La expiaci¨®n
Si alg¨²n preso de ETA llegara a cumplir los 40 a?os de c¨¢rcel que Aznar pide para ellos, querr¨ªa decir que dentro de 40 a?os el problema del terrorismo vasco todav¨ªa no estar¨ªa resuelto. La futura ley que Aznar propone -y que el PSOE se siente condenado a aceptar- no afectar¨¢ a los etarras que hoy est¨¢n en prisi¨®n porque, evidentemente, no puede tener car¨¢cter retroactivo. Si alg¨²n d¨ªa ETA renuncia a la violencia, nadie duda que se plantear¨¢ una reinserci¨®n ordenada de los presos. Habr¨¢, por tanto, que deshacer los mecanismos jur¨ªdicos que imposibiliten la reducci¨®n de penas que ahora se pretenden construir. Con lo cual, la iniciativa de Aznar obliga a plantear dos preguntas. Una de car¨¢cter jur¨ªdico: ?es aceptable desde el punto de vista constitucional y desde la cultura jur¨ªdica democr¨¢tica? Otra de car¨¢cter pol¨ªtico: ?puede contribuir eficazmente al fin de la violencia etarra?
Sobre los aspectos jur¨ªdicos. El cumplimiento ¨ªntegro de las penas podr¨ªa perfectamente exigirse sin necesidad de reformar la legalidad vigente. La libertad condicional al cumplirse dos tercios de la pena est¨¢ condicionada al comportamiento y las posibilidades de reinserci¨®n del preso. La novedad, por tanto, es la ampliaci¨®n a 40 a?os del tiempo m¨¢ximo de condena efectiva (ahora es de 30 a?os), que es el modo escogido por Aznar para sortear la cadena perpetua, claramente contraria al esp¨ªritu constitucional. La voluntad rehabilitadora que anima la legislaci¨®n democr¨¢tica hace discutible una ampliaci¨®n de este tipo que cierra cualquier esperanza a la reinserci¨®n. Un preso, sin perspectiva alguna de abreviar su tiempo de c¨¢rcel, o se convierte en absolutamente conflictivo o acaba enloqueciendo. Algunos juristas advierten sobre dos posibles problemas: que el Tribunal de Estrasburgo rechace los 40 a?os de c¨¢rcel sin remisi¨®n posible por pena inhumana o degradante, y que algunos Estados se nieguen a conceder la extradici¨®n de etarras si saben que se les va a aplicar una pena de este tipo. La ingenua propuesta del PSOE de que el arrepentimiento y la ruptura con ETA abran al preso la v¨ªa de la reinserci¨®n pretende salvar alguno de estos obst¨¢culos.
En fin, toda ley hecha para un caso concreto tiene su torna. En este caso, para que no se pueda decir que la reforma est¨¢ dirigida exclusivamente a los presos de ETA, Aznar la extiende a aquellos "delitos especialmente graves". Es dif¨ªcil saber qu¨¦ entiende Aznar por tales, pero me temo que dependan de lo que digan los medios de comunicaci¨®n en cada momento. Es decir, ser¨¢n considerados delitos especialmente graves los que diga la opini¨®n p¨²blica. Es el razonamiento l¨®gico cuando se decide avanzar por la v¨ªa de la demagogia populista. Quedan, por tanto, muchas sombras jur¨ªdicas en una iniciativa que, tal como la plantea Aznar, da la sensaci¨®n de desbordar la idea de una pena retributiva para caer en la vieja y predemocr¨¢tica penalidad expiacionista.
