"El fin del hambre ser¨¢ el gran logro nacional"
Lula da Silva asume la presidencia de Brasil arropado por cientos de miles de personas
Cambiar un pa¨ªs de dimensiones continentales y de 170 millones de habitantes es el compromiso que adquiri¨® ayer ante todos sus conciudadanos Luiz In¨¢cio Lula da Silva. El l¨ªder del Partido de los Trabajadores asumi¨® ayer con este discurso la presidencia de Brasil. El gigante de Am¨¦rica Latina entr¨® as¨ª en la era Lula y despidi¨® ocho a?os de gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
"Mientras un solo brasile?o pase hambre, tenemos motivos para avergonzarnos"
Cardoso consolid¨® el sistema democr¨¢tico en Brasil y un lugar respetado en el concierto mundial, pero no logr¨® reducir la enorme deuda social. Lula recibi¨® de su antecesor la banda presidencial en una jornada en la que el gran protagonista fue el pueblo brasile?o, que en todo momento vitore¨® a su presidente.
Lula empez¨® su discurso en el pleno del Congreso con una declaraci¨®n inequ¨ªvoca: "Cambio. ?sa es la palabra clave, el gran mensaje de la sociedad". El cambio que pretende pilotar el antiguo sindicalista requiere, seg¨²n dijo, "coraje, osad¨ªa y humildad". En su discurso mantuvo un cuidadoso equilibrio entre moderaci¨®n y firmeza que, al menos de entrada, contentar¨¢ a amplios sectores pol¨ªticos. "Es cambio con di¨¢logo y negociaci¨®n para lograr un resultado coherente y duradero", dijo, pero anunci¨® solemnemente que se dispone a cambiar desde el primer d¨ªa: "Empezaremos ya a cambiar, porque, como dice la sabidur¨ªa popular, las grandes caminatas empiezan con los primeros pasos". Lula prometi¨® el fin del hambre en Brasil. "?se ser¨¢ el gran logro presidencial".
Lula, antiguo tornero de 57 a?os, recibi¨® el calor de cientos de miles de personas que acudieron a Brasilia a acompa?arle y numerosos presidentes, entre ellos el cubano, Fidel Castro, y el venezolano, Hugo Ch¨¢vez. El pr¨ªncipe Felipe de Borb¨®n tambi¨¦n estuvo en Brasilia.
La lucha contra el hambre y la pobreza ocuparon buena parte de la primera declaraci¨®n del presidente, que record¨® que a lo largo de su historia Brasil no ha logrado erradicar esas lacras. "No podemos continuar as¨ª. Mientras un solo brasile?o pase hambre, tenemos motivos de sobra para sentirnos avergonzados", subray¨®. Y prometi¨®: "El fin del hambre ser¨¢ el gran logro nacional". Le escuchaban 18 jefes de Estado, cuatro presidentes de Parlamentos, invitados de todo el mundo y el Congreso y el Gobierno en pleno.
La reforma agraria, "pac¨ªfica, planificada y pensada", la creaci¨®n de empleo, la mejor distribuci¨®n de la riqueza, todo ello en un contexto de crecimiento econ¨®mico, fueron algunos de los compromisos de quien se present¨® "no como el resultado de una elecci¨®n, sino el resultado de una historia".
El nuevo presidente llega con un esp¨ªritu de pacto social "para combatir la corrupci¨®n, defender la cultura de la ¨¦tica en la funci¨®n p¨²blica y derrotar la cultura de la impunidad que prevalece en ciertos sectores". "Ser honesto no es s¨®lo no robar y no dejar que roben, sino aplicar las medidas oportunas para evitar el desperdicio de los recursos p¨²blicos".
El recorrido del presidente Lula en coche descubierto, junto al vicepresidente, Jos¨¦ Alencar, estuvo salpicada de incidentes provocados por una multitud euf¨®rica que desbord¨® en repetidas ocasiones a las fuerzas de seguridad. El presidente lleg¨® a ser agarrado por el cuello por una persona que consigui¨® encaramarse al veh¨ªculo presidencial, un Rolls-Royce del a?o 1953.
Minutos antes, un integrante del destacamento de los Dragones de Independencia cay¨® del caballo a escasos metros del veh¨ªculo. El protocolo salt¨® por los aires una y mil veces. Un presidente sudoroso saludaba, sonre¨ªa, se dejaba acariciar e incluso se detuvo en alguna ocasi¨®n para dejarse fotografiar junto a una admiradora.
Unas 130.000 personas llegadas de toda la geograf¨ªa brasile?a se congregaron en Brasilia en la investidura presidencial m¨¢s multitudinaria de la historia republicana.
Despu¨¦s de su discurso en el Congreso, el presidente Lula da Silva se dirigi¨® al palacio de Planalto, donde recibi¨® la banda del presidente saliente, Cardoso, que le dio el ¨²ltimo adi¨®s. Posteriomente, tom¨® juramento a sus ministros y salud¨® uno a uno a todos los invitados. Fidel Castro, con quien almorz¨®, y el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, que le acompa?¨® en el desayuno, fueron los m¨¢s perseguidos por los reporteros gr¨¢ficos.
El pr¨ªncipe Felipe de Borb¨®n, represent¨® a Espa?a, y Estados Unidos envi¨® al negociador comercial, Robert Zoellick. Las representaciones de m¨¢s alto nivel proced¨ªan de Am¨¦rica Latina. Portugal envi¨® al presidente, Jorge Sampaio, y al primer ministro, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso; Suecia, al primer ministro, Goran Persson, y Sur¨¢frica estuvo representada por su presidente, Thabo Mbeki.
El nuevo presidente mostr¨® una resistencia f¨ªsica envidiable en una jornada agotadora, donde los discursos y parabienes de los invitados convivieron con el permanente ba?o de multitudes, que se prolong¨® hasta entrada la noche. El contacto estrecho con la poblaci¨®n se har¨¢ extensivo a todos los miembros del Gobierno, por expreso deseo del presidente. Lula ya ha fijado para los pr¨®ximos d¨ªas 11, 12 y 13 la caravana gubernamental, que recorrer¨¢ las regiones m¨¢s pobres de Brasil en cuatro Estados.
Fue una promesa que hizo durante la campa?a electoral, en la que reiter¨® que sus ministros visitar¨ªan los territorios m¨¢s depauperados para que sus ministros sepan que "detr¨¢s de una estad¨ªstica hay siempre una vida humana".
Dieciocho a?os despu¨¦s del fin de la dictadura militar llega el primer Gobierno de izquierda. Ha sido un proceso lento, que ha transitado por la moderaci¨®n del presidente Tancredo Neves; los sobresaltos del inesperado Jos¨¦ Sarney; la osad¨ªa de Fernando Collor; la transici¨®n de Itamar Franco, que dio paso al socialdem¨®crata Fernando Enrique Cardoso, hasta llegar a Luiz In¨¢cio Lula da Silva. El Gobierno de los ¨²ltimos ocho a?os permiti¨® que los brasile?os se sientan lo suficientemente seguros para decidir que lleg¨® la hora de probar al presidente Lula da Silva, despu¨¦s de tres intentos.
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