El callej¨®n venezolano
Venezuela se ha metido en un callej¨®n que se estrecha peligrosamente y del que necesita salir con urgencia. Pero la salida puede determinar el futuro de la propia democracia venezolana. Ha de ser a trav¨¦s de un proceso democr¨¢tico, en las urnas. La oposici¨®n ha paralizado el pa¨ªs desde hace m¨¢s de un mes con la huelga y las manifestaciones, especialmente despu¨¦s de que se sumara al paro el eslab¨®n d¨¦bil del r¨¦gimen chavista, la empresa nacional Petr¨®leos de Venezuela (PDVSA), que aporta al Estado la mitad de los ingresos p¨²blicos. Probablemente Hugo Ch¨¢vez, que lleg¨® al poder cabalgando sobre denuncias de corrupci¨®n y que ha acabado ampar¨¢ndola, no pensaba que la protesta llegar¨ªa tan lejos. Ni cre¨ªa la oposici¨®n, carente de un liderazgo s¨®lido, que Ch¨¢vez resistir¨ªa tanto, ni que intentar¨ªa presentar la huelga general como un cierre patronal, cuando Venezuela no est¨¢ viviendo un enfrentamiento entre clases sociales, sino entre concepciones pol¨ªticas.
La clave de que el enfrentamiento civil no haya degenerado a¨²n m¨¢s la han tenido, y la tienen, los militares, que hasta ahora han rehusado involucrarse en un golpe de Estado. Por razones opuestas, Ch¨¢vez y una parte de la oposici¨®n posiblemente lo desear¨ªan. El presidente ha hecho gestos para incitarlo y poder as¨ª replicar. Pero en democracia el poder no se utiliza sacando tropas a la calle, sino evitando sacarlas. El centenar largo de militares que se han declarado en rebeld¨ªa en la plaza de Altamira de Caracas han arriesgado su libertad -como demuestra el encarcelamiento del general Carlos Alfonso Mart¨ªnez- para expresar su protesta contra el r¨¦gimen chavista, pero a la vez han abogado por una salida democr¨¢tica.
?sta podr¨ªa ser la convocatoria de elecciones anticipadas, o de un refer¨¦ndum consultivo sobre la gesti¨®n de Ch¨¢vez, como posibilita la Constituci¨®n. Esperar al refrendo revocatorio a mitad de mandato, f¨®rmula contemplada por la Constituci¨®n bolivariana, podr¨ªa agravar la actual tensi¨®n. De entrada, no est¨¢ claro que esa cita pudiera celebrarse en agosto, dado que el mandato del presidente alcanza hasta febrero de 2007, seg¨²n resoluci¨®n del Tribunal Supremo. Para revocarlo, los votos contrarios deber¨ªan superar a los que Ch¨¢vez consigui¨® en la elecci¨®n presidencial. De ah¨ª que la oposici¨®n prefiera eludir este procedimiento y proponga para febrero un refer¨¦ndum consultivo, aceptado por todos los actores del conflicto.
Debidamente supervisado por la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), esta consulta podr¨ªa ser, en las circunstancias an¨®malas que vive Venezuela, un term¨®metro para medir si Ch¨¢vez sigue o no contando con el apoyo popular que dice tener. Los renovados esfuerzos de la mediaci¨®n internacional que dirige el secretario general de la OEA, C¨¦sar Gaviria, a los que deber¨ªan sumarse otros, han de encaminarse hacia un pacto para que vuelvan a hablar las urnas.
De no encontrar la salida, la factura ser¨¢ elevada no s¨®lo para Venezuela y sus ciudadanos, sino tambi¨¦n para EE UU, que se hab¨ªa despreocupado de esta parte de las Am¨¦ricas, y para el resto del mundo. Si el quinto productor mundial de petr¨®leo no recupera su producci¨®n -para lo que tardar¨¢ bastante m¨¢s de los 45 d¨ªas prometidos por Ch¨¢vez-, y a ello se suma la incertidumbre de una guerra cada vez m¨¢s probable contra Irak, todas las econom¨ªas pueden sufrir con un aumento incontrolado del precio del petr¨®leo. Las consecuencias de la crisis venezolana no son s¨®lo para Venezuela.
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