Los 'sin tierra' dan una tregua a Lula
El Movimiento de los Sin Tierra quiere que el nuevo presidente cumpla su promesa de cambiar el sistema agrario latifundista
Cecilio do Rego Almeida es el due?o de siete millones de hect¨¢reas en la regi¨®n selv¨¢tica de Par¨¢, el gigantesco Estado del noreste brasile?o, un territorio equivalente a Holanda y B¨¦lgica juntas, en manos de un solo hombre.
Amilton Vieira, de 27 a?os, padre de dos hijos, malvive en uno de los numerosos campamentos del Movimiento de los Sin Tierra (MST) diseminados por todo Brasil. Vieira forma parte de los 4,5 millones de familias campesinas (16 millones de personas) que no disponen de un palmo de tierra. El mayor terrateniente y los millones de despose¨ªdos son ejemplos extremos del mundo rural brasile?o. El nuevo presidente, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, se propone cambiar esto y cumplir su compromiso principal: la reforma agraria, tantas veces prometida y nunca realizada.
Los 'sin tierra' buscan una alternativa para dar de comer a los millones de hambrientos
Don Cecilio empez¨® a adquirir tierras de forma fraudulenta en los a?os sesenta con el benepl¨¢cito de la dictadura militar de la ¨¦poca y la connivencia de notarios, jueces y otras autoridades. Bajo la presidencia de Fernando Henrique Cardoso, el conocido latifundista compr¨® en Par¨¢ hasta cuatro millones de hect¨¢reas de tierras p¨²blicas que albergan las comunidades ind¨ªgenas y una gran riqueza forestal.Seg¨²n la FAO y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Brasil es, despu¨¦s de Paraguay, el segundo pa¨ªs del mundo en concentraci¨®n de tierra. Algo m¨¢s de 2.000 latifundios ocupan 56 millones de hect¨¢reas. La acumulaci¨®n de la propiedad agraria en pocas manos tiene una relaci¨®n directa con el bajo rendimiento. De 360 millones de hect¨¢reas aptas para la agricultura s¨®lo se cultiva el 14%.
Amilton Vieira trabaja desde los 12 a?os. Ha hecho de todo: limpiabotas, agricultor, vaquero, mensajero, guarda de seguridad. Ingres¨® en el MST hace siete a?os y ha participado en varias ocupaciones de haciendas para reclamar un pedazo de tierra. En una de ellas pas¨® una noche a la intemperie, bajo la lluvia, con su mujer y su hija de dos a?os enferma y con miedo a ser baleado por los matones de la propiedad. Estos d¨ªas desmonta su barraca de paja. El campamento se traslada desde Goiania, capital de Goi¨¢s al otro extremo del Estado. Unas 500 familias se asentar¨¢n en una hacienda situada en el l¨ªmite con el Estado de Mato Grosso, en un latifundio de 40.000 hect¨¢reas, uno de los mayores expropiados, por la presi¨®n del MST.
Una carretera poco transitada recorre 470 kil¨®metros a trav¨¦s de inmensas propiedades ganaderas y plantaciones de soja que se alternan con bosques de vegetaci¨®n alta. "En Goi¨¢s es raro que una hacienda sea productiva", asegura Vieira. "Es un Estado donde el latifundio es la referencia, con un gran poder de las oligarqu¨ªas agrarias". S¨®lo tras ser declarada improductiva por el Instituto de Colonizaci¨®n y Reforma Agraria (Incra), y de un largo proceso judicial, puede expropiarse una hacienda y entregarla a los sin tierra. As¨ª han sido asentadas en Brasil 400.000 familias en tierras conquistadas, a las que se a?aden otras 61.000 familias. El Gobierno saliente asegura haber instalado a m¨¢s de 65.000 familias el a?o pasado. El MST reduce a la mitad esta cifra y critica la falta de ayuda oficial.
