"Soy un inconcluso"

PREGUNTA. Esta antolog¨ªa aporta cinco poemas in¨¦ditos. Un acontecimiento en un poeta como usted, que "escribe poquito", seg¨²n dijo Neruda.

RESPUESTA. Y de repente, cuando uno escribe "demasiadito", quedan apenas cinco poemas. A m¨ª me gustan esas antolog¨ªas antiguas en las que quedan unas l¨ªneas desmochadas con una vibraci¨®n verdadera. No hay que hacerse ilusiones con que lo concluso o lo concluyente sea tanto. Yo soy un inconcluso. Estoy por la contenci¨®n, no por el derramamiento. De ah¨ª me viene mi clasicidad. Decir lo m¨¢ximo con lo m¨ªnimo, como dec¨ªa Pound.

P. Al que llama "copi¨®n maravilloso".

R. Me encanta, porque no creo en la originalidad, sino en el coro.

P. Entre estos nuevos poemas los hay de amor.

R. Entre las utop¨ªas, la que no ha perecido, la del fundamento, es el amor.

P. ?Crece su poes¨ªa en anillos, c¨®mo un ¨¢rbol?

R. Las visiones y el lenguaje de las visiones desde primera edad son los mismos. No tengo por qu¨¦ aceptar la linealidad de la poes¨ªa. Un poema tras otro. O un libro tras otro, como una construcci¨®n de ladrillos. ?No! Creo m¨¢s que nada en el rythmus, en el n¨²merus, en el respire: esta di¨¢stole s¨ªstole [inspira]... Yo era tartamudo de peque?ito. Me costaba un mundo sacar los vocablos con fonemas duros, la pe, la te, la ka, qu¨¦ horror, en lugar de leerlos, me inventaba otra palabra suave y hac¨ªa jugar mi imaginaci¨®n. ?se es el taller interno de un poeta.

P. ?C¨®mo ve lo inefable un entusiasta de santa Teresa?

R. Yo digo inhablable. Me resulta m¨¢s decidor que inefable, que est¨¢ demasiado categorizado... Pasado un tiempo, aquello que parec¨ªa semiindescifrado en uno mismo se esclarece en unos preciosos poemas de otro.

P. Y de la poes¨ªa espa?ola contempor¨¢nea, ?le interesa alg¨²n nombre?

R. Son buenos poetas. No es cierto que est¨¦ deca¨ªda la poes¨ªa totalmente ac¨¢, que ustedes sean farragosos. Recuerdo haberlo hablado con Octavio Paz. ?l no era un gran poeta, porque era letrado, hiperl¨²cido, se lo com¨ªa la lucidez. No le funcionaba del todo ese otro juego m¨¢s animal de un Vallejo. Y llama la atenci¨®n: nunca habl¨® Paz de Vallejo. Tampoco otro genio, l¨²cido y cr¨ªtico, que se llama Borges. En cambio aqu¨ª en Espa?a se respeta a Vallejo y se le quiere.

P. Volvamos a Pound.

R. El gran cl¨¢sico al que apalearon, y no s¨®lo por su actitud pol¨ªtica... Yo soy hombre de las izquierdas, pero no me molesta nada que Pound haya sido mussoliniano. Lo hizo exaltado por el odio y la reserva que le ten¨ªa al asqueroso dinero.

P. Sorprende en este libro la actualidad: televisi¨®n, Internet, la palabra arroba.

R. Que adem¨¢s es arrobamiento. La arroba, el arrullo virtual. En la televisi¨®n veo el bullicio, la mezcolanza. En el poema hay una denuncia de falsedad, de ese mundo que a veces es la liviandad por la liviandad.

P. Est¨¢ usted cercano a la ciencia.

R. El f¨ªsico tiene conciencia del l¨ªmite, por eso es un matem¨¢tico. Pero el poeta tambi¨¦n. Niels Bohr dice que vivimos colgados del lenguaje. Tambi¨¦n me interesa Hawking. Y la vieja cosa de Heisenberg. O aquello que se le atribuye a Her¨¢clito: ambig¨¹edad, aproximaci¨®n, nada m¨¢s.

P. ?El poeta es el guardi¨¢n del mito?

R. Claro. ?C¨®mo se llama... el muchacho que dirige Cuba?

P. Admirable per¨ªfrasis. Fidel Castro.

R. Pues ¨¦l no es mito. ?Y por qu¨¦ Guevara es mito? Porque naci¨® mito. Uno nace mito. Eso me consta. Yo me siento mito. [R¨ªe] ?Sabe por qu¨¦? Por esa dimensi¨®n de hacer y contemplar al mismo tiempo. Soy de la raza fundacional, por eso adoro a los espa?oles, que se atrevieron con el mundo.

P. Es usted muy cr¨ªtico con la poes¨ªa concebida como mercader¨ªa.

R. Este librito se titula Del ocio sagrado porque ocio implica visi¨®n. Es el sosiego que se alcanza cuando se llega, cuando uno es capaz de abstenerse de la trampa de la alabanza, del negocio, del ¨¦xito. Esos abusos son una falsificaci¨®n pavorosa. Es muy pesado escribir, si uno se pone a pensarlo. Pero hay que cumplirlo. Y, si te dan el don, ?c¨®mo lo haces?