El largo declive de la hero¨ªna
La droga ya no se inyecta, se fuma, y muy pocos j¨®venes comienzan a consumirla
La hero¨ªna no est¨¢ muerta, pero tampoco tiene la fuerza de finales de los ochenta, cuando saltaba de vena en vena entre los j¨®venes. Ya no mata tanto, ya no se incorporan decenas de adolescentes cada d¨ªa y ya no es la v¨ªa principal de transmisi¨®n del sida. Se consume menos y, sobre todo, se fuma. Se la pinchan los que sobrevivieron y no pudieron dejarlo. Muchos pasan de los 40 a?os. La coca¨ªna, a menudo inyectada con hero¨ªna, es ahora la droga que manda.
Esta es, entre otras, la historia de Jes¨²s Vicente, que ejemplifica el cambio en el consumo de hero¨ªna. Jes¨²s Vicente tiene 30 a?os y es el superviviente de una generaci¨®n perdida tras las rejas o bajo tierra. Jes¨²s Vicente empez¨® a pincharse hero¨ªna con 14 a?os. Corr¨ªa 1986. La epidemia estaba en su c¨¦nit, seg¨²n los expertos. "Robaba, me met¨ªa de todo, compart¨ªa jeringuillas que llenaba con agua del suelo, ca¨ª preso, pegaba a mi familia...", rememora ahora con determinaci¨®n, tras ocho a?os libre del caballo.
Hay menos demanda de tratamiento, menos muertes por sobredosis y menos urgencias
"Lo que queda es el 'rebujito': coca¨ªna inyectada con hero¨ªna", afirma Jos¨¦ Chamizo
?l ha elegido contarlo. Sobre todo a "los chavales". Los chavales son los politoxic¨®manos (decir heroin¨®mano es poco) a los que atiende en Las Barranquillas (el mayor supermecado de droga de Madrid), con la ONG Univer-sida. ?stos, gracias a los programas de reparto de jeringuillas e informaci¨®n sobre los riesgos ya no comparten jeringuillas y muchos han pasado por un programa de metadona. Pocos tienen menos de 30 a?os, y alguno, m¨¢s de 60.Es dif¨ªcil establecer una cifra de heroin¨®manos. En la ¨²ltima Encuesta Domicialiaria del Plan Nacional sobre Drogas (PND), el 0,1% de la poblaci¨®n de entre 15 y 64 a?os declar¨® haber consumido la droga en el ¨²ltimo a?o. El porcentaje en 1997 en la misma encuesta ascend¨ªa al 0,2% y en 1995, el 0,5%. Pero la encuesta tiene pegas. "Hay una tendencia a la baja, pero el problema de hacer una encuesta por las casas, es que uno no se encuentra a los que est¨¢n en los poblados y salen porcentajes tan bajos sobre la poblaci¨®n que el margen de error es muy grande. Es dif¨ªcil hacer un estudio sin sesgo", asegura Emiliano Mart¨ªn, subdirector del PND.
Aun a falta de datos totales, los distintos indicadores se?alan un descenso desde pricipios de los noventa. Uno es la gente que solicita entrar en tratamiento, de metadona, o sin drogas. En 2000, 34.563 personas entraron en tratamiento. De ellos, s¨®lo 8.151 iban por primera vez. El resto hab¨ªa fracasado antes. "Estos tratamientos son para mucha gente como una puerta circular: ahora est¨¢s dentro y ahora fuera de la droga, pero siempre girando", relata Mart¨ªn. Por eso es mejor la cifra de los tratados por primera vez, que desciende ininterrumpidamente desde 1992. "Probablemente empez¨® a bajar antes, porque pasa un tiempo desde que baja el consumo hasta que aumenta el tratamiento. Adem¨¢s al principio los tratamientos no llegaban a todo el mundo". Tambi¨¦n disminuyen los casos de transmisi¨®n de sida por jeringuillas, que han pasado de 5.000 en 1994 a 765 en 2001; las urgencias hospitalarias por hero¨ªna supusieron en 2000 el 40,5% del total de las urgencias por drogas (menos que las de la coca¨ªna) y en 1996 eran el 61,4%; la edad de los que solicitan tartamiento aumenta desde 1988, y las muertes por sobredosis disminuyen desde 1996.
El gerente de la Agencia Antidroga de Madrid, Jos¨¦ Manuel Torrecilla, asegura que ahora se incorporan muy pocos j¨®venes a la hero¨ªna. Seg¨²n las encuestas, prefieren el ¨¦xtasis, el cannabis y la coca¨ªna: "Hay una poblaci¨®n estable y muy marginal que contin¨²a con ella", afirma. Son "los chavales" de Jes¨²s Vicente.
El Defensor del Pueblo Andaluz, Jos¨¦ Chamizo, que luch¨® en los ochenta contra las mafias de la droga, asegura que la bajada no se debe a la prevenci¨®n de los Gobiernos: "Ha funcionado el boca a boca, la lucha de las madres, haber visto los efectos de la hero¨ªna por las calles, el miedo al sida...".
