Jornaleros
En Phoenix o en Sinaloa, en el Gard o en Marinaleda, en la Baja California, la Camargue o la Vega Baja del Segura, los problemas de los jornaleros se parecen. Son casi tan antiguos como la historia. Abundan entre los jornaleros los inmigrantes y en M¨¦xico los clasifican, de forma curiosa y efectiva, como locales, asentados, pendulares o golondrinos, seg¨²n convenga al grado de su movilidad migratoria. No est¨¢ claro si eran pendulares o golondrinos los tres marroqu¨ªes que la madrugada del viernes, bajo un manto de niebla, se llev¨® un tren por delante en San Isidro cuando se dirig¨ªan en un so?oliento autom¨®vil a recoger hortalizas. Tampoco es f¨¢cil clasificar a los 22 magreb¨ªes que el viernes fueron detenidos en Crevillent y Callosa de Segura por usurpar viviendas particulares para cobijarse. Lo seguro es que no eran asentados. La doble marginaci¨®n que pesa sobre sus espaldas, por carecer de papeles y por tener que alquilarse de manera informal como peones para subsistir, sumerge a miles de inmigrantes en una invisibilidad que los utiliza y, a la vez, los niega simb¨®licamente, cuando no los arroja al cesto de la delincuencia. Como la "nueva econom¨ªa", la "nueva agricultura" implica en el litoral mediterr¨¢neo una "intensificaci¨®n de las formas capitalistas de producci¨®n" que genera un fen¨®meno, s¨®lo hasta cierto punto in¨¦dito, donde se invierte la direcci¨®n del campo a la ciudad y de la agricultura a la industria que caracteriz¨®, por ejemplo, el flujo de la emigraci¨®n europea de los a?os sesenta. Ahora, gentes de las ciudades del norte de ?frica acaban trabajando en condiciones precarias en los campos de cultivos del sur de Europa o, como mucho, en los almacenes de la econom¨ªa sumergida semiartesanal del calzado o el textil. Explican en un estudio los profesores Emma Mart¨ªn, Ana Melis y Gonzalo Sanz que falta coordinaci¨®n entre los an¨¢lisis sobre la evoluci¨®n de la agricultura y sobre los procesos migratorios. "Los expertos en una y otra cuesti¨®n", apuntan, "han vivido de espaldas los unos a los otros". Tampoco vendr¨ªa mal una pol¨ªtica (la intent¨® Manuel Pimentel cuando fue ministro de Trabajo) que tenga en cuenta a la inmigraci¨®n, la "fuerza de trabajo for¨¢nea", en sus esquemas. Antes de echar mano de la Guardia Civil, quiero decir.
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