Sobre los aspectos pol¨ªticos: ?los 40 a?os fijos de c¨¢rcel pueden tener alg¨²n efecto sobre ETA y sus militantes? El Gobierno se ampara en los resultados del endurecimiento de la acci¨®n policial y judicial contra la kale borroka para defender la eficacia de esta v¨ªa de intensificaci¨®n represiva. Es verdad que durante muchos a?os la muchachada de la kale borroka campaba por las calles del Pa¨ªs Vasco con la misma impunidad con que los guerrilleros de Cristo Rey entraban en la universidad durante el franquismo. Y es verdad tambi¨¦n que este a?o la kale borroka -despu¨¦s de que se asociara penalmente con los delitos de terrorismo y de que se extendiera la responsabilidad civil a los padres de los agitadores- ha disminuido sensiblemente. Pero tambi¨¦n hay que tener en cuenta el dato dado a conocer por Balza de que 300 de estos j¨®venes activistas han pasado a la clandestinidad y muchos de ellos para servir de recambio a los comandos de ETA que est¨¢n cayendo uno tras otro.
El terrorista vasco tiene caracter¨ªsticas un poco especiales. Se da, en este caso, la ins¨®lita circunstancia de que, para decirlo en palabras de un jurista amigo, el pa¨ªs sojuzgado es m¨¢s rico que el pa¨ªs sojuzgante. Y por tanto, los j¨®venes de que se nutre ETA est¨¢n acostumbrados a cierto nivel de bienestar, con lo cual ser¨ªa razonable pensar que la perspectiva de una larga temporada de c¨¢rcel sea disuasoria. Pero ?si no lo fue la pena de muerte durante el franquismo, si no lo fueron los 30 a?os de c¨¢rcel, lo ser¨¢n los 40? ?El alargamiento de la perspectiva de tiempo de estancia en la c¨¢rcel, ya de magnitudes altas -muchos etarras han estado m¨¢s de 20 a?os en prisi¨®n, que es much¨ªsimo, aunque desde fuera algunos lo presenten como una minucia-, es desincentivador suficiente para el que se siente h¨¦roe de la patria? Es dudoso; al fin y al cabo, todos estos chavales viven en la fantas¨ªa de que un d¨ªa ganar¨¢n la batalla, se abrir¨¢n las c¨¢rceles y ser¨¢n recibidos con honores de h¨¦roes en sus pueblos y ciudades. Con la comida de coco que llevan, no creo que la amenaza de 10 a?os m¨¢s de c¨¢rcel les impresione mucho. El declive de ETA viene m¨¢s por lo policial que por lo penitenciario. Que caiga un comando tras otro -como est¨¢ ocurriendo ahora- s¨ª que es desesperanzador. Mucho m¨¢s que los hipot¨¦ticos a?os de c¨¢rcel.
Con todo lo dicho, es dif¨ªcil evitar la impresi¨®n de que Aznar, una vez m¨¢s, utiliza la cuesti¨®n terrorista en provecho propio. El Gobierno est¨¢ metido en problemas de gran impopularidad. Y Aznar se saca una medida que sabe que es popular, porque sacia los sentimientos de venganza que l¨®gicamente provoca la indignaci¨®n por cada asesinato etarra. Y satisface a la demagogia que a menudo se hace cuando un juez -aunque sea con todas las razones jur¨ªdicas en su favor- excarcela a un etarra. Con la opini¨®n p¨²blica muy sensibilizada, Aznar sabe que el PSOE no se atrever¨¢ a marcar distancias en este tema. Al contrario: lo va a colocar en una incomodidad sin salida. Porque es dif¨ªcil que un partido que aspira a la mayor¨ªa para gobernar se atreva a coger la bandera de la pedagog¨ªa democr¨¢tica para explicar el sinsentido -y finalmente la ineficiencia- de la extralimitaci¨®n expiacionista. Pero en realidad, la propuesta de Aznar, por muy vestida que est¨¦ y por muchos aplausos que reciba, es un brindis al sol sin otra intenci¨®n que meter al Prestige en la sombra y preparar una campa?a mucho m¨¢s impopular que el presidente tendr¨¢ que emprender en los pr¨®ximos d¨ªas: explicar por qu¨¦ apoya a Bush en la guerra de Irak.
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