Tanto ha cambiado el patr¨®n que, seg¨²n Chamizo, el ensayo cl¨ªnico de Andaluc¨ªa para dispensar hero¨ªna tiene problemas para encontrar a gente que se inyecte. "Ahora la droga se fuma, en chinos", afirma. Si en 1991 el 50,3% de quienes ped¨ªan tratamiento tomaban la hero¨ªna inyectada, en 2000, s¨®lo lo hac¨ªa el 17,7%. El resto, chinos: la hero¨ªna se pone sobre un papel de aluminio, se calienta por debajo con un mechero y se aspira con un canuto. Se absorbe por los pulmones y es m¨¢s suave que inyectada. Jes¨²s Vicente recuerda aquel d¨ªa de finales de los ochenta en que le ofrecieron por primera vez hero¨ªna para un chino. "Pero esto c¨®mo se va a fumar, si toda la vida se ha pinchado', dije. Pero lo probaba todo", cuenta.
Chamizo afirma que no es que haya poca hero¨ªna, es que "hay mucha menos" y que queda "mucho rebujito". Rebujito es el nombre que se da en Andaluc¨ªa a la mezcla de fino y gaseosa. Pero tambi¨¦n al speedball: 80% de coca¨ªna y 20% de hero¨ªna. Un pelotazo de estimulante y tranquilizante. "La hero¨ªna sirve para atenuar la bajada de la coca", afirma I?aki Arrieta, coordinador de la narcosala de Las Barranquillas.
All¨ª se llama caf¨¦ con leche y es m¨¢s frecuente que la hero¨ªna sola. Es lo que consumen la mayor¨ªa de los yonkis que se acercan a la furgoneta de la Univer-sida, aparcada junto a las chabolas donde se vende. Cambian jeringuillas y se llevan papel de aluminio y ¨¢cido c¨ªtrico para disolver la hero¨ªna. "Antes usaban lim¨®n, pero muchos cog¨ªan hongos", explica Anabel, de Univer-sida. Como Jes¨²s Vicente, Anabel conoce a muchos de los que por all¨ª pasan. Est¨¢n demacrados y aparentan m¨¢s edad de la que dicen tener. Los antirretrovirales y la reducci¨®n del da?o les han alargado la vida, pero est¨¢n machacados. Algunos necesitan unas jeringuillas especiales para pincharse en el cuello. No les quedan venas. Se pinchan a tres metros de la furgoneta. Aqu¨ª, esnifar la coca¨ªna se considera un desperdicio.
El 69,5% de los tratados por hero¨ªna reconoce tomar coca¨ªna. Cuestan lo mismo: seis euros la dosis. Un heroin¨®mano se puede llegar a pinchar diez veces al d¨ªa y un cocain¨®mano, hasta 20. Hace diez, quince a?os la hero¨ªna era m¨¢s cara. Hab¨ªa m¨¢s demanda y m¨¢s atracos para pagarla. Ahora muchos se ganan la dosis recogiendo las jeringuillas usadas del suelo y las cambian para vender las nuevas por la noche, cuando no est¨¢n las ONGs. Tambi¨¦n est¨¢n los maquinistas, que saben pinchar y cobran a otros adictos por ayudarles con un chute; los kunderos, que tienen una furgoneta y llevan a Las Barranquillas a otros yonkis a cambio de una dosis. Son, tal vez, los pen¨²ltimos de una epidemia. Tal vez porque nadie descarta que la hero¨ªna pueda rebrotar. Los expertos esperan que la pr¨®xima generaci¨®n no olvide y no recaiga en los estragos del caballo.
Clase alta, clase baja
Carlos ?lvarez Rada, de la Agencia Antidroga de Madrid, explica que la hero¨ªna lleg¨® a Espa?a a mitad de los a?os setenta a trav¨¦s de "estudiantes que fueron expulsados del Reino Unido". No eran, pues, grupos marginales. "Hasta principios de los ochenta, los que se inyectaban hero¨ªna eran intelectuales y gente de clase alta", afirma este psiquiatra que trabaja desde hace m¨¢s de 30 a?os en temas de drogas. Las muertes por sobredosis de m¨²sicos de los ochenta han coleado hasta nuestros d¨ªas. Enrique Urquijo, fundador de Los Secretos, falleci¨® en 1999 por una sobredosis. No era el ¨²nico.De esa forma empiezan todas las drogas: por la clase alta. Despu¨¦s se abaratan, se popularizan y se las quedan los m¨¢s pobres. La clase adinerada la abandona. Es lo que, vaticina Torrecilla, ocurrir¨¢ con la coca¨ªna: "Era la droga del ¨¦xito, del ejecutivo y de los escritores, pero ahora es lo que m¨¢s se vende en Las Barranquillas". ?ste asegura tambi¨¦n que el aumento de la coca¨ªna cambiar¨¢ los delitos relacionados con las drogas. "Los robos han disminuido porque la hero¨ªna es m¨¢s barata y el heroin¨®mano roba cuando est¨¢ con el mono para pagar la siguiente dosis. Con la coca¨ªna aumentar¨¢n las agresiones de noche, las peleas, pero no por dinero, sino porque la coca¨ªna aumenta la agresividad".
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