El MST aguarda con expectaci¨®n los primeros pasos de Lula que ha confiado el Ministerio de Desarrollo Agrario a Miguel Rossetto, soci¨®logo, fundador del Partido de los Trabajadores (PT) y antiguo l¨ªder sindical. En los dos ¨²ltimos meses ha habido algunas ocupaciones de tierras, pero la direcci¨®n nacional del movimiento parece dispuesta a dar una tregua al nuevo Gobierno. La actitud ser¨ªa distinta si no hubiera ganado Lula las elecciones. "Si el nuevo presidente fuera Serra , a partir del 1 de enero lanzar¨ªamos ocupaciones de tierras en todo Brasil", advierte Sandro Preato, coordinador del MST que particip¨® en la organizaci¨®n de numerosas ocupaciones.
Por la ma?ana temprano, el campamento se despereza. Algunas mujeres lavan ropa en el r¨ªo, grupos de hombres deambulan con sus herramientas, otros recogen trastos y preparan la mudanza para la zona donde se levantar¨¢ el asentamiento definitivo, despu¨¦s de que la justicia federal decretara la expropiaci¨®n de la hacienda por improductiva y acordara la indemnizaci¨®n con los due?os de la propiedad, un suizo y un alem¨¢n que no residen en Brasil.
El MST critica el modelo agrario de Cardoso. "Es copia del modelo estadounidense de grandes propiedades que excluyen a las masas campesinas y peque?os productores", dice Carla Emanuela, de 26 a?os, responsable del sector productivo del asentamiento de Canudos, a 70 kil¨®metros de Goiania. En Goi¨¢s se realizaron proyectos de infraestructura para favorecer las exportaciones, "pero no a la peque?a agricultura. En este modelo, los asentamientos no pueden sobrevivir econ¨®micamente. Es el peque?o agricultor quien abastece a Brasil, la zafra r¨¦cord de la que hablaba Cardoso no da de comer al pueblo, porque va para la exportaci¨®n.
La estrategia de los sin tierra es crear una alternativa para dar de comer a los millones de hambrientos. Los sin tierra pretenden revertir el proceso migratorio del campo a la ciudad, que entre 1999 y 2001 redujo la poblaci¨®n rural en m¨¢s de cinco millones de personas.
"Ocupar no es invadir"
La prensa utiliza mucho el t¨¦rmino invasi¨®n de tierras, pero los militantes del MST precisan que sus acciones son, por principio, "ocupaciones de tierra usurpada, latifundio sin explotar, hacienda improductiva". Sostiene el MST: "Invadir es un acto de fuerza para tomar algo de alguien para provecho propio. Ocupar significa, simplemente, llenar un espacio vac¨ªo, tierras que no cumplen su funci¨®n social, y ejercer una presi¨®n social colectiva para la aplicaci¨®n de la ley y su expropiaci¨®n".Las ocupaciones se realizan de noche. Los sin tierra se movilizan con rapidez cuando se da la orden. Miles de sombras avanzan hasta el cercado. Ya dentro del latifundio, los hombres van delante de las mujeres y los ni?os, por si intervienen los guardas. Las armas de los ocupantes son poco m¨¢s que algunas espingardas, comunes en el campo brasile?o, hoces, azadas y banderas."La descarga de adrenalina que se vive al entrar en una hacienda es impresionante", recuerda Sandro Preato, que ha participado en la coordinaci¨®n de diversas acciones. Tarde o temprano llega la polic¨ªa o intervienen los matones de la propiedad. Las matanzas de Corumbiara (Rondonia), en 1995, con 10 campesinos y dos polic¨ªas muertos, y la de Eldorado dos Caraj¨¢s (Par¨¢), en 1996, con 19 muertos, 69 heridos y siete desaparecidos, son los m¨¢ximos exponentes de la violencia agraria.El MST naci¨® formalmente en 1984, aunque la semilla fue plantada la noche del 6 de septiembre de 1979, en plena dictadura militar, cuando campesinos sin tierra ocuparon la hacienda Macali, en el Estado de Rio Grande do Sul. Siguieron otras ocupaciones espont¨¢neas con la colaboraci¨®n de sectores de la Iglesia cat¨®lica.
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