M¨¢s sobre el ruido y las nueces
D¨ªas atr¨¢s la editorial Ars Nova y Catalu?a Hoy (una entidad creada por la Generalitat para reconciliarnos con el resto de Espa?a mostrando nuestras bondades) presentaron un voluminoso trabajo titulado Dossier Catalu?a, que viene a ser un directorio y un estado de la cuesti¨®n del arte catal¨¢n contempor¨¢neo. La iniciativa merece todo el respeto, pero a estas alturas no pueden continuar pasando desapercibidas las anomal¨ªas cr¨®nicas que estamos obligados a sufrir los que nos movemos en este sinuoso sector y que, naturalmente, tambi¨¦n rumorean detr¨¢s de este producto editorial. Por una parte, y a pesar de que alguien pueda considerarlo un asunto menor, los criterios utilizados y las formas exhibidas son como m¨ªnimo mediocres; as¨ª nos lo parece, por ejemplo, que no se ofrezca la m¨¢s m¨ªnima bibliograf¨ªa sobre el tema, o que se resuelva la selecci¨®n de los artistas sin m¨¢s justificaci¨®n que son "cincuenta de entre mil", dando a entender que en caso de estar todos no desmerece la oferta. En fin, hay otros muchos detalles de orden metodol¨®gico un tanto asombrosos que probablemente no se habr¨ªan producido si la siempre l¨²cida e inteligente Victoria Combal¨ªa -responsable en buena medida de la edici¨®n- hubiera velado mejor por el resultado final. En cualquier caso, lo que a nuestro entender es m¨¢s enojoso es esta invitaci¨®n a volver empezar. En efecto, ?a qu¨¦ se debe este nuevo esfuerzo por escribir un nuevo Libro Blanco sobre el arte catal¨¢n contempor¨¢neo? ?Acaso no sirven ya, aun con sus limitaciones, los directorios y los diagn¨®sticos acumulados en estos ¨²ltimos a?os? Baste recordar -sin contabilizar los documentos realizados en mesas de trabajo amparadas por el Icub o la Asociaci¨®n de Artistas Visuales de Catalu?a- los distintos formatos de aproximaci¨®n al tema que han representado, por ejemplo, el cat¨¢logo publicado hace unos pocos a?os por Tecla Sala, la exhaustiva relaci¨®n de centros expositivos recogida por Visions de futur 2000, exposiciones recientes como Inter/zona o Vostestaqu¨ª o las compilaciones de ensayos coordinados por Gloria Picazo en los sucesivos vol¨²menes Impasse editados por la Biennal de Lleida. La cuesti¨®n es que siempre andamos escurriendo el bulto con el pretexto de que primero hay que confeccionar un mapa objetivo del tema y as¨ª vamos acumulando variopintos estados de la cuesti¨®n sin avanzar un palmo.
A nuestro juicio, m¨¢s all¨¢ de estos mapas de situaci¨®n, estamos obligados a forzar que se abra el debate de par en par y se tomen decisiones realmente operativas. En cuanto a lo primero, se act¨²a con una meticulosidad y una prudencia sospechosamente excesivas. Posibles conatos de discusi¨®n languidecen y se esfuman de puntillas. Dos ejemplos recientes y de dimensi¨®n bien distinta: por una parte, en estas p¨¢ginas, Josep Ramoneda se pronunciaba d¨ªas atr¨¢s a favor de unas pr¨¢cticas art¨ªsticas dispuestas, a contracorriente, a no disolverse en lo antropol¨®gico o lo pol¨ªtico, y lo hac¨ªa sin mencionar absolutamente a ning¨²n contrincante, obligando as¨ª al lector a reconocer en sus palabras (quiz¨¢) una respuesta tanto al pesimismo de F¨¦lix de Az¨²a como al modelo de trabajo desarrollado por Manolo Borja en la direcci¨®n del MACBA. El otro ejemplo, naturalmente, no es otro que la reciente presentaci¨®n de la colecci¨®n del mismo MACBA, una exposici¨®n compleja y dif¨ªcil que, sin embargo, ha provocado un aplastante consenso de acceptaci¨®n inmediata y sin fisuras cuando, a nuestro juicio, precisamente lo mejor en la gesti¨®n actual del museo es que act¨²a con unos criterios suficientemente bien definidos como para permitir un debate perfectamente centrado y constructivo para todos, y desde luego, bien lejos del incre¨ªble razonamiento expuesto por los patronos, expresando perplejidad por lo que se realiza en el museo pero tranquilad absoluta al comprobar que no desmerece frente a lo que se realiza por el mundo. La presentaci¨®n de la colecci¨®n es merecedora de mucho m¨¢s que esta banal opini¨®n y, desde luego, representa una l¨ªnea de salida muy efectiva para discutir desde los criterios empleados para organizar las pr¨¢cticas contempor¨¢neas y la propuesta de ubicaci¨®n de los artistas de nuestro entorno en el contexto internacional, hasta -tambi¨¦n necesario- asuntos m¨¢s espinosos, como si la colecci¨®n denota una buena conexi¨®n entre el museo y las din¨¢micas reales de la ciudad o, en otro orden de cosas, si a la vista de lo que hay la cultura catalana va a poder liberarse de la condici¨®n de pedigr¨ª que se le exige. De todo ello podr¨ªamos entrar a discutir con el mejor esp¨ªritu posible, pero de nuevo parece imponerse un quietismo absoluto.
Por otra parte, junto a esta demanda de debates y discusiones de fondo y sin tanta disciplina, exig¨ªamos decisiones. En este frente tambi¨¦n estamos ya hastiados de o¨ªr -m¨¢s que de repetir- una y otra vez que el sector necesita m¨¢s recursos y m¨¢s esfuerzos en la proyecci¨®n exterior. Al fin y al cabo, ahora ya son las propias administraciones las que lo afirman d¨ªa a d¨ªa a pesar de que ¨®rganos como el Copec las desmientan en la pr¨¢ctica. Adem¨¢s, llegan tan tarde que ya no estamos seguros de su eficacia. ?Necesitamos, por ejemplo, nuevos centros de arte contempor¨¢neo diseminados por el territorio en lugar de potenciar espacios ya existentes y muy desatendidos? El diagn¨®stico de los problemas, lo dec¨ªamos al principio, se ha expresado en tantas ocasiones que incluso pierde vigencia. No es menester dedicar m¨¢s recursos a la exploraci¨®n del terreno que, muy a menudo, no representan m¨¢s que la excusa para dar un peque?o pasto al personal. Lo ¨²nico que puede exigirse a estas alturas son gestos reales. Por ejemplo, y no es m¨¢s que una cuesti¨®n anodina en un oc¨¦ano, preguntarse si los j¨®venes artistas deben efectuar su aparici¨®n en la palestra ocupando una habitaci¨®n de hotel mientras un centro de trabajo como Hangar se ve obligado a despercidiar la mitad de su presupuesto en el alquiler de sus intalaciones.
Mart¨ª Peran es profesor de Historia del Arte de la UB
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