtenci¨®n del ¨²ltimo Premio Cervantes con la publicaci¨®n de esta nueva novela, El viaje de Jon¨¢s, la 16? de todas las suyas y el 22? de sus libros narrativos, lo que unido a sus cinco libros de poemas, tres diarios y veinte libros de ensayo configuran una obra tan considerable que ya no se puede pasar nunca por alto, a pesar de todos sus esfuerzos por, si no evitarlo, al menos pasar lo m¨¢s inadvertido posible. Como si se autoaplicara la misma caracter¨ªstica con la que define a su protagonista cuando dice, para empezar de manera "catastr¨®fica": "Jon¨¢s era un profeta peque?o". Tan peque?o que apenas profetizaba, o quiz¨¢ no se le o¨ªa, o se le olvidaba, o tal vez a YHVH (Yhav¨¦) se le olvidaba cumplir las profec¨ªas que a trav¨¦s de su peque?a boca hab¨ªa predicho, como le ocurri¨® con la de N¨ªnive, cuya destrucci¨®n anunciada cambi¨® en una inesperada salvaci¨®n, y hasta aqu¨ª todo est¨¢ ya en la propia Biblia, y ni Jim¨¦nez Lozano ni nadie hemos podido hacer nada, porque ya no tenemos ninguna planta de ricino que nos proteja de un sol inclemente -como a Jon¨¢s- al que siguen expuestos ni?os, hombres y animales inocentes que no merecen destrucci¨®n alguna.
EL VIAJE DE JON?S
Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano Ediciones del Bronce Barcelona, 2002 136 p¨¢ginas. 12 euros
No es la primera vez que Jo-
s¨¦ Jim¨¦nez Lozano se acerca al mundo b¨ªblico, que suele frecuentar como una de sus m¨¢rgenes preferidas, al lado de jud¨ªos, moriscos, v¨ªctimas de la Inquisici¨®n, jan senistas y herejes de todo tipo, ¨¦poca y condici¨®n, desde Historia de un oto?o (su primera novela sobre Port-Royal, en 1971) o El sambenito (la segunda, al a?o siguiente, sobre la retractaci¨®n de Olavide con su "evangelio en triunfo") hasta llegar, desde su permanente paso por tierras castellanas (La salamandra o El santo de mayo) al mundo b¨ªblico de Sara de Ur, o al jud¨ªo en las historias del Rab¨ª Isaac Ben Yehud¨¢ (siglo XIV) o a reunir todos esos mundos preferidos en esa evocaci¨®n de estampas -El mudejarillo (1992)- en torno a una de sus figuras mayores, san Juan de la Cruz. Luego ha derivado hacia f¨¢bulas simb¨®licas, Relaci¨®n Topogr¨¢fica, Teorema de Pit¨¢goras, ir¨®nicas como en Las se?oras o sat¨ªricas y realistas como en Los compa?eros o Los lobeznos. En los ¨²ltimos diez a?os (qu¨¦ asombrosa y densa jubilaci¨®n) tambi¨¦n nos ha sorprendido, como quien no quiere la cosa, con cinco nuevos vol¨²menes de una poes¨ªa metaf¨ªsica y existencial, trascendentalista y elegiaca pese a su aparente sencillez. Y a todo lo largo, sus ensayos premonitorios y posconciliares, sus precursoras Cartas de un cristiano impaciente, Meditaci¨®n espa?ola sobre la libertad religiosa, Los cementerios civiles y la heterodoxia espa?ola, que nos han conducido perforando su "escandaloso" anti-nacional-catolicismo desde otros dos grandes libros, Los ojos del icono (una especie de manifiesto que puso en marcha la serie de exposiciones de Las edades del hombre) o la magistral Gu¨ªa espiritual de Castilla, hasta sus tres diarios parciales, Los tres cuadernos rojos, Segundo abecedario y La luz de una candela. Mucho me temo, con todo este bagaje a cuestas que adem¨¢s le ha acarreado una tan irreprimible cosecha de premios que acaban de culminar en este calentito Cervantes, que a partir de ahora, hipercargado de honores, adem¨¢s siempre merecidos, a Jim¨¦nez Lozano le va a resultar mucho m¨¢s dif¨ªcil seguir transitando humildemente por la vida disfrazado de escritor menor y como quien va de paso y no quiere decir nada, o que al menos se le oiga lo menos posible. Vamos a ver ahora c¨®mo sale del paso, expuesto ya a las tormentas habituales de todos los d¨ªas.
Adem¨¢s, la Biblia no es un libro sino muchos, una serie mil veces recompuesta, flexible y siempre amenazada, que se estira y encoge sin parar (v¨¦anse los escritos intertestamentarios o los ap¨®crifos cristianos siempre inacabados), y ya no se puede hablar de Antiguo y Nuevo testamento, no hay una parte dogm¨¢tica, hiperb¨ªblica y cruel, y hasta "pol¨ªticamente incorrecta", y otra la del Nuevo testamento m¨¢s lib¨¦rrima, repleta de ternura y hasta casi "posmoderna". Jon¨¢s nos ilustra mucho al respecto, pues desde el interior del puro y duro Antiguo testamento nos habla de la historia del protagonista desde una tercera persona, a la que aqu¨ª quiere sustituir el propio Jim¨¦nez Lozano, pero incorpor¨¢ndose al mismo Jon¨¢s, humilde y peque?ito, que no se atreve a profetizar, o que se olvida de hacerlo, o que quiz¨¢ no tiene nada que decir, salvo obedecer, desde luego. Aunque lo malo es que, cuando luego va y lanza su profec¨ªa, viene YHVH y se arrepiente, perdona la vida a N¨ªnive la pecadora y deja el prestigio del pobre Jon¨¢s por los suelos, cubierto no tanto de oprobio como de rid¨ªculo, esto es el colmo, as¨ª no hay manera de profetizar ni hacer nada, desde luego.
Lo que sucede es que el rid¨ª-
culo es universal y lo cubre todo -modas, filolog¨ªas, comparatismos, minimalismos, deconstruccionismos y todas otras suertes de rid¨ªculas especializaciones- como si fuera una "marea blanca" (el tono del escritor no admite negrura alguna) que duda entre si Jon¨¢s vivi¨® tres d¨ªas dentro de una ballena o de un artilugio de los argonautas, que al fin y al cabo eran unos "se?oritos bien", que hasta hac¨ªan surf y todo lo dem¨¢s. Adem¨¢s, Jon¨¢s compra en un establecimiento de N¨ªnive llamado Tiffanys el bast¨®n lujoso de profeta que le conduce siempre del brillo al silencio. As¨ª pues, aunque de manera ucr¨®nica -m¨¢s que anacr¨®nica- aqu¨ª se habla de la relaci¨®n entre los intelectuales y el poder, s¨ª, pero no se sabe bien d¨®nde est¨¢ el poder o qui¨¦n es el que puede, cu¨¢nto puede y c¨®mo se puede de verdad, porque no se puede ser tan peque?ito y salir indemne siempre, y ah¨ª est¨¢ (y estar¨¢) el problema que hay que asumir entre todos. La "parte" b¨ªblica de la obra de este escritor es una de sus mejores, y aqu¨ª brilla como siempre, humilde y silenciosamente, repleta de cari?osa iron¨ªa, encontrando la ternura y la piedad en medio de lo pol¨ªticamente incorrecto, como desde el principio y para siempre